¿Qué ocurriría si formas parte de un grupo de punks que quiere dejar su huella en la escena underground de Valencia en los años ochenta, pero te das cuenta de que la noche esconde mucho más de lo que aparenta? ¿Qué pasaría si la que debería ser tu gran oportunidad para presentar tu música al mundo se transforma en una lucha con seres salidos directamente de las historias más aterradoras? Hoy quiero hablarles de After Punk, de Alfredo Álamo, una novela corta que, además de un tributo a la música de los ochenta, es también una celebración de todos los mitos que pueblan las calles de Valencia.
«Las viejas tradiciones, las que nacen de los deseos primarios, siempre están a un paso de recuperarse, son enfermedades de la memoria que nunca desaparecen del todo por mucha capa de cristianismo y modernidad que se les ponga encima».
En esta novela coral, el primer personaje que conocemos es el enigmático (y aterrador) Juan Larva. Él es un sargento que trabaja en el turno de noche de la comisaría 26. Un policía corrupto que se queja de la caída del franquismo y el tipo de persona que despierta el terror incluso entre sus compañeros de trabajo. Pero Larva es también mucho más, es un ser antiguo que ha hecho de las noches valencianas su hogar. Y hará todo lo que esté en su poder para mantener el dominio de lo que él considera su territorio. Así que cuando una nueva droga hace aparición en los locales de la ciudad, el comisario empezará a investigar quién está detrás porque no es un alucinógeno cualquiera, es algo que podría despertar viejas tradiciones que es mejor que no vuelvan nunca.












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