¿Qué ocurriría si quedases atrapada en unas cavernas subterráneas? ¿Cómo sería tu vida si crecieras con lo que todo el mundo cree que es una discapacidad intelectual? Siempre que me toca reseñar una obra publicada por La biblioteca de Carfax me siento afortunada. Las historias, así como las autoras y autores que gracias a esta editorial especializada en literatura de terror he descubierto estos últimos años me han presentado universos fascinantes, crueles y aterradores. El libro que les quiero recomendar hoy no es la excepción. Cuando la oscuridad nos ama, de Elizabeth Engstrom, reúne dos novelas cortas que se han convertido en dos de mis mejores lecturas del año.
«Se convulsionó de miedo: los dedos rígidos, la espalda arqueada. Un espasmo muscular la hizo girarse boca arriba, los escalones de piedra se le clavaron en la espina dorsal y la oscuridad la envolvió y se apoderó de su mente».
La primera de las novelas cortas es la que da nombre al libro: Cuando la oscuridad nos ama. En ella se relata la historia de Sally Ann Hixson, una alegre joven de dieciséis años recién casada que vive feliz junto a su guapo marido en la granja de sus padres. Anhelando el momento en el que terminen de construir la casa en la colina en la que vivirán ambos, junto a sus futuros hijos. Todo ese futuro brillante y jubiloso que no puede evitar imaginar se ve trastocado cuando lo que debería ser una escapada para dar un rápido vistazo a los túneles en los que jugaba de pequeña, se convierte de pronto en una especie de prisión.
Atrapada por error en el laberinto de cavernas, lagunas y ríos que ocultaba el terreno que estaba en su propiedad, Sally deberá luchar por encontrar una salida. En las entrañas de la tierra, rodeada de una oscuridad tan impenetrable que le es imposible ver sus propias manos frente a su cara, deberá intentar sobrevivir, no solo por ella, sino también por la vida del hijo que crece en su vientre. Digamos que el tiempo no transcurre de la misma manera en esa oscuridad total, y que quizá la felicidad que esperaba encontrar en la superficie al escapar de su encierro no la estaba aguardando tal y como ella deseaba.
«El miedo se colaba por las rendijas cuando reflexionaba sobre su vida anterior, sobre Michael, su madre, su padre y su hermana. el miedo le decía que estaría allí hasta la muerte, que el bebé y su padre nunca llegarían a conocerse».
Dividida en tres partes, la novela cuenta con una atmósfera opresiva (y por momentos muy claustrofóbica) en la que realidad y pesadillas se dan la mano. Repleta de giros en la trama que nos sorprenderán una y otra vez, la historia que en un primer momento nos parece de supervivencia se transforma en algo mucho más oscuro y perturbador. ¡Simplemente espectacular!
La belleza es…, la segunda de las novelas cortas, nos presenta a Martha Mannes, una mujer con una aparente discapacidad intelectual muy severa que a los cuarenta y siete años perdió a sus padres. Ya sin sus progenitores, vive sola en la ruinosa granja familiar a las afueras de un pequeño pueblo de Illinois. Poblado que visita regularmente para mantener la extraña y sencilla rutina que estableció con su madre, quien temiendo que tras su muerte su hija estaría indefensa, comprometió a los vecinos de la comunidad a ayudarla con pequeñas cosas. Así, por ejemplo, desde el banco sabían que Martha acudiría una vez a semana, haría un retiro de 20 dólares para comprar en la tienda que estaba justo al lado, donde le venderían lo que necesitase.
Pero a medida que está sola, nuestra protagonista muestra una capacidad para aprender y una curiosidad mucho mayor de lo que todos podían esperar. ¿Qué le ocurre a Martha? ¿Su condición es reversible? ¿Cuál es el origen de las cicatrices que rodean su nariz? ¿Por qué todos en el pueblo le prestan su ayuda sin vacilación? Cambiando entre presente y pasado, iremos descubriendo en paralelo su historia y la de sus padres. Su llegada al pueblo y el nacimiento de la niña que debería ser la alegría de la pareja, pero que se transforma en una fuente de disputas.
«Madre la llamaba Martha, padre la llamaba Retrasada».
Al igual que en la historia anterior, Engstrom muestra una maestría admirable al dosificar la información y mantener la tensión. Además, de nuevo aquí el final me tomó totalmente por sorpresa. A mí el libro me duró solo un día. Empecé a leer en la tarde y no me pude ir a dormir hasta haber terminado ambas historias. Los monstruos que nos presenta la autora son aterradores porque son muy reales. Por momentos sufrí muchísimo junto a sus protagonistas, y eso es maravilloso.
Oscuridad, miedos, monstruos, soledad, injusticias, prejuicios, traumas, amor… Cuando la oscuridad nos ama, de Elizabeth Engstrom, es un libro asombroso de principio a fin. Dos novelas que nos llevarán por una montaña rusa de emociones, que nos harán sufrir y tener esperanza, solo para, quizá, perderla de nuevo. Sin duda va directo a mis libros favoritos del año. Ya estoy pensando en las ganas que tengo de releerlo. La traducción de Blanca Rodríguez así como la ilustración de la cubierta de Rafael Martín Coronel son espectaculares. Si están buscando una novela que los sorprenda y que los mantenga pegado a sus páginas tienen que darle una oportunidad.
¿Han leído Cuando la oscuridad nos ama? ¿Les llama la atención?
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