In the Nevernever: Estación Once, de Emily St. John Mandel

Estación Once, de Emily St. John Mandel

04 enero 2016


¿Qué queda cuando se ha perdido todo? Si terminas un libro y ya estás pensando en releerlo, sabes que tiene ese algo especial que es tan difícil de describir, pero que lo hace único. No solo una escritura fabulosa, sino también el tipo de historia y personajes que forman un todo inolvidable. Estación Once de Emily St. John Mandel es uno de esos libros que deberían estar leyendo.

“Porque la supervivencia es insuficiente”.

Todo inicia sobre un escenario, en un teatro donde se está representando El Rey Lear, y en el que el actor principal Arthur sufre repentinamente un infarto y Jeevan un joven que está entre el público y estudia para ser asistente sanitario, interviene y le ayuda mientras todos se quedan paralizados.

Luego de que una ambulancia se lleve a Arthur al hospital, Jeevan se queda consolando a una de las niñas actrices que estaban también en el escenario y que habían presenciado tan traumático momento. Todo parece normal, hasta que recibe la llamada de uno de su amigos que trabaja en un hospital y le avisa que salga de la cuidad, que la gripe de Georgia, un virus muy contagioso y violento ha llegado a la ciudad.

“Jeevan sintió la repentina y definitiva certidumbre de que hasta ahí había llegado todo, que esa enfermedad iba a suponer un antes y un después”

Primero vemos como algunos creen que es paranoia las acciones de nuestro protagonista, al irse a casa de su hermano Frank que no puede caminar, pero no sin antes aprovisionarse de agua y comida en cantidades industriales. Sin saberlo se está preparando para sobrevivir a una epidemia que acabó con el noventa y nueve por ciento de la población mundial.

Para darnos a entender el alcance de la epidemia, Emily crea un apartado llamado “Una lista incompleta” donde se nos enumera cómo cambió para siempre el mundo y así preparar la ambientación del segundo capítulo de la novela que transcurre 20 años después del final del la civilización, tal y como la conocemos. Es simplemente fabuloso.

“No más Internet. No más redes sociales. No más avanzar con el ratón por letanías de sueños, esperanzas nerviosas, fotografías de comida, gritos de ayuda y expresiones de satisfacción”.

Pasadas dos décadas de la epidemia, nos encontramos con la Sinfonía Viajera, un grupo de supervivientes que tocan música y van haciendo representaciones de obras de Shakespeare de asentamiento en asentamiento, porque los países y las fronteras han desaparecido y con ellos las grandes ciudades, las personas se agrupan como pueden y crean pequeños pueblos, y nuestro grupo se encarga de llevar un poco de arte y alegría a esos lugares, porque si algo tiene claro Emily St. John Mandel es que solo la supervivencia no es suficiente.

En medio de los actores repasando guiones en la carretera, los músicos practicando con sus instrumentos y mientras las carrozas movidas por caballos llevan los equipos, nos toparemos con Kristen, la niña que estaba en el escenario cuando Arthur padeció el ataque al corazón, ahora convertida en actriz principal de la Sinfonía Viajera. Ella no recuerda exactamente cómo fue el primer año luego de la epidemia (según todos porque fue muy traumático) lleva la vida de una verdadera luchadora, que recuerda lo suficiente del mundo anterior para echar de menos algunas cosas, pero no tanto para añorarlo como hacen los que ya eran adultos cuando todo cambió, porque hay muchísimas cosas del mundo moderno que son tan impresionantes y damos por sentado, que es difícil de imaginar nuestro día a día sin Internet, los vuelos o las llamadas telefónicas. 

El frágil equilibrio con el que vive la Sinfonía se ve alterado cuando llegan a un pueblo y se encuentran con un profeta, que ha alterado la paz de ese asentamiento y de todos los que ha encontrado en su camino desde algún lugar del sur, lo que los obliga a salir de su territorio y embarcarse hacia lugares inexplorados. 

“El infierno es la ausencia de la gente a la que echas de menos”.

A través de diferentes narradores conoceremos cómo es el nuevo mundo, pero tendremos suficientes cambios temporales para conocer cómo fue la vida de Arthur, el actor del teatro del primer capítulo, que servirá como hilo conductor y que se va intercalando en la vida de todos nuestros narradores de manera que aunque no sea evidente a primera vista, todo esté relacionado, porque nada está escrito al azar. 

Podría pasarme horas hablando del libro, pero no podría expresar realmente lo que me transmitió la lectura, así que los invito a descubrir ustedes mismos el mundo apocalíptico de Emily St. John Mandel, pues es una obra que te hace reflexionar sobre las pequeñas y las grandes cosas, las que damos por sentado y también sobre nuestras elecciones. De lo mejor que leí el año pasado y que recomiendo sin dudar.

Pueden leer dos de mis frases favoritas del libro aquí.

¿Han leído Estación Once? ¿les llama la atención?

6 comentarios :

  1. No lo conocía pero viendo que es de tus mejores lecturas me lo apunto.
    Un beso

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Es una novedad maravillosa Espe, estoy segura que si le das una oportunidad te va a encantar.
      Besos

      Eliminar
  2. Pues no lo conocía, pero me has convencido totalmente.
    Voy a leerlo.
    Besos!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. ¡Bien! Ojalá te guste Seveth, a mi me impresiono mucho. Me quedo esperando saber qué te parece.
      Besos

      Eliminar
  3. Hola :) Llevo queriendo leer tu reseña desde el otro día, pero estaba sin tiempo. Vi que lo leímos más o menos a la vez, yo voy a sacar la reseña la semana que viene fijo. Me gusto mucho, y realmente no me lo esperaba, sabía de que iba, de una pandemía y una troupe artistica que viajaba representando historias de Shakespeare, pero no me esperaba una historia así. No sé si te paso, pero a mi me flipaba cada detalle o perlita que iba dejando la autora para conectar la parte del pasado con la de 20 años después, como nos iba narrando las historias de varios personajes con el fondo de la pandemía. Mi favorita fue Miranda y el Doctor Once, fue un punto muy interesante de nexo para todo en realidad si lo piensas. Un besin^^

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias por pasarte Mangrii. A mi me pasó lo mismo, lo leí un poco sin expectativas para dejarme sorprender y mira que me sorprendió. Me pareció genial como usa el cómic para enlazar de alguna manera todas las historias, con cada cambio de tiempo y narrador me gustaba más. Me gustó mucho también la historia de Miranda, fue de mis narradoras favoritas, con su Doctor Once para representar el fin cuando aún no había ocurrido. Muy logrado todo de verdad.
      Ahora me quedo con ganas de leer tu reseña.
      Besos

      Eliminar

Blog design by Mery's Notebook