Hay libros que son especialmente complicados de reseñar, porque revelar demasiado puede hacer que luego se disfrute menos de su lectura. Hoy quiero hablarles de uno de ellos, La carrera, la primera novela de la galardonada creadora de relatos Nina Allan, una historia que te mantiene en una constante sensación de expectación, tratando de descubrir qué es real y qué no, en cada una de sus páginas.
“Si no tienes nada a lo que aferrarte, dejas de ser tú mismo y, cuando eso ocurre, ya puedes darte por muerto”.
La novela de Nilla Allan no es convencional ni en su estructura ni en su planteamiento, lo que en apariencia son lugares e historias diferentes, tanto en su ubicación y como por el momento en el que se desarrollan, terminan íntimamente relacionadas, de manera que es nuestro trabajo como lector buscar esas conexiones que a veces son muy obvias, pero que en muchas ocasiones se esconden a simple vista.
Dividida en cinco partes, iremos contando con diferentes narradores. La primera de ellos es Jenna, una mujer que nos cuenta su historia y la de su desestructurada familia, con una madre que la abandonó cuando solo tenía quince años, un padre que enfermó por culpa del trabajo que tenía manipulando desperdicios tóxicos y su hermano Del, a quien quiere, pero que parece muy inestable y al que un conjunto de malas decisiones le lleva a perder a su hija.
Jenna vive en Sapphire, una ciudad cercana a un Londres del futuro, una urbe que antes fue un destino vacacional, pero que luego de un extraño fenómeno llamado fracking, que convirtió las marismas de la región en un lugar tóxico, se convirtió en una zona peligrosa que se debe evitar, un sitio que ahora sobrevive gracias a las carreras de perros, pero no de canes normales, son competiciones entre perros biónicos, animales modificados genéticamente, de manera que los humanos puedan comunicarse con ellos mentalmente.
“A lo mejor el pasado y el futuro son lo mismo”
El capítulo dos es narrado por Christy, una escritora talentosa que nos cuenta sobre su pasado y los cuentos que creó, inspirándose en los libros de Doris Lessing logró imaginar sus propias historias, en las que cambiando algunos elementos se podía transformar cualquier sitio conocido en algo completamente nuevo, un lugar donde cualquier cosa puede ocurrir. Por momentos su relato es aterrador a niveles insospechados y más porque no es fácil de prever lo que ocurrirá, pero conociendo luego el entorno en el que le tocó crecer y lo que sufrió, es fácil entender su decisión de crear otros mundos a los que escapar de la realidad.
Alex es el único hombre que es narrador en la novela, su capítulo es el más corto pero su perspectiva nos ayuda a aclarar un misterio que se queda atormentándonos. Es un buen padre pasando por una separación difícil. Su historia nos habla de la identidad, de los prejuicios, del racismo, del problema que representa no encontrar su lugar.
Nuestra última protagonista es Maree, una joven que creció dentro de un programa llamado La Granja, que no conoció a sus verdaderos padres y que se encuentra preparándose para realizar un viaje por el Atlántico en el que empezará a cumplir su verdadera misión, para la que se ha preparado desde niña, pero que tiene toda clase de dudas sobre cuál es el motivo real que llevó a la creación del proyecto y cuál es su verdadero fin.
“¿Y si soy una plantilla, la imagen en el espejo de otra chica de otro mundo que me ruega justo en este momento que le devuelva su vida para que deje de tener pesadillas?”
Como les decía al principio, a simple vista son historias que parecen no estar relacionadas, pero que mi descripción no los conduzca a un error, me estoy guardando la información más importante para que sean ustedes mismos los que descubran su relación, pues cada nuevo capítulo nos hace replantearnos todo lo que leímos con antelación, al fin y al cabo la novela es mucho más que la suma de sus piezas, y son tan diversas que es como tratar de amar un puzle con elementos de materiales tan diversos como el papel, el plástico y el metal, incluso diría que hay piezas que son como de hielo, si no tienes cuidado se harán agua antes de que encuentres el lugar donde van, y en gran parte es allí donde reside la genialidad de la novela, cada puzle será diferente, aunque todos tengamos las mismos componentes.
Hay capítulos donde la narración es fría, más descripciones que explicaciones de las cosas que se están contando, otras serán más apasionadas y nos harán sentir más empatía con el narrador. En el apéndice con el que finaliza el libro Nina nos da las piezas finales con las que conectar gran parte de los puntos, pero es imposible no seguir pensando en la historia incluso días después de haberla terminado y en los diversos mensajes que la novela logra trasmitir. Tenemos que darles las gracias a Carmen Torres y a Laura Naranjo por esa fantástica traducción y a Ediciones Nevsky por apostar y publicar autoras como Allan en nuestro país.
No me queda más que recomendarles que le den una oportunidad a La carrera, los invito a que no tengan prejuicios y se dejan arrastrar por la potente narración de Nina Allan, pero sobre todo por sus ideas, por lo complejo de su planteamiento, por esa posibilidad de que pueda existir más de una realidad. Es una novela que mezcla ciencia ficción y realismo de manera en que es imposible separar una de otra, de las que te dejan perplejo, maravillado y queriendo más.
¿Han leído La carrera? ¿Les llama la atención?
Hola :) Gran reseña Maria, como siempre. A mi me ha gustado, pero podría haberme gustado más. Las tres historias principales me fascinaron, buscaba su unión a poco y la tenia. Pero la historia de Alex y la última me sacaron de la lectura, no me aportaron nada o rompieron con lo establecido. Pero creo que esa es la particularidad de esta novela, la facilidad para el debate así como las temáticas sociales que aporta y aborda. Un abrazo^^
ResponderEliminarMuchísimas gracias Dani, si la verdad es que el relato de Alex corta muchísimo la narración y es un cambio muy brusco con respecto a las dos historias anteriores, a mi la quinta parte no me sacó tanto como a ti, pero como siempre es cuestión de gustos, la verdad es que Nina escribe muy bien, ya tendremos más de sus historias que gustarán más.
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Tu reseña es más positiva que la de Mangrii, de eso no hay duda. Ya me dejaste con la duda, por el momento lo tendré en cuenta, me gusta lo que comentas de él, ese nexo entre los protas es bastante intrigante.
ResponderEliminarUn beso ;)
Hola ray, se nota que a mi me gustó más, pero todos los puntos de vistas son igual de válidos, al fin y al cabo la lectura es subjetiva, yo le daría una oportunidad, sorprende y mucho.
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A mí me pasa como a Mangrii, estoy de acuerdo con lo que comentas pero hay cosas que me han descuadrado demasiado y no han terminado de redondear la novela. Quizá tampoco era eso lo que buscaba la autora, pero no es el tipo de obra que me deja buen sabor de boca. Y eso que ganaría mucho con la relectura, y sin embargo no me atrae volver a leerla.
ResponderEliminarUn abrazo enorme :)
Si, definitivamente a todos nos produjo sensaciones diferentes, hay muchos hilos que se quedan sin atar, muchas cosas que se quedan a la interpretación y bueno, entiendo que eso pueda ser frustrante,igual que tu creo que con una relectura ganaría muchísimo. Fue divertido ir comendandola con ustedes, tenemos que repetir la experiencia.
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