Imagina sobrevivir por casualidad al fin del mundo solo para descubrir que ahora debes luchar por tu vida en una mazmorra. Ser un tío normal y corriente que salió en medio de una terrible ola de frío para rescatar a la gata de tu exnovia y que vio cómo todas las estructuras terrestres que estaban a su alrededor fueron destruidas en un segundo. Descubrir que si quieres mantenerte con vida debes entrar a una mazmorra subterránea que han creado los extraterrestres y enfrentarte a todo tipo de peligros. Porque los enemigos y las pruebas que deberás superar forman parte de un programa de entretenimiento intergaláctico en el que, mientras más desgracias te sucedan, más espectadores tendrás. Hoy quiero recomendarles Carl el Mazmorrero, de Matt Dinniman, la primera entrega de una divertidísima serie de novelas que funciona como mezcla perfecta de Dragones y mazmorras y Los juegos del hambre.
«La transformación tuvo lugar sobre las dos y veintitrés de la mañana, hora estándar del Pacífico. Hasta donde yo sé, todos los que se encontraban en el interior de algo murieron al instante. Tener un techo de cualquier tipo sobre ti, significó una muerte segura».
El libro nos cuenta la historia de Carl, un ex guardia costero de veintisiete años de Seattle que, en el momento en el que empieza la narración, se dedicaba a reparar sistemas eléctricos de yates. Toda su existencia se vuelve un caos cuando sobrevive por casualidad al fin del mundo. Ya que, en un segundo, los extraterrestres borraron de la superficie terrestre cualquier rastro de todas las estructuras creadas por los humanos. Aniquilando al instante a cualquiera que se encontrara en el interior de algo: ya fuesen edificios, coches, aviones, trenes o el metro. Incluso los que se hallaban en tiendas de campaña o bajo cajas de cartón perecieron en un parpadeo.