«Cada sala de exposición era un hogar vacío que esperaba el regreso de sus habitantes fantasmales.O quizá los habitantes nunca se habían marchado, sino que se escondían para observar a los intrusos atravesar sus moradas».
«Cada sala de exposición era un hogar vacío que esperaba el regreso de sus habitantes fantasmales.O quizá los habitantes nunca se habían marchado, sino que se escondían para observar a los intrusos atravesar sus moradas».
«Al explotar, el tiempo no tiende a crear bolas de fuego emocionantes, y la mayoría de los escombros del laboratorio Winston salieron despedidos por los aires a una velocidad que hacía que hasta los caracoles parecieran rápidos».
«Así que te preguntas cómo se sentiría el dispararle a una persona. Y tortilleras, que las jodan, de todas formas apenas son seres humanos. Nunca van a tener hijos, ¿no? ¿Quién va a echarlas de menos?»
«Tidepool parecía el tipo de sitio al que la gente iba a morir, no a vivir».
«Tiempo atrás, ella había estado destinada a ser mucho más.No podía ser aquello para lo que había sido educada. Pero tal vez, solo tal vez, podría permitirse querer un poco más que lo que tenía. Solo un poco».
«No iba a volver a ocurrir. El mundo de los muertos no se abriría paso de nuevo en el mío; había dejado todo eso atrás hacía años».
«No quiero estar aquí, en este baño con mi familia. No quiero estar atrapada escuchándolos discutir cada par de minutos sobre cosas sin importancia. No es mi culpa que sean infelices. No les pedí que se casaran. No les dije que tuvieran hijos».
«Solo sabían que el desierto y ellos eran una sola cosa y que su señora, la soberana de todos los yinns, se había asegurado de que siguiese siendo así… hasta que sus pies de humo dejaron de ser los únicos que hollaron esas dunas».
«Procedía de muy lejos al sur, más allá de Algalanda, donde las historias de las Tierras Altas son solo eso: historias, viejos rumores de las lejanas tierras del norte, donde vivían brujos malvados en montañas heladas y hacían cosas imposibles».
«Las mujeres rara vez son recordadas una vez que yacen bajo tierra; de hecho, muchas pasan desapercibidas cuando todavía la pisan».
«No creía ni remotamente que Ayt Mada fuera a abandonar su objetivo de matarlos a él y a toda su familia, destruir Sin Cumbre y hacerse con el control incuestionable de todo el suministro de jade del país. Las deudas de sangre no se borraban con comunicados de prensa».
«Podía haber adoptado un avatar pequeño y tranquilizador… Pero ella había vivido una guerra, un levantamiento y una hambruna, y no estaba dispuesta a seguir haciéndose de menos para evitar lastimar sentimientos ajenos».
«Vivía con Camila, Palamedes y Pyrrha en el trigésimo piso de un edificio en el que casi todos eran infelices, en una ciudad en la que casi todos eran infelices y en un mundo en el que todos decían que podrían escapar de los zombis, pero no para siempre».
«Mi hermana desapareció la mañana en la que yo decidí odiarla. Ese día, lo único diferente era la niebla que se arrastraba sobre los tejados».
«Sin duda, ningún hombre crecía con la esperanza de convertirse en aviador, y odiaba tener que pedir a sus oficiales que afrontaran ese destino».
«—Los monstruos no se parecen a nada en especial, doux-doux. Esa es la cuestión. Ese es el problema».
«Abby no creía que el abuelo fuera a matar a Martha a propósito, pero cada vez le preocupaba más que fuera tan descuidado como para matarla por accidente».
«Creo que tenéis un refrán que dice: “Más vale demonio conocido que demonio por conocer”, o algo por el estilo, así que permitidme que me presente: soy el Demonio. O, al menos, soy su apoderado y representante debidamente acreditado».
«Esas personas de la otra habitación, al menos en su mayoría, no tienen ni idea. Hay un mundo oculto a nuestro alrededor y, sin embargo, permanecen dormidos».
«Aquello era lo que la mayoría de la gente no comprendía. La magia aborrecía la falta de equilibrio. Y siempre exigía un precio».
«Las reglas sociales que el resto de las personas adquirían de manera “instintiva” y sin ninguna dificultad, yo tenía que estudiármelas de memoria una por una».
«Al clarear la noche más sombría de mi infancia percibí a Édani Olban… Desde aquella noche, escribir sobre ella y su mundo se convirtió en huida y terapia. Aquella niña exacta a mí vivía una vida más emocionante que la mía».
«Tenía en mi habitación dos bandanas capaces de borrar y grabar recuerdos y, en algún momento de los siguientes veinticinco años, tenía que inventarlas».
«¿De cuántas formas puedes matar a una chica? Demasiadas para contarlas, supongo, pero al final el cómo da igual. Porque en una zona rural repleta de monstruos, no hay tiempo para llorar a las que son como yo».
«Antes era una chica. Ahora soy cientos. Los muertos me despiertan con susurros y permanecen conmigo mientras sueño».
«Ninguna corona es tan estable como para que un cuchillo en la oscuridad no pueda tumbarla».
«Digamos que nací. Intentó mantener en secreto mi nacimiento todo lo posible, pero había sirvientes y la gente empezó a hablar de lo extraña que era la esposa del escultor y cómo semejante belleza únicamente podía proceder de los dioses».
«En el fango negro del lecho del arroyo había un maniquí blanco, en bolas, un Ken gigante que tendía hacia el cielo el único brazo que conservaba unido a su cuerpo».
«Yo no soy ninguna heroína. Soy, más bien, el último recurso, la táctica de la tierra quemada. Soy esa persona a la que se contrata cuando los héroes han vuelto a casa en una bolsa para cadáveres».
Los fans de Alix E. Harlow estamos de enhorabuena, gracias a Roca Editorial pronto podremos leer en español su última novela. La autora de Las diez mil puertas de Enero y de Las brujas del ayer y del mañana regresará a las librerías el próximo 10 de noviembre con La rueca resquebrajada, una reinvención feminista de La bella durmiente.
«La tierra se ha fracturado y algo que estaba oculto hace mucho tiempo se derrama en todas las direcciones».
«Nada asqueaba más a un taumaturgo que una bruja. ¡Féminas descaradas, insolentes y entrometidas que se atrevían a despreciar a la Sociedad por prohibirles la magia a las mujeres y que engañaban al vulgo con sus pociones y sortilegios!».
Ya saben lo mucho que disfruté de Gótico (Mi reseña) y las ganas que tengo de volver a leer a Silvia Moreno-García. Así que hoy les traigo una noticia que les alegrará el día. Apunten en sus agendas: el próximo 26 de octubre la editorial Minotauro publicará Dioses de jade y sombra. Una novela de fantasía inspirada en la cultura maya.
El dios de la muerte maya incitará a una mujer joven a iniciar un oscuro y tortuoso viaje que le cambiará la vida en este original relato que bebe de los cuentos de hadas y el folklore mexicano.
«Soy la bruja que tiene que esperar. La que tiene que ver morir a todas las demás primero».
«A día de hoy, las naciones se articulan alrededor de estados santuario y de estaciones espaciales en la órbita terrestre. Sin olvidar la todavía incipiente colonia en Marte. El resto es tierra de nadie, un lugar donde, dicen, resulta más sencillo matar que sobrevivir».
«Ha vuelto. No me hace falta verla para saberlo. El eco de sus carcajadas me llega por el hueco de la escalera, y oigo sus golpes en las puertas del pasillo mientras lo recorre de camino a su antigua habitación. Es oírlos y quedarme paralizada. Del miedo me entran escalofríos».
«¿Dónde está Evelyn? Ah, ya me acuerdo. Nos quitó los ojos».
«Los habitantes de la humilde pedanía de San Nicolás conocían el sufrimiento de primera mano, habían sentido en sus propias carnes el mordisco del hambre voraz y el azote del frío, pero habían logrado resistir y reponerse de los golpes de la vida».