¿Qué significaba nacer como esclava en Nueva Orleans antes de la Guerra de Secesión? ¿Cómo sería tu vida si no fueses más que otra de las hijas ilegítimas que tenía el dueño de una plantación? ¿Qué significa ser una propiedad sobre la que otros deciden absolutamente todo? ¿Y si tuvieses magia pero tienes que ocultarla por tu propia seguridad? Hoy quiero hablarles de Cadenas invisibles, de Michelle Renee Lane, una novela llena de historia, magia, amor y monstruos.
«La vida no es un cuento de hadas. Mi historia no trata de un príncipe que rescata a una princesa, y no hay un “felices para siempre”. Aquí no hay lugar para duendes, trolls ni dragones, pero sí para muchos otros monstruos».
Esta es la historia de Jacqueline, una jovencita criolla nacida como esclava en una plantación de algodón en el sur de Estados Unidos antes de la Guerra de Secesión. Una de las hijas ilegítimas del dueño junto a una esclava. Una niña a la que le tocó crecer para ser la sirvienta de la hija oficial del patrón: Lottie. Pero no por evitar los campos de algodón su vida fue fácil. En la casa no es más que otra esclava, una simple propiedad. Y Lottie, la joven junto a la que creció, no solo es cruel y vengativa. Es la clase de persona que es imposible no odiar y de las que aprovecha cualquier ocasión para lastimar a nuestra protagonista de todas las maneras posibles.
Jacqueline, cuya madre es la comadrona del lugar y había nacido libre pero luego fue capturada y vendida como esclava, crece sabiendo que tiene un don. Uno que debe mantener oculto por su propia seguridad. Porque nada es más peligroso que ser una esclava que destaque por ser diferente, por ser lista, por leer o, como en su caso, por practicar el vudú. Desde los primeros capítulos, Michelle Renee Lane se encarga de retratar la esclavitud con toda su crueldad y horror. De mostrarnos las diferentes agresiones que sufre nuestra protagonista por su condición de propiedad siempre a merced de los deseos de sus amos. Las constantes humillaciones y el terror, el miedo a las represalias, la imposibilidad de pensar en escapar porque las consecuencias son espantosas.
«A les blacs les gustaban las mentiras. Las mentiras les hacían sentirse mejor consigo mismos y les permitían perdonar todas las maldades que se hacían entre ellos y a sus esclavos».
La vida de Jacqueline cambia cuando luego de la boda de Lottie se muda junto a ella y su cruel marido a Nueva Orleans. En ese nuevo hogar conocerá al misterioso Sr. Velázquez. Un hombre que ella siempre había visto en sueños y que es mucho más de lo que aparenta. Junto a él, deberá huir y descubrir parte de los oscuros secretos que oculta. Aunque no será ni por asomo el único ser sobrenatural que entrará en su vida mientras trata de escapar de los cazadores de esclavos a través del Ferrocarril Subterráneo. Hombres lobos, circos ambulantes llenos de rarezas, hechiceros poderosos y mucho más. Nada será fácil para esa joven esclava que está tratando de mantenerse con vida en un mundo que la odia y la desprecia por su color de piel. Que no la considera ni humana.
Como siempre, la cuidada edición de Dilatando Mentes está llena de detalles e ilustraciones y cuenta con la maravillosa traducción de José Ángel de Dios, así como de una llamativa cubierta obra de Raúl Ruiz. Si les gustó el retrato de la esclavitud que hace la grandísima Octavia E. Butler en Parentesco (mi reseña) es buena idea que le den también una oportunidad a Michelle Renee Lane, que cambia los viajes en el tiempo de la primera por monstruos aterradores para hablar de ese periodo tan oscuro de la historia reciente.
«Su voz de nuevo invadió mi mente, provocando que todo mi cuerpo se estremeciera. pero era el tipo de escalofrío que se produce cuando te cuentan una buena historia de fantasmas. Te emocionas ante la promesa de pasar miedo».
Esclavitud, magia, crueldad, vampiros, hombres lobos, amor y corazones rotos… Cadenas invisibles, de Michelle Renee Lane, es una novela que mezcla con maestría la historia real con elementos sobrenaturales para hablarnos de la esclavitud y sus horrores. Que nos presenta, como bien resalta el maravilloso prólogo de Santiago Gª Solans, las cadenas tanto visibles como invisibles que, impuestas desde del exterior o autoimpuestas, buscan anular a esas personas que eran consideradas simples propiedades y menos que humanas. Que nos enseña que no todos los tipos de amor son válidos, y que muchas veces los seres más crueles en un mundo lleno de monstruos son los humanos. Por la ambientación, yo no podía parar de pensar en Entrevista con el vampiro, de Anne Rice. Esta novela es como podría haber sido el primer libro de Las crónicas vampíricas si nos lo hubiese narrado una de las esclavas de la plantación de Louis, y no el atormentado vampiro.
¿Han leído Cadenas invisibles? ¿Les llama la atención?
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