In the Nevernever: Señoras victorianas: fantasmas, de VV. AA.

Señoras victorianas: fantasmas, de VV. AA.

30 enero 2024

 


La biblioteca de Carfax es una de mis editoriales favoritas. No solo están traduciendo al español obras de terror actuales, trayéndonos las voces más interesantes del panorama internacional, sino que también están haciendo una labor superinteresante e importante al publicar colecciones de relatos de escritoras victorianas de terror. Autoras que gozaron de muchísima popularidad en su época pero que en muchos casos son desconocidas o han sido olvidadas en nuestra lengua. La obra que les quiero recomendar hoy es doblemente especial porque no solo es una antología de seis relatos de varias de estás autoras, sino que también es el primer libro ilustrado de la editorial. Se trata de Señoras victorianas: fantasmas, de VV. AA. e ilustrado por Rafael Martín Coronel, el maestro tras el arte de las cubiertas de la línea principal de la editorial.

«En sus fantasmas contemplamos el espejo de sus vidas».

El libro inicia con un interesantísimo prólogo de Luis Pérez Ochando, en el que nos habla entre otras cosas como la aparición de numerosas revistas en la segunda mitad del siglo XIX y de los ghost stories muchas escritoras encuentran el lugar para contar sus propias historias. Escribir con la finalidad de mantenerse a ellas misma y a los suyos. Escribir incluso cuando la motivación económica no era lo que las llevó a publicar. Y cómo sus relatos de fantasmas escondían reflejos de sus propias vidas. Pero es que además, antes de cada historia encontraremos una pequeña biografía de las autoras que nos ayudan a conocerlas mejor.

El relato de mi amiga, de Catherine Crowe (1859) es el cuento encargado de iniciar la antología. En él una mujer nos narra su encuentro con un fantasma, una experiencia que podría no ser tomada seriamente si no fuese porque luego encontró a otra persona, esa amiga del título, que le confirmó que ella también se había topado con ese fantasma cuando trabajó en esa misma casa. La historia de esa aparición en particular es de las que les romperá un poco el corazón. Una injusticia dolorosamente real es lo que causa que esa fantasma se quede rondando solitaria en el sitio en el que se suponía que iba a ser feliz. Hay muchísima crítica social en ese relato.

«No tocó sustancia, pero describió la sensación como si hubiera metido la mano en agua helada».

El segundo cuento es El frío abrazo, de Mary Elizabeth Braddon (1860) Una autora que ya había descubierto gracias a la antología que había publicado la editorial en 2018: El rostro en el espejo y otros relatos góticos. Su historia es una de mis favoritas del libro. Nos relata cómo un joven artista se enamora de su prima y le hace todo tipo de promesas de amor antes de irse a estudiar al extranjero. Y la manera en la que esa joven se queda esperando por él, (incluso cuando su padre le obliga a comprometerse con otro hombre), mientras que la distancia enfría la pasión del joven y olvida pronto sus juramentos. Cuando el artista regresa descubrirá que su prima si mantendrá sus promesas, incluso después de la muerte.

«—¿Puede la muerte separarnos? Regresaría a ti desde la tumba, Gertrude. Mi alma retornaría para estar cerca de mi amor. Y tú, si tú murieses antes que yo, la fría tierra no te separaría de mí; si me amas, regresarás, y esos bellos brazos se entrelazarán alrededor de mi cuello de nuevo, como están ahora».

En la oscuridad, de Mary E. Penn (1885) Nos topamos con un padre y su hija que se mudan a una nueva casa. Ethel, la hija, afirma que escucha ruidos en su habitación, provenientes de un pequeño armario empotrado en la pared. Y aunque en un primer momento el padre no le cree, pronto descubrirán que en esa casa había muerto un niño de manera sospechosa. Codicia y crueldad, es el tipo de relato que hemos visto muchas veces en series o películas, pero que en ese momento debió ser toda una revelación.

«Si la intención es lo que cuenta, James Vanderleur es un asesino».

Le sigue El romance del tío Abraham, de Edith Nesbit (1893) La otra autora de la antología que ya habían publicado anteriormente en La biblioteca de Carfax con su colección: Relatos sombríos. En este cuento un tío mayor le cuenta a su sobrina su antigua historia de amor. Una que incluye a una mujer a la que veía únicamente en un cementerio que solía visitar, buscando su paz y tranquilidad. Un refugio en el que escapar de las burlas que su cojera solía despertar en los demás. El tipo de historia que guarda un giro que el lector moderno puede ver llegar, no obstante, se disfruta igualmente.

«Pero la vi noche tras noche, siempre en nuestro camposanto donde se hallaban los tejos y las lápidas cubiertas de liquen. Ese era el lugar en el que siempre nos encontrábamos y siempre nos separábamos».

Cómo se marchó del hotel, de Louisa Baldwin (1894) Nos relata cómo un antiguo soldado encuentra trabajo como ascensorista en un lujoso hotel. Una ocupación que desempeña con gusto hasta que un día le toca transportar a uno de los inquilinos habituales del hotel en una hora en la que normalmente no solía tomar el ascensor. Algo que podría ser solo una anécdota más si no fuese porque a los pocos minutos le toca descubrir una terrible realidad. Una postal de una época que conocemos mejor por relatos así.

«Era una salita de espera, con asientos de terciopelo rojo, y no tenías que hacer nada más que entrar y te transportaba arriba y abajo con la ligereza de un pájaro».

Cierra la antología El cuadro en la pared, de Katharine Tynan (1985). La historia de una joven pareja de enamorados en la que la chica es reticente a casarse. Persuadida por su enamorado, la joven decide aceptar pero antes deben viajar a la casa familiar, con el objetivo de que él conozca a su familia. Lo que descubrirán en esa visita puede cambiar sus planes y su futuro para siempre. Un relato con momentos muy inquietantes que es el broche de oro para la colección.

«Habría jurado que los ojos le devolvieron la mirada igual que los de un hombre vivo».

Fantasmas, secretos, romances frustrados, crueldad, promesas rotas… Señoras victorianas: fantasmas, de VV. AA. es una antología que se disfruta de principio a fin. Con unos relatos llenos de momentos inquietantes y de crítica social, que nos trasladarán a otra época (aunque hay críticas que siguen igual de vigentes ahora que en el momento en que se publicaron). Hay que destacar lo cuidada que son las traducciones de Shaila Correa y María Pérez de San Román y lo increíbles que son las ilustraciones a lápiz sobre papel de acuarela de Rafael Martín Coronel que engalanan cada relato. Espero que sea el primero de muchos libros ilustrados por parte de La biblioteca de Carfax. Estoy deseando ver qué otras temáticas de autoras victorianas nos traerán además de los fantasmas. Si se quieren hacer un buen regalo (o un autoregalo) para cualquier fan del terror busquen el libro en su librería de confianza.

¿Han leído Señoras victorianas: fantasmas? ¿Les llama la atención?

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