Ya saben lo mucho que disfruté leyendo El demonio de Próspero, de K. J. Parker (el pseudónimo del escritor Tom Holtl) en el que descubrimos la historia de un exorcista de moral dudosa que se encargaba de ir expulsando demonios en un mundo de inspiración renacentista. Hoy quiero recomendarles el segundo libro ambientado en ese universo: Infiltrado. Una novela independiente que, a diferencia de la primera entrega, está protagonizado por un demonio. Un ser de lo más particular y divertido.
«Creo que tenéis un refrán que dice: “Más vale demonio conocido que demonio por conocer”, o algo por el estilo, así que permitidme que me presente: soy el Demonio. O, al menos, soy su apoderado y representante debidamente acreditado».
Nuestro narrador es un demonio que luego de ser clasificado como «frágil» se encuentra realizando un trabajo menor dentro de un monasterio. El título oficial de su tarea es algo así como «observancia litúrgica». Pero en la práctica se puede traducir como molestar a los monjes que se encuentran realizando sus oraciones para que cometan errores y sus rezos pierdan así su eficacia. Una tarea altamente complicada ya que los religiosos son expertos a los que no es muy fácil tentar. Y menos si se sigue el manual.