Terminar series de libros de fantasía que has disfrutado es emocionante pero un poco aterrador. Ya que descubrir qué pasará finalmente con los personajes a los que has seguido durante tantas páginas puede ser o lo más satisfactorio del mundo o lo más decepcionante. Por suerte para mí el libro que me gustaría recomendarles cierra por todo lo alto una trilogía tan trepidante como sorprendente. Hoy quiero hablarles de La república de otoño, de Brian McClellan. El último libro de la trilogía Los magos de la pólvora. Una serie de fantasía épica que podemos disfrutar en español gracias al sello Gamon con la traducción de Federico Cristante.
«Una vez que la adrenalina había pasado y se habían entregado las medallas y se había dispensado la gloria, después de la batalla solo quedaban los que sufrían».
Si aún no conocen el universo de Los magos de la pólvora en el que hay magia y dioses (en un mundo en plena revolución industrial) es mejor que no continúen leyendo. Si bien, esta reseña no tiene spoilers de La república de otoño, como el libro es una continuación directa podría adelantarle partes interesantes de la trama de las novelas anteriores que es mejor que descubran al leer. Les recomiendo que visiten mi reseña del primer libro Promesa de sangre y también de su continuación La campaña escarlata para que vislumbren todo lo que van a encontrar es esta trilogía que, si son amantes de la fantasía épica, disfrutaran sin dudar.
La novela nos reúne con el mariscal de campo Tamas, quien luego de meses de penurias regresa a Adro solo para encontrar que por primera vez en la historia la capital, Adopest, está controlada por un invasor extranjero. Es lord Claremonte, quien después de destruir todas las iglesias de la capital con ayuda de sus magos Privilegiados y acompañado por el ejército de brudano pretende postularse como primer ministro de Adro, en las primeras elecciones que se celebran en el país después de que Tamas derrocase al antiguo rey y lo llevará la horca.
«—Moriría por mi país. Pero prefiero matar por él».
Como si la invasión de la capital no fuese poco, el mariscal y sus hombres también deben viajar al sur para poner fin de una vez por toda a la guerra que mantienen con Kez, la nación vecina que los pretende invadir también desde el sur. Una guerra que fue la que causó que Tamas quedarse separado del grueso de su ejército y dedicase los últimos seis meses a tratar de volver a su hogar. Poner punto a final a esa guerra con Kez será más complicado que lo que Tamas puede pensar, ya que en su ausencia no solo desapareció su hijo: Taniel Dos Tiros luego de enfrentarse a un dios, sino que el ejército de Adro se encuentra dividido y a punto de ser aniquilado por sus enemigos debido a otra traición.
Al igual que en los libros anteriores contaremos con capítulos narrados por diferentes protagonistas, así también nos reuniremos con Taniel, el poderoso mago de la pólvora que se encuentra oculto junto a Ka-poel, la hechicera «salvaje» que solo con su poder tienen cautivo a un dios. Aunque ni la misma Ka-poel comprende el alcance de sus habilidades, son sus hechizos lo único que impiden de Kresimir se despierte y aniquile a todos en Adro ahora que su propio dios guardián murió. Este dúo nos mantendrá en vilo durante todo el libro, porque no serán pocos los que deseen controlar a Kresimir y por ello no hay lugar verdaderamente seguro para ninguno de los dos.
«Ella, que mantenía a un dios a raya solo a fuerza de voluntad».
También tendremos capítulos narrados por Adamat, el inspector que es un Dotado y que posee el don de no olvidar nada de lo que ve. Un personaje que nos ayudará a descubrir parte de la locura que es la guerra con Kez primero y luego los planes y las traiciones que se están desatando en la capital. Donde el sindicalista que ahora se está postulando para primer ministro de Adro está siendo atacado, y sin un rival que le haga frente en las elecciones lord Claremonte ganaría el control del país por la vía legal.
Así mismo Bo y Nila serán nuestros narradores, el único Privilegiado que sobrevivió al exterminio de Tamas, ahora cuenta con una aprendiz. Y Nila, una joven que pasó de lavandera a tener un poder con el que otros solo podrían soñar, en este momento tiene que aprender a toda velocidad a usar una magia que no sabía que poseía para hacer que Adro gané la guerra. Precisamente ver la evolución de Nila es de lo más emocionante. No serán pocos los desafíos a los que tendrá que hacer frente, y verla crecer no me pudo gustar más. También es un placer ver a Olen y a Vlora, incluso al huraño Glavir. Los personajes de McClellan se hacen querer (y odiar).
«—Voy a expulsar a los keseños de mi país de una vez. Voy a destruir a su ejército y luego voy a destruir a su rey. Y luego nos encargaremos del ejército que controla Adopest».
Guerra, dioses, magia, conspiraciones, traiciones, revolución… La república de otoño, de Brian McClellan es un libro lleno de engaños y traiciones, y que está estructurado para que sea casi imposible parar de leer. Los múltiples puntos de vista y narradores hacen que te preocupes por todos, que siempre quieras descubrir que pasará a continuación y si lograrán o no sobrevivir. McClellan crea a unos protagonistas complejos a los que vemos crecer. Personajes de los que se hace difícil despedirse, pero que tienen el tipo de final que me dejó muy satisfecha. Ese universo y su magia es tan completo que tenía muchas expectativas y se vieron más que cumplidas. Si buscan una historia llena de conflictos, con un mundo y unos personajes interesantes y bien construidos, tienen que darle una oportunidad.
PD: hay otra trilogía ambientada en ese mismo universo de Los magos de la pólvora llamada Gods of Blood and Powder y espero que Gamon también la traduzca porque McClellan me tiene conquistada y me dejó con ganas de más.
¿Han leído La república de otoño? ¿Les llama la atención?
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