¿Qué estarías dispuesto a sacrificar para encontrar las respuestas qué buscas? ¿Qué ocurriría si el reconocimiento a tu duro trabajo llegase como una manzana envenenada? Si la oportunidad de ser la investigadora jefe solo fuese una excusa para obligarte a hacer lo que tus superiores esperan que hagas, sin cuestionar nada. ¿Cómo puedes descubrir la verdad si los poderosos del Protectorado prefieren que se mantenga enterrada? Hoy quiero recomendarles El descenso de los monstruos, de Neon Yang, tercer libro de la fascinante Saga del Tensorado.
«He dedicado los dos últimos años a buscarte mientras el Protectorado se precipita poco a poco en una guerra civil. He descubierto dónde te retienen. Y ahora empieza mi misión para rescatarte».
En esta tercera entrega de la Saga del Tensorado, como ocurrió con los dos libros anteriores, cambiaremos no solo de protagonista, sino también el estilo en el que está narrada la novela corta. A través de cartas, informes censurados y fragmentos de diarios descubriremos la historia de la tensora Chuwan Sariman, una investigadora del Protectorado a la que le asignan esclarecer los sucesos del llamado «Incidente de Rewar Teng». Una matanza atroz ocurrida en uno de los centros de investigación del Protectorado y en el que parece que están implicados les maquinistes.
Los investigadores del Tensorado que se acercaron al remoto laboratorio en el que se experimentaba con animales encontraron solo regueros de sangre y pilas de huesos humanos. Al parecer, uno de los experimentos escapó y no dejó ningún superviviente. Pero, esos primeros investigadores sí que hallaron en las instalaciones al líder terrorista Sanao Akeha y une acompañante conocide como Rider. El trabajo de la tensora Chuwan es determinar qué ocurrió, qué hacían les rebeldes en las instalaciones y si elles fueron los verdaderos causantes de la tragedia.
«Algo en el instituto ha salido estrepitosamente mal y quieren ocultarlo. Y eso es lo que pasa. Me han elegido a mí, una doña nadie sin posibilidades ni futuro, para que sea su marioneta o, si se descubre algo chungo durante la investigación, su chivo expiatorio».
Desde el primer momento, la tensora Chuwan sabe que su elección como jefa de esa misión no fue casual. Que algo muy malo ocurrió en ese laboratorio y que quieren usarla para tapar todo lo que desean ocultar. Pero, aunque sus superiores pongan mil y una trabas a su investigación, está dispuesta a descubrir la verdad. Ella sabe que desde el Protectorado están ocultando deliberadamente información, que en ese instituto no solo hacían crueles experimentos con animales modificados, sino que quizás había horrores aún peores escondidos en ese lugar remoto en el que el remanso está tan retorcido que es difícil sentirse cómodo.
Paralelamente a los descubrimientos de Chuwan en el libro podremos descubrir también más de la historia personal de Rider, personaje que conocimos y amamos en Los hilos rojos de la fortuna. Elle se encuentra embarcada en una importante misión personal: está buscando a su gemele, de quien fue separade cuando eran solo unes bebes. Encontrarle y salvarle del Protectorado es lo único que le importa en ese momento, y será precisamente en la búsqueda de su gemele cuando se vea implicade en el incidente de Rewar Teng. Tal y como sospechaba la investigadora Chuwan esas instalaciones albergaban horrores indescriptibles.
«Mi mayor temor no es encontrarme con una especie de criatura medio animal salvaje con la mirada hostil, sino encontrarme con un monstruo de verdad: alguien que sea un ser humano por completo, pero con un corazón de piedra y que se haya vuelto cruel tras soportar años de crueldad».
A la novela corta le acompaña un fabuloso postfacio de Layla Martínez en el que nos habla, entre otras cosas, sobre algunos experimentos atroces realizados con niños en la vida real. Historias que además de hacernos estremecer nos rompen un poco el corazón. Como en los libros anteriores la impresionante cubierta fue ilustrada por Yuko Shimiz, los detalles interiores son obra de Almudena Martínez y la cuidada traducción de Carla Bataller Estruch.
Laboratorios secretos, experimentos crueles, animales modificados, sueños inquietantes, corrupción, justicia… El descenso de los monstruos, de Neon Yang, es un libro que no para de sorprendernos. Una narración epistolar que nos permitirá descubrir más de la crueldad del Protectorado y sus oscuros secretos, pero también a una protagonista que, aunque podía elegir vivir una vida tranquila, decide luchar y poner todo en riesgo para descubrir la verdad. Una pequeña revolución de las millones que hacen falta para acabar con la tiranía. No puedo resumir lo mucho que disfruté conociendo a la mal hablada tensora Chuwan. Ya solo queda por publicar la cuarta y última entrega, El ascenso a lo divino, y no puedo esperar a que esté en librerías (pronto descubrirán la razón).
¿Han leído El descenso de los monstruos? ¿Les llama la atención?
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