La publicación de cualquier historia de Ursula K. Le Guin siempre es motivo de celebración y más si va acompañada de una edición de lujo, como la que ha realizado Nórdica Libros, quienes se han encargado de traernos uno de sus relatos: El día antes de la revolución, ganador de los Premios Nebula en el año 1974 y del Locus en 1975, e ilustrado por Arnal Ballester.
“No es fácil… aceptar que una está fuera de todo esto cuando ha estado dentro, en el mismo centro, durante cincuenta años”.
Ésta es la historia de Laia Odo, la creadora de una sociedad, la líder y la mente detrás del odonianismo, un movimiento que tiene como objetivo el anarquismo, definido en el prólogo por Le Guin de esta manera: “El blanco principal del anarquismo es el Estado autoritario (capitalista o socialista); su objetivo práctico-moral principal es la cooperación (la solidaridad, asistencia mutua)”
Los odonianos son los protagonistas su novela Los desposeídos, pero allí el personaje de Odo no aparece en medio de la acción, sino como referencia por ser la que inició todo. Es aquí en El día antes de la revolución donde podremos conocer a su fundadora, no solo por sus ideas sino como persona.
El relato está ambientado en la época en que Odo es ya una anciana y ha sufrido una apoplejía. Es una mujer mayor que ha pasado de estar en el centro de todas las ideas, a ir siendo poco a poco relegada y dejada a un lado; ahora tiene problemas de movilidad y se siente impotente, cansada, pero segura de que los cambios llegarán, porque ya los jóvenes están, de cierto modo, viviendo en el mundo que ella ideó y disfrutando de libertades que solo Odo podía soñar, aunque será el tiempo el que los transformará totalmente en la sociedad que ella imaginó.
La acompañaremos cuando va paulatinamente recordando su pasado, sus años en la cárcel, la tortura que sufría allí, lo duro que fue perder al amor de su vida llamado Taviri, lo que la atormenta pensar en su cuerpo en una de esas fosas comunes con otros cientos de cadáveres más, todos los sacrificios realizados por cambiar al sistema, por buscar una sociedad más justa. Nos relata también sobre su lado más rebelde, sus libros, las huelgas para conseguir las mejores salariales y la representación de las mujeres.
“¿Para qué trabajar por la libertad toda tu vida para terminar sin ninguna libertad?”
¿Quién era ella ahora? ¿La pensadora? ¿La trabajadora? ¿La revolucionaria? o ¿la que amó? Las dudas la corroen y sale de casa para tratar de encontrar algo de la libertad que perdió, la edad y la vejez no perdonan, ni siquiera a los que tienen los ideales más nobles.
Las ilustraciones de Arnal Ballester están repletas de simbolismo y nos muestra, entre las páginas, a grandes figuras anarquistas que van desde Emma Goldman hasta Durruti, pasando por Concha Liaño o Georges Brassens. Pero no solo sus figuras aparecen en el libro, también sus pensamientos que pueden tomar la forma de una pancarta o de los pósters que decoran las calles en las que Odo sale a pasear.
El día antes de la revolución es un relato corto pero potente, y la magnífica traducción de Enrique Maldonado Roldán junto a las ilustraciones Arnal Ballester, hacen que su lectura sea incluso mejor. Le Guin nos muestra una gran reflexión sobre lo que implica la vejez y humaniza los ideales. Yo me quedo con ganas de leer Los desposeídos y ver al odonianismo en acción, luego de conocer tan íntimamente a su fundadora, sé que disfrutaré aún más la novela.
¿Han leído El día antes de la revolución? ¿Les llama la atención?
No conocía su existencia pero me llama gratamente la atención.
ResponderEliminarUn saludo!
Es un relato maravilloso, una buena oportunidad de conocer la obra de Le Guin.
EliminarSaludos