El portal de los obeliscos, de N.K. Jemisin

Uno de mis mayores descubrimientos del año pasado fue la autora norteamericana N. K. Jemisin. Su libro La quinta estación se transformó, de manera automática, en uno de mis libros favoritos, así que afirmar que estaba esperando con ansias su continuación es un eufemismo. El portal de los obeliscos es el segundo libro de su trilogía La Tierra fragmentada y puedo asegurarles que, sin importar lo altas que eran mis expectativas, no me decepcionó en absoluto. Póngase cómodos, hoy volvemos a La Quietud. 

"Las relaciones esculpen la forma definitiva de cada individuo" 

El libro continua exactamente donde terminó el anterior. Así que mi recomendación es que si aún no han leído La quinta estación, novela ganadora del premio Hugo del año 2016, paren de leer esta reseña porque puede contener spoilers de esa primera parte. Pueden pasar por mi reseña del libro si quieren saber un poco más o mejor vayan directamente a la librería a comprarlo. 

Nos reencontraremos con Essun. Pero antes, en el primer capítulo, podremos conocer a Nassun, su hija, esa niña que solo tiene 8 años cuando el mundo se acaba, que encuentra a su padre Jija sobre el cadáver su hermano pequeño, justo después de asesinarlo y que se salva por muy poco de correr el mismo destino. Una niña que como su madre es una orogen, y que ha sido entrenada por ella para mantener sus poderes controlados, pero quizás con demasiada rigidez. Tanta, que la niña siempre ha visto a su padre como la figura que le da afecto, y por eso decide irse del pueblo con él a pesar de todo, justo antes que el fin del mundo los atrape en la carretera. 

Tener esos capítulos que nos narren la vida de Nassun, esa hija perdida que Essun se afana por encontrar recorriendo a pie La Quietud, nos permiten conocer una parte diferente del pasado de nuestra protagonista; una donde es una figura que por miedo a lo que le pueden hacer a sus hijos si descubren sus poderes, es quizás demasiada severa con una niña que aún no entiende el porqué de tan riguroso entrenamiento. Es desgarrador ver su dolor, no deja de ser una niña pequeña y asustada, pero muy poderosa, que busca cariño y aceptación y que la encuentra en unas manos verdaderamente aterradoras. 

"Habéis sufrido demasiadas pérdidas. Os han quitado demasiadas cosas, una y otra y otra vez, hasta que lo único que os quedaba era esperanza, una esperanza que habéis abandonado porque duele demasiado". 

Essun se encuentra en Castrina, esa comu oculta en una geoda gigante bajo suelo, esa que la atrajo y le dio bienvenida cuando perdió el rastro de su hija y no había ya otro lugar donde ir; el lugar donde se topa con Alabastro y descubre hasta qué punto está implicado el decanillado en la destrucción del Fulcro y del mundo. Ahora que no tiene más alternativas, nuestra protagonista tiene que aprender todo lo que él le pueda enseñar antes de que la enfermedad que lo está matando poco a poco acabe con quien fue más que su maestro o su amigo. Alguien al que odia y quiere en partes iguales. 

Esas lecciones las recibe Essun, mientras poco a poco se va integrando a esa comu que parece aceptar a los orogenes, pero en la que aún ella no puede confiar. El pasado le ha enseñado que el odio por quien es diferente puede terminar por aflorar en cualquier momento y ella no está dispuesta a sufrir ninguna perdida más. Lo que aprende le enseña que los orogenes son capaces de muchas más cosas de las que ella creía capaz, que hay algo más que orogenia, algo a lo llaman magia y en la que los obeliscos juegan un papel fundamental. 

"La indiferencia es peor que el odio" 

Además de los capítulos de Essun y su hija, y los interludios donde Hoa toma el control, contaremos con otros narrados por un viejo conocido, que no por esperado impacta menos cuando finalmente hace su aparición; La Quietud es todo menos un lugar tranquilo y a medida que avanza la estación se vuelve un lugar aún más peligro y lo mismo ocurre con sus habitantes. De nuevo hay que destacar la traducción de David Tejera Expósito, sin su adaptación de los términos La Tierra fragmentada sería un lugar diferente. 

Una guerra tan antigua que no conocemos ni a todos los implicados, ni todas sus motivaciones; un mundo moribundo, quizás la oportunidad de arreglar las cosas o de acabar con lo que queda del continente mucho más rápido; un grupo de personas sistemáticamente oprimidas; una madre que ha perdido todo y que busca a su hija, una hija que parece que no quiere ser encontrada. El portal de los obeliscos al igual que su predecesora nos presenta una historia que no solo es adictiva, sino que está repleta de crítica social, de injusticias y de reflexiones en las que no puedes parar de pensar. N. K. Jemisin tienen una voz y un mensaje potentes, su mundo y sus personajes se sienten tan reales que duelen. Necesito saber cómo concluye la historia de Essun, y creo que a ustedes les pasará lo mismo si se animan y le dan una oportunidad.

¿Han leído El portal de los obeliscos? ¿Les llama la atención?