«Las mujeres no escriben ciencia ficción». Una afirmación que hemos oído tantas veces que muchas personas ya la asumen como una verdad, una que sin importar cuántas pruebas tengas que demuestren lo contrario, algunos simplemente deciden ignorar. No solo fue una mujer la que creó el género (Mary Shelley con su Frankenstein o el moderno Prometeo), sino que a lo largo de la historia han sido muchas otras las que se han adentrado en ese terreno de los «qué pasaría si» para plasmar su visión del mundo, de los posibles futuros o mostrarnos pasados alternativos. Siguiendo con mis lecturas del #LeoAutorasOct hoy les quiero recomendar Distópicas. Antología de escritoras españolas de ciencia ficción.
“También ese era el pasado que quería olvidar, el pasado que tenían que olvidar para poder soportar el presente”.
Distópicas es una antología que reúne relatos de escritoras españolas de ciencia ficción, y que se encarga de hacer un recorrido histórico con narraciones que datan desde principios del siglo XX hasta la actualidad. Seleccionadas por Lola Robles y Teresa López-Pellisa, las obras del primer volumen se centran en las distopías y los viajes espaciales. Existe también un segundo volumen titulado Poshumanas que estoy deseando leer. Hablemos ahora un poco más sobre cada una de las historias.
La crisálida, de Blanca Mart, es el primero de los doce relatos que conforman la antología. Nos presenta la historia de un arrogante piloto de naves espaciales que se topa con una mujer marciana a la que decide prestar ayuda. Pero lo que debía ser un hombre colaborando con una alienígena, se transforma en un reflejo de lo egoístas, indiferentes o mezquinos que podemos llegar a ser ante el que es diferente. Aventuras, viajes espaciales y un protagonista despreciable. Tiene uno de esos finales que te hacen sonreír.
“Si aquella maldita marciana escapaba, adiós viaje a Neutrax, adiós licencia de piloto, adiós dinero que tenía que cobrar… Sin pensarlo eché a correr tras ella”.
Informe de aprendizaje, de Sofía Rhei, relata las andanzas de una intérprete que viaja a un lejano planetoide para tratar de aprender su idioma y, para lograrlo, debe someterse a un entrenamiento poco usual. Será educada como los niños de la especie local y deberá llevar junto a ella un juguete pedagógico que será el encargado de enseñarle el complejísimo idioma. Lenguaje, relaciones no normativas y dilemas morales. Es una historia que une el humor con un punto de crueldad. ¡Maravilloso!
“La inmensa gama de matices emocionales del Eek –01 se basa en las contradicciones, por eso todos ustedes necesitaban experimentar dilemas emocionales para comprenderlo”.
Químiums, de María Concepción Regueiro, nos presenta un futuro en el que una nueva forma de vida alienígena ha sido descubierta en un lejano planeta. Un lugar donde también se ha encontrado un valioso mineral y que, por consiguiente, está siendo explotado sin tener en cuenta el daño que se está haciendo a sus habitantes quienes, aunque no pueden comunicarse como los humanos, son criaturas que pueden sentir. Con un fuerte contenido ecologista, es una historia desgarradora. Un relato sobre la avaricia y lo limitados que podemos llegar a ser.
“«Que descubrimos una maravilla biológica y lo único que se nos ocurre es follárnosla», mascullo para sí con un odio indisimulable”.
Hambre, de Cristina Jurado, cuenta la historia de un grupo de moribundos que van a Marte con el fin de establecer allí una colonia que permita a los habitantes de las superpoblada Tierra, cada vez con menos recursos, tener otro hogar entre las estrellas para empezar de nuevo. Una historia inquietante y sorprendente donde nada es lo que parece.
“Era cuestión de cifras: los desahuciados eran un buen negocio”.
Cuento absurdo, de Ángeles Vicente, está protagonizado por Guillermo Arides, un anarquista que consigue crear un artilugio capaz de asesinar a toda la raza humana con la excepción de un grupo de elegidos que él seleccionó para empezar de nuevo la civilización. Pero lo que debería haber acabado con todos los problemas del mundo solo demuestra que quizás aún no hemos identificado claramente a los culpables del caos. Publicado originalmente en 1908, es el relato más antiguo del libro y posee una visión poco optimista de la humanidad que es muy fácil de compartir.
“Aquellas criaturas libres que no comprendían que al pretender tiranizarse se convertían en esclavos”.
La mujer de Lot, de Elia Barceló, es otro de mis relatos favoritos de la antología. Aquí, Paula nos narra su vida en Idella, una colonia en un lejano planeta al que llegó para establecer su familia junto a Jan. Un lugar con pocos recursos donde la vida es realmente dura, pero que fue un buen hogar mientras estuvo al lado de sus hijos. Pero ahora que ella es una mujer mayor y ellos ya no están, no es más que el sitio donde echar la vista atrás y rememorar su pasado. Uno donde era más feliz, aunque eso esté prohibido.
“La mejor forma de vivir en paz era vivir aislados, aunque fuera también un doloroso sacrificio. Nadie puede envidiar cosas que no ve y, además, ¿qué puede uno envidiar en Idella, si nadie tiene nada?”.
La casa del Àngel, de Rosa Fabregat, es un homenaje al escritor Joan Perucho. Nos presenta la historia de la reconstrucción de un pueblo abandonado en los Pirineos y habla, entre otras cosas, sobre la identidad catalana y el abandono de la vida del campo por la ciudad.
“Cada año durante la Fiesta Mayor se conmemora el retorno a la vida de un pueblo que no quería morir”.
Bifurcaciones, de Susana Sussmann, es un relato inédito. Una inquietante historia sobre viajes en el tiempo, universos alternativos y crueldad sin límites (de espacio o tiempo). Es el tipo de obra que disfrutarán en mayor medida si no les revelo más del argumento.
“Emocionalmente sería mucho más fácil matar a mi madre, a quien nunca llegué a conocer, que suicidarme”.
Herencia de sueños, de María Guéra y Arturo Mengotti, un relato donde madre e hijo escriben a cuatro manos la historia de un humano del futuro que, lleno de nostalgia, vuelve a la Tierra (que se encuentra devastada) solo para descubrir que no se encuentra tan solo como esperaba. Un relato sorprendente donde el arte juega un papel fundamental.
“Había llegado en una hora muerta a un mundo abandonado”.
Cuestión de tiempo, de Susana Vallejo, es otro de mis favoritos. Nos encontramos con una narradora que tras haber sido drogada no puede parar de hablar y de dar respuestas en el cruel interrogatorio al que está siendo sometida. ¿Qué es lo que buscan los interrogadores? La información es poder, las redes sociales son manipulables y quien las controle, controla al mundo. Un inquietante y aterrador relato que nos muestra un futuro que se parece mucho al presente.
“Era cuestión de tiempo. Ya lo sabía. Sabía que vendrías tarde o temprano”.
Nuevo animal de compañía, de Pily Barba, nos lleva hasta un futuro donde las interacciones se realizan básicamente mediante la red y en el que los humanos se limitan a interactuar con su Computadora Personal Multimedia y ya nos es necesario ni salir de casa para trabajar. Contada desde dos perspectivas, la de Dama y la de Albert, de nuevo vemos hasta dónde llegan los límites de la privacidad; lo fácil que es manipular la información; y la percepción que tenemos del mundo y de lo que necesitamos. ¡Impresionante!
“Se trata de crear la pareja perfecta por y para un individuo en cuestión. Albert, auténticos seres humanos a la carta”.
El jardín de alabastro, de Teresa Inglés, es el relato encargado de cerrar la antología. Descubriremos que la humanidad ha conquistado el espacio, pero que se limita a seguir solo un puñado de rutas conocidas. Todo lo demás es explorado por solitarios viajeros con pocos recursos que ocasionalmente tienen suerte. Nuestros dos protagonistas deciden seguir la ruta de Olsen, un explorador que afirmaba haber encontrado un nuevo planeta del que nadie más tiene constancia, y lo que descubren allí es maravilloso. Con un estilo poético, es un buen punto y final para una selección de lo más diversa.
“Pero los navegantes solitarios sabemos cuán vana es la pretensión del hombre de haber conquistado el espacio”.
Los temas y estilos de los relatos son tan variados que no puedo hacer otra cosa que recomendarles que le den una oportunidad. Distópicas. Antología de escritoras españolas de ciencia ficción es una selección que no solo es perfecta para visibilizar a las autoras patrias, sino también para recuperar textos que nos recuerdan que lo que no se nombra no existe y que, aunque la ciencia ficción es un género que se cree mayoritariamente masculino, las creadoras también están y siempre han estado presentes. Solo necesitamos descubrirlas y leerlas.
¿Han leído Distópicas? ¿Les llama la atención?
Tengo que ponerme con ambas antologías. Tengo tanto en la pila que a veces no sé ni que coger. Estoy seguro de que te pasa lo mismo. De los mencionados he leído La Crisalida en la antología de Blanca Mart, y es la mejor historia de la misma. Un abrazote^^
ResponderEliminarQue Buenas que parecen.todo un hallazgo.gracias!saludosbuhos
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