Hemos visto y leído infinidad de historias sobre terribles robots descontrolados que se convierten en despiadadas máquinas de matar, pero ¿y si esa no fuera la única alternativa? ¿Qué pasaría si decidieran no cometer asesinatos? ¿Si solo quisieran que los dejaran tranquilos para dedicarse a ver series, películas o leer? ¿Si tratasen de recordar su pasado con el objetivo de encontrar su lugar en el universo? Bajo esa interesantísima premisa, Martha Wells creó la multipremiada serie Los diarios de Matabot, y hoy para seguir con el #LeoAutorasOct quiero recomendarles a todos su segunda entrega: Condición artificial, que acaba de ser reeditada por la editorial Hidra con una nueva traducción de Carlos Loscertales.
«Ya os habréis dado cuenta de que, para ser un matabot aterrador, la cago bastante».
Si aún no han leído Sistemas críticos, la novela corta ganadora de los premios Hugo, Nebula y Locus con la que inician Los diarios de Matabot, mi recomendación es que no continúen leyendo esta entrada porque, aunque no contiene spoilers de Condición artificial, sí que puede desvelarles detalles de la primera entrega que es mejor que descubran al leer. Pueden visitar mi reseña aquí antes de ir corriendo a su librería más cercana y descubrir por ustedes mismos la increíble historia de Matabot.
Condición artificial comienza poco tiempo después de los sucesos narrados al final de Sistemas críticos y nos reencontraremos con Matabot, ese constructo maquina y humano que logra hackear su propio módulo de control y solo quiere que lo dejen tranquilo para mirar series en los canales de entretenimiento y al que únicamente le gustan los humanos en la ficción. Ahora que goza de cierta libertad, quiere hallar respuestas a las lagunas que tiene de su propio y violento pasado antes de seguir avanzando a fin de encontrar su lugar en el universo.
«Ahora tenía un plan. O lo tendría, cuando obtuviera la respuesta a una pregunta importante».
Con el objetivo de descubrir qué ocurrió realmente en esa matanza en la que en teoría participó, esa de la que tiene solo recuerdos confusos y que le hizo adoptar el nombre de Matabot cuando logró hacerse con el control de su propio sistema, primero debe encontrar y viajar al planeta en el que todo ocurrió. Pero la nave que elige para llegar hasta allí le hace establecer una extraña relación con un Transporte de Investigación llamado TIG que terminará por convertirse en un aliado de lo más particular, aunque por momentos aterrador. Por cierto, no les diré qué significa la G del nombre de nuestra nave; tienen que descubrirlo por ustedes mismos.
(Ilustración de Jaime Jones para la cubierta del libro)
Sin embargo, encontrar respuestas no será nada fácil. No solo porque la mina donde murieron los humanos parece haber sido borrada del mapa, sino que además, sin pretenderlo, nuestro constructo se verá obligado a tener a un nuevo grupo de humanos bajo su protección. Cumplir con esta misión secundaria de seguridad para un grupo de investigadores es lo que le permitirá acercarse más a esas respuestas que tanto ansía antes de que pueda decidir qué quiere hacer con su recién adquirida independencia.
«Claro que sí, el transporbot gigantesco iba a ayudar a la SegUnidad constructa a hacerse pasar por un humano. Todo iba a salir genial».
Los elementos que me habían gustado de la primera entrega —la ironía y el humor de la SegUnidad, los secretos, las conspiraciones y las mentiras— están aquí de nuevo y mucho más. Es un verdadero placer leer a Martha Wells y descubrir a sus personajes tan complejos y llenos de matices. TIG llega para robarse un poco nuestro corazón y disputarse con Matabot el puesto de personaje favorito del libro. No puedo resumir lo mucho que me reí con las interacciones de ese par en esta relectura.
Planetas por explorar, misiones, secretos, identidad, mentiras… Condición artificial, de Martha Wells, es una novela corta repleta de acción y misterios, de humor e ironía. A la vez, trata temas como la importancia de la representación en la ficción, los efectos de la depresión y la ansiedad social, o lo duro que es sentirse perdido y no encontrar tu lugar en el mundo. Después de haber visto la adaptación de Apple TV, me era imposible no imaginar a Alexander Skarsgård como mi querido constructo mientras leía. Estoy deseando que llegue noviembre para leer Protocolo rebelde y descubrir qué nuevas aventuras le esperan a nuestro protagonista. ¡Si aún no conocen Los diarios de Matabot, se están perdiendo una de las series más imaginativas y divertidas de la ciencia ficción actual!
¿Han leído Condición artificial? ¿Les llama la atención?
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