Ya saben lo mucho que disfruté leyendo El demonio de Próspero, de K. J. Parker (el pseudónimo del escritor Tom Holtl) en el que descubrimos la historia de un exorcista de moral dudosa que se encargaba de ir expulsando demonios en un mundo de inspiración renacentista. Hoy quiero recomendarles el segundo libro ambientado en ese universo: Infiltrado. Una novela independiente que, a diferencia de la primera entrega, está protagonizado por un demonio. Un ser de lo más particular y divertido.
«Creo que tenéis un refrán que dice: “Más vale demonio conocido que demonio por conocer”, o algo por el estilo, así que permitidme que me presente: soy el Demonio. O, al menos, soy su apoderado y representante debidamente acreditado».
Nuestro narrador es un demonio que luego de ser clasificado como «frágil» se encuentra realizando un trabajo menor dentro de un monasterio. El título oficial de su tarea es algo así como «observancia litúrgica». Pero en la práctica se puede traducir como molestar a los monjes que se encuentran realizando sus oraciones para que cometan errores y sus rezos pierdan así su eficacia. Una tarea altamente complicada ya que los religiosos son expertos a los que no es muy fácil tentar. Y menos si se sigue el manual.
Pero la tranquila existencia de nuestro demonio protagonista se ve alterada cuando le encargan una nueva misión: debe viajar al lejano reino de Antecira para lograr que un duque que está haciendo peligrar el gran Plan que rige el destino de la humanidad sea controlado. El problema es que para hacerlo debe convertirse en el ayudante de su peor enemigo, un exorcista que disfruta torturándolo y causándole dolor. Porque en ese mundo, a pesar de que los demonios son inmortales pueden sufrir dolor y eso es lo que hace que los exorcistas los puedan expulsar de los cuerpos humanos.
«Estamos nosotros y están ellos. A estas alturas ya sabéis quiénes somos nosotros. Ellos son nuestros adversarios… No los llaméis exorcistas. No les gusta y, por lo general, no son el tipo de persona al que os conviene enfadar».
Aunque el odio que siente el exorcista por este demonio en particular se puede decir que está justificado. Resulta que nuestro protagonista poseyó su cuerpo cuando era un bebé, sin saber que el humano al que le habían asignado poseer y moldear según el gran Plan era el de un exorcista. Así que tras años de convivencia forzada su relación es muy tensa y termina en cada nuevo encuentro con el cuerpo «metafórico» del demonio «metafóricamente» destrozado.
Son ciento veinticinco páginas en las que no podemos parar de reír con las ocurrencias y el humor un tanto perverso de nuestro narrador. Uno que se encarga de dejarnos muy claro que, si bien nadie quiere tener un demonio en su cabeza y que la posesión es lo peor que le puede pasar a cualquier humano, los demonios son solo otra parte del delicado juego en el que está inmersa la humanidad. Una pieza más creada desde el inicio porque tienen que cumplir un fin. Aunque su postura en particular sobre el gran Plan que existe para el universo es un poco diferente a la de sus compañeros. Pero la razón de su escepticismo la deben descubrir ustedes al leer. Al igual que en el libro anterior la excelente traducción es de María Pilar San Román.
«Estamos fervorosamente comprometidos con la libertad de expresión. Nosotros no quemamos libros. Solo a quienes los escriben».
Demonios, exorcistas, monjes, duques, conspiraciones, planes… Infiltrado, de K. J. Parker es una novela corta divertidísima que nos presenta a un protagonista que, a pesar de ser un demonio, logra cautivarnos. Disfruté muchísimo de los dos libros, me parece todo un logro que con dos historias breves el autor pueda presentarnos un mundo tan original y a dos protagonistas tan opuestos como ocurrentes. Nunca el enfrentamiento entre el bien y el mal fue tan entretenido. Si están buscando novelas cortas llenas de oscuridad y humor tienen que darle una oportunidad.
¿Han leído Infiltrado? ¿Les llama la atención?
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