Reseña: Pronto será de noche

Autor: Jesús Cañadas.
Título: Pronto será de noche.
Editorial: Valdemar.
ISBN:  9788477028017
Páginas: 256.
Precio: 19,50 €

Sinopsis:

«Pronto será de noche, pero no habrá diferencia. El cielo seguirá teniendo ese color incómodo. El fuego que baila en las ventanas sacará a la ciudad de su ceguera. Será de noche, pero no estará oscuro. Caerán pájaros muertos del aire. Golpeando el suelo con un sonido de guantes empapados».

Ese de ahí es Samuel. Es policía, o lo era. Ahora está atrapado en un atasco infinito. Como tú y como yo. Miles de coches en medio de una autovía que se dirige hacia el sur; aunque eso poco importa. Lo que importa es que huimos. Somos una multitud desesperada rumbo a ninguna parte mientras el mundo se derrumba a nuestro alrededor. La negrura se extiende detrás de nosotros, nos persigue. No nos queda más que avanzar. Los metros cuestan horas, el calor sofoca, el aire es de barro. Y justo cuando parece que nada puede empeorar, sucede: en medio de esta nada inmensa, un conductor ha aparecido muerto. Estrangulado. Samuel necesita descubrir quién ha sido, y sobre todo por qué. Por qué aquí, por qué ahora. Mientras la oscuridad avanza y el tiempo se acaba, un simple acto puede bastar para darle sentido a todo. Así que vamos, vuélvete a tu coche. Acurrúcate en el asiento. Cierra por dentro y, por favor, no te duermas. Por lo que más quieras, no te duermas. Porque cuando caiga la noche, tú podrías ser el siguiente.

Opinión personal:

Una de mis lecturas favoritas del año pasado fue Los nombres muertos de Jesús Cañadas, por eso al descubrir que el gaditano publicaba nuevo libro, sabía que lo tenía que leer.  Mis expectativas no eran pocas y estaba segura que me iba a gustar, pero no podía conocer dónde me estaba metiendo, porque Pronto será de noche es un viaje incómodo pero también alucinante; es del tipo de historia que te alegras al leer desde la comodidad de tu casa, lejos de cualquier vehículo y preferiblemente sin mirar por las ventanas, no sea que al cielo le dé por cambiar de color.

“Pronto será de noche, pero no habrá diferencia… Será de noche, pero no estará oscuro. Caerán pájaros muertos del aire. Golpeando el suelo con un sonido de guantes empapados”.

Todo inicia desde el asiento de atrás de un coche, en donde acompañamos a un hombre sin nombre que va camino a su muerte, con una capucha sobre su cabeza que le impide ver la forma en que la cuidad se consume en llamas, sin mirar cómo se desarrolla el fin del mundo, porque aunque pronto será de noche, no habrá ninguna diferencia,  no se hará oscuro y para ese momento él ya estará muerto.

En el primer capítulo conoceremos a Samuel un policía atrapado desde hace días entre los miles de coches que lentamente huyen del fin del mundo, rumbo al sur aunque no haya ningún lugar al que puedan ir. Todos están tratando de alejarse todo lo posible del caos en que se ha convertido la ciudad, dejando el horror detrás, al menos de momento.   

“La hierba está empezando a morirse. Las semillas se pudren. No hay animales. Todo es un borrón parduzco. Todo”.

Samuel es el encargado de relatarnos quienes son las personas que se encuentran junto a él en el atasco, al fin y al cabo pueden ser las últimas personas a quienes vea y con las que hable, puesto que llevan horas y horas sin otra cosa que hacer, más que avanzar muy poco a poco.

Así vamos conociendo a todos, desde el escritor que cree que va a sobrevivir, la embarazada de nueve meses que nadie sabe a dónde va, el amable abuelo, al adicto en abstinencia, a la cincuentona que casi no habla con los otros, el enigmático hippie al que al parecer nadie ha visto, al taxista mal humorado y a la maestra con cincuenta y tres niños a su cargo.

“Todo el mundo intenta huir a alguna parte y por eso todos están atrapados. Esto es lo que pasa cuando el mundo se acaba”.

Pero al amanecer aparece algo más en la autopista, descubren al médico del coche amarillo junto a Samuel muerto, así que ahora el policía tiene una misión, encontrar al responsable y descubrir cuál de sus compañeros de viaje es un asesino, antes de que lo que sea que vaya a acabar con el mundo los alcance.

Y así arranca la cacería donde todos son sospechosos hasta que se demuestre lo contrario, cambiando de narrador para ir conociendo a los diferentes conductores y parte de su pasado, de una forma que leer resulta adictivo y solo puedes temer qué es lo próximo que va a ocurrir.

“Hay fines del mundo para todos los gustos. Todos estábamos igual de equivocados y eso no ha importado”.

Es difícil describir la desesperación que trasmite el libro, el miedo que sienten los protagonistas ante el fin. Cañadas crea una atmósfera tan opresiva como realista, que no deja de sorprendernos en ningún momento y que como todo buen libro tiene más de una lectura, porque puede ser vista como una historia apocalíptica o puede ser muchísimo más, algo que nos hace preguntarnos más sobre la vida y su significado, que sobre la muerte. Todo esto con un estilo impecable y unos toques de humor oscuro que hicieron que no parara de marcar frases y más frases a medida que avanzaba.

Si quieren descubrir una de esas novelas de las que no se olvidan con facilidad, con uno de esos finales que te hacen sentir que necesitas un trago o dos o toda la botella, no dejen de leer Pronto será de noche, yo estoy deseando saber cómo nos sorprenderá Cañadas con su próxima novela.

Pueden leer una de mis frases favoritas del libro aquí.

¿Han leído Pronto será de noche? ¿Les llama la atención?