In the Nevernever: El nombre del mundo es Bosque, de Ursula K. Le Guin

El nombre del mundo es Bosque, de Ursula K. Le Guin

17 junio 2021

 


Imaginen un futuro en el que los viajes espaciales fueran posibles con facilidad. ¿Qué ocurriría si se descubriese un nuevo planeta poblado de árboles? ¿Cómo actuarían los humanos ante ese paraíso? Viendo lo que le hacemos a nuestro propio hogar no es difícil imaginar que, lejos de conservar su belleza, lo convertiríamos en un lugar donde extraer madera y crear cultivos, sin importar ni los que viven allí, ni las consecuencias. Hoy quiero hablarles de El nombre del mundo es Bosque, de Ursula K. Le Guin, una novela imprescindible de una autora a la que todos deberíamos leer.

«Una vez limpio y desmontado, los bosques sombríos reemplazados por interminables campos de cereales, erradicados el oscurantismo, el salvajismo y la ignorancia, aquello sería un paraíso, un verdadero Edén».

Escrita originalmente en 1972 y ganadora del premio Hugo a la mejor novela corta en 1973, El nombre del mundo es Bosque, que también forma parte del Ciclo de Hainish, nos presenta la historia de un planeta al que los recién llegados rebautizan como Nueva Tahití. Un lugar cubierto de bosques y habitados por unos humanos que evolucionaron de manera diferente y que por ello tienen la piel verde y son de muy corta estatura. Ese aspecto inusual hace que los llegados de la Tierra no les vean como iguales, y que se valgan de su trabajo esclavo, al que disfrazan de falso «voluntariado», para talar los árboles cuya madera envían a su antiguo hogar.

A través de diferentes narradores, iremos descubriendo cómo los athstianos (los moradores originales del mundo y a los que los terrestres llaman despectivamente crichi), un pueblo totalmente pacífico, se van transformado sin que puedan evitarlo con la llegada de los terrestres. Por el horror, las injusticias, el dolor y destrucción que dejan a su paso. Así, un pueblo que no conocía la guerra, debe luchar por reconquistar su planeta para evitar que se convierta en un erial en las manos de los codiciosos y crueles colonos.

«Han dejado sus raíces en otra parte, tal vez en ese otro bosque de donde ellos vienen, ese bosque sin árboles. Por eso toman venenos para poder soñar, pero solo consiguen embriagarse o enfermarse. Nadie puede saber con certeza si son hombres o no lo son, si están cuerdos o locos, pero eso no importa. Hay que expulsarlos del bosque porque son peligrosos».

El primero de nuestros narradores es el capitán Davidson, un hombre despreciable y sin escrúpulos que nos dejará claro desde el primer momento que ese nuevo mundo es su patio de recreo. Que los crichi no son humanos, sino poco más que mano de obra esclava que debe ser erradicada. Que ese planeta será un paraíso cuando sea controlado por los verdaderos humanos. Otro de los puntos de vista que conoceremos será el de Raj Lyubov, un hombre que se encarga de estudiar a los athshianos y escribir informes sobre sus costumbres. Un científico que quiere que tanto el planeta como su gente sean protegidos, para evitar que sea devastado por la ambición de personas como Davidson.

Por otro lado, encontraremos a Selver, un athshiano que tras vivir en primera persona la crueldad de los hombres llegados en las naves hace cinco años, y cuestionarse si realmente son humanos si no pueden (como ellos) soñar durante la vigilia, decide tomar cartas en el asunto. Si no quiere que su pueblo sea erradicado y su hogar destruido, debe eliminar el peligro. Aunque matar es algo que su gente nunca ha hecho, deben adaptarse o morir.

«El hombre terráqueo era arcilla, polvo rojo. El hombre athshiano era rama y raíz».

Colonialismo, racismo, ecologismo, crueldad, sueños… El nombre del mundo es Bosque, de Ursula K. Le Guin, es una novela maravillosa de principio a fin. Una de mis favoritas de la autora. Le Guin nos presenta un mundo y unos personajes a los que no podremos olvidar. (Creo que pocos personajes me han causado más animadversión que el capitán Davidson). Repleto de reflexiones y de crítica social, Le Guin nos invita a dejar volar la imaginación mientras nos habla de problemas tristemente reales. Ahora que fue reeditado en la colección “Esenciales” de la editorial Minotauro con la traducción de Matilde Horne es muy fácil encontrarlo en librerías. Por lo tanto, si aún no han leído el libro no duden en darle una oportunidad.

¿Han leído El nombre del mundo es Bosque? ¿Les llama la atención?

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