Los días del Halcón, de Cecilia Randall

Imaginen pasar de estar en la comodidad de tu casa, jugando a un videojuego junto a tus amigos en el que pretendes ser un caballero, una dama, o un ladrón en el Medioevo que debe cumplir una misión, a estar literalmente en medio de la Francia del siglo XIII. Verte arrastrado repentinamente sin entender muy bien cómo al escenario de tus aventuras, a un país en conflicto con todos sus peligros, pero sin la posibilidad de un par de vidas extras. Bienvenidos a Los días del Halcón, la primera entrega de la trilogía Los archivos del tiempo de Cecilia Randall.

“Daniel, el ladrón, respiró hondo y trepó por el último tramo del tejado de piedra que unía con la pared del torreón central”.

El libro inicia con Daniel, un joven de veintidós años estudiante de Física, inmerso en una partida de Hyperversum, un videojuego online capaz de replicar con un realismo casi absoluto aventuras en todas las ambientaciones del mundo, sin importar la época. Utilizando un visor 3D y un par de guantes de fibra óptica, se podía tener la ilusión de ser un verdadero personaje dentro del juego.

Con la visita de Ian, quien es una especie de hermano mayor adoptivo de Daniel y un joven historiador especializado en el Medioevo, que se encontraba en Francia investigando para su tesis doctoral, se da la oportunidad de jugar una partida memorable, pues es justamente Ian con sus estudios, el encargado de proponer el escenario. Para él la elección está clara, Francia en el año 1214 d.c. momento en el que la nación se encuentra a punto de entrar en guerra contra Inglaterra, una batalla con la que se decidirá la situación política de Europa de los próximos siglos.

Su misión en esta aventura es encontrar a un espía inglés para adquirir puntos de experiencia, así que el día de la partida todos los amigos se conectan al juego para asumir su papel: Ian es un caballero, Daniel será un ladrón, su novia Jodie, estudiante de medicina, actúa como la hija de un rico comerciante, el hermano menor de Daniel, Martin, es un paje y mientras que su amigo de la facultad de Física, Carl, es un abad; por último Donna, otra estudiante de medicina representaba el papel de monja.

“Estaban real y físicamente allí, en el paisaje oscuro de una Flandes medieval recreada por el ordenador”.

Lo que inicia como una simple partida más, se transforma de forma repentina en una pesadilla de la que no pueden escapar, pues sin entender cómo, los amigos se ven arrastrados 800 años en el pasado, sin posibilidades de volver a su hogar y no como los personajes, con habilidades especiales o armamentos, sino como ellos mismos, sin otra cosa del juego que la ropa que llevan puesta, nada de mapas u otros objetos, nada de idiomas que no supiesen de antemano, nada de manejo de armas a nivel experto.

Atrapados en un territorio hostil, sin más conocimientos de la época y las costumbres que los que ha adquirido Ian en sus estudios, tienen que tratar de sobrevivir procurándose un refugio y comida, así que buscando ayuda se adentran en una aldea, en donde presencian un acto de crueldad contra una joven de aspecto humilde que era maltratada por unos guardias, y deciden intervenir sin importar las graves consecuencias de ello.

Así da inicio una serie de aventuras que es imposible de resumir sin hacer grandes spoilers a la trama, pero que les puedo asegurar que son fascinantes. Aprender a desenvolverse en una época de Reyes, caballeros y señores, en un período tan turbulento no es tarea fácil, saber que su intervención podría desencadenar problemas en futuro, lo hace todo incluso peor.

“Había estudiado el Medievo durante años, pero nunca había imaginado tener que vivir en él; ahora, en cambio, se veía obligado a confrontar sus estudios con la realidad”.

Si hay algo que me ha gustado especialmente en la novela es lo fantástica que es la ambientación, se nota que la autora se documentó extensamente para representar fielmente el Medioevo con todas sus costumbres y particularidades, así como también me gustó que nos hable de una batalla que sucedió en la realidad para darle un contexto y personajes históricos, para luego mezclarlos con los que la autora ha creado específicamente para la novela. La excelente traducción de Juan Carlos Gentile Vitale ayuda a que sea fácil viajar a ese mundo medieval. 

Complots, venganzas, torneos, caballeros y guerras, en Los días del Halcón se nos ofrecen una aventura tras otra, en los que vemos a los personajes adaptarse y evolucionar para estar a la altura de los continuos retos a los que deben enfrentarse. Es la historia del camino del héroe, pero también es mucho más, una novela que nos habla del amor fraternal y de los sacrificios que estamos dispuestos a hacer por nuestros amigos y también para defender lo que creemos que es justo. Además, con ese final entiendo perfectamente por qué Cecilia Randall es tan popular entre los lectores italianos, yo quiero leer la segunda parte lo más pronto posible.

¿Han leído Los días del halcón? ¿Les llama la atención?