Los santos de sombra, de Gareth Hanrahan

 

El año pasado una de mis mejores lecturas fue La plegaria de la calle, de Gareth Hanrahan. La primera novela de la trilogía El legado del hierro negro. Un libro de fantasía oscura fascinante y con un mundo que no para de asombrarme. Un inicio que me dejó con ganas de continuar leyendo. Hoy quiero hablarles de Los santos de sombra, una segunda parte que ha superado mis expectativas y me ha dado lo que esperaba (y mucho más). Dioses locos, santos y milagros. Intrigas políticas, y una terrible guerra que amenaza con destruir Guerdon para siempre.

«Les resultó muy sencillo hacerse pasar por refugiados de la Guerra de los Dioses. Uno solo debía caminar como si estuviese vacío por dentro. Hablar bajo, como si alzar la voz fuese a atraer la atención de una deidad histérica».

La novela inicia unos diez meses después de los extraordinarios sucesos que tuvieron lugar en La plegaria de la calle (Mi reseña) y una de las particularidades del libro es que cambiamos de protagonistas. En esta ocasión no serán Cari, Rata o Spar quienes nos permitan descubrir los horrores e intrigas que están sucediendo en Guerdon, que de momento sigue siendo considerada una ciudad neutral. Que se mantiene sin participar en la terrible Guerra de los dioses y vendiendo las poderosas armas alquímicas a los diferentes territorios en conflicto.

En Los santos de sombra uno de mis personajes favoritos del primer libro pasa a ser una de nuestras protagonistas: Eladora. La prima de Cari, esa estudiante avanzada con la que nunca se ha llevado del todo bien, está ahora en medio de todas las intrigas políticas de Guerdon. La joven historiadora es una de las asesoras de Effro Kelkin, el hombre que controla la ciudad tras la Crisis que vivieron en La plegaria de la calle, esa que casi destruye por completo a la urbe y aniquila a sus habitantes.

«Esta ciudad es tan inmortal como los dioses, pero necesita a los ciudadanos igual que los dioses necesitan adoradores, para alimentarse de sus plegarias y de sus almas».

Precisamente, Eladora es una de las pocas personas que conoce el verdadero origen de la nueva ciudad de piedra blanca que nació en medio de las calles más pobres y peligrosas de esa metropoli llena de refugiados de la Guerra de los dioses. El objetivo de la joven será primero estudiarla, y luego convertirla en una parte decisiva en las elecciones que se tienen que celebrar para elegir el nuevo parlamento. Porque todas las facciones quieren hacerse con el control político de Guerdon: la iglesia y sus guardianes fanáticos de los dioses, así como también los buhoneros. Ese grupo que apoya a los alquimistas, esa gente que con tan pocos escrúpulos creó todo tipo de abominaciones, así como también la única arma capaz de hacerle frente a las deidades locas.

El conocimiento de que en Guerdon hay un arma capaz de aniquilar a los dioses, llenará sus calles de espías de otras naciones. Porque ese tipo de arma podría cambiar la Guerra de los dioses para siempre. Otro de nuestros nuevos protagonistas es, de hecho, un espía de Ishmere. Un hombre con muchísima habilidad para cambiar de identidad y que desde el primer momento parece ocultar muchos más secretos de los que podamos imaginar. Gracias a su perspectiva podremos ver cómo es realmente la lucha entre los dioses de los diferentes territorios, así como la capacidad destructiva de las deidades implicadas en el conflicto, con todo su horror.

«Guerdon está llena de espías e informantes. ¿Estarán conspirando también, enviando mensajes secretos a los polvorientos señores de Haith, a los envenenadores de Ulbishe o a los dragones de Lyrix?».

Nuestro tercer narrador es Terevant, el segundo hijo de la casa noble de Erevesic y el hermano del embajador de Haith, el otro de las naciones en guerra. Un hombre que ha crecido bajo la sombra de su hermano, y que ve en la misión que le encargan en Guerdon una oportunidad para redimirse tras haber fracasado en el frente de la guerra de los dioses. Gracias a él conoceremos mejor a Haith, los vecinos de la ciudad, que antes era un poderoso imperio controlado por una Corona Inmortal. Un lugar lleno de nigromantes y castas que determinan el tipo de existencia que tendrán aquellos que mueren. Porque el deber en Haith no termina al dejar de respirar. Ejércitos de no muertos y esqueletos que conservan su alma, aunque no su carne, son los que defienden sus fronteras ante el avance de Ishmere y sus dioses locos.

De nuevo, Hanrahan se encarga de irnos mostrando más detalles de ese mundo tan asombroso que no para de crecer. Los nuevos protagonistas se encargan de enseñarnos toda la complejidad de ese universo en el que los dioses locos utilizan a los mortales y su devoción para obrar milagros y atrocidades. Donde hay nigromancia y espadas mágicas que acogen las almas de todos los guerreros de una familia. En el que los alquimistas utilizan la ciencia y la magia para crear portentos que puedan hacer frente al poder de los tocados por la divinidad. Un sitio en el que existen tantas facciones como dioses para cada territorio. De nuevo la traducción de David Tejera Expósito es excelente. Qué gusto da leer libros así de bien traducidos.

«No hay nada más monstruoso que la amabilidad de los dioses».

Dioses, guerra, santos, espías, alquimistas, nigromantes, intrigas, conspiraciones… Los santos de sombra, de Gareth Hanrahan, es una novela adictiva que logra que en la narración coral estés interesado por todos sus protagonistas. Con un mundo y unos personajes tan complejos como atrayentes. El cambio de los narradores nos permite descubrir aún más de esa terrible Guerra de los dioses que cada vez se encuentra más cerca de esa urbe que es otra más de los protagonistas. Me encantó que, aunque ya no sean los que lideran la acción, podamos reencontrarnos algunos de esos otros personajes a los que tanto cariño tomamos en la primera entrega. No puedo esperar a que se publique El dios caído, todo apunta a que será un final de trilogía épico. Si quieren leer fantasía oscura llena de imaginación e ideas tienen que darle una oportunidad.

¿Han leído Los santos de sombra? ¿Les llama la atención?