El oso y el ruiseñor, de Katherine Arden

Cuentos de hadas contados al calor del hogar. ¿Cuánta verdad esconden esas narraciones que los niños y los que no lo son tanto disfrutan por igual? ¿Y si fuesen algo más que historias? ¿Es posible que todo sea real? Hoy quiero recomendarles El oso y el ruiseñor, de Katherine Arden, una novela fascinante que nos llevará a descubrir una Rusia medieval repleta de secretos, magia y monstruos, pero solo para aquellos que saben dónde mirar.

“La casaremos con Morozko, el señor del invierno. ¿Puede una doncella pedir un novio mejor o más rico? ¡Es el señor de la nieve blanca, de los abetos negros y de la escarcha del bosque!”.

Nos trasladamos a la estepa rusa, con sus largos, oscuros y crudos inviernos, para conocer la historia de Vasia. Ella es la quinta hija de un boyardo, un aristócrata, que vive feliz con su mujer y sus cuatro hijos, hasta que su esposa muere poco después de dar a luz a la niña que será nuestra protagonista. Aunque la pérdida de Marina deja con un gran dolor a Piotr, antes de morir le hace prometer que deberá cuidar de su hija, porque ella, al igual que su abuela, será especial. 

Veremos a Vasia crecer feliz, salvaje y libre hasta que, al cumplir los siete años, su padre decide contraer nuevas nupcias para que así su indomable hija tenga una figura materna que la guíe. Pero cuando llega de Moscú acompañado de una joven muy devota, temerosa y de nervios frágiles, la vida de nuestra protagonista empieza a cambiar. Su madrastra ve demonios en todos lados, entes espantosos que nadie más excepto Vasia es capaz de ver. Pero, para la muchacha, no son los seres aterradores que Anna detesta, sino los guardianes del hogar, de los árboles y los ríos, criaturas a las que siempre se les ha dejado pequeñas ofrendas para que cuiden de todos. 

“Se acerca una tormenta y, a su lado, las heladas no serán nada en comparación. El valor os salvará. Si tu gente tiene miedo, está perdida”. 

Tras la muerte del viejo sacerdote, llega al bosque un nuevo religioso para predicar la palabra de Dios. El destino de todo el pueblo estará en peligro. El padre Konstantín detesta las viejas costumbres y las pequeñas ofrendas a los antiguos dioses, a las que cree una inútil superstición. Así que empezará a sembrar el miedo entre los habitantes de la estepa para que encuentren lo que él considera la salvación. Será Vasia quien buscará que el terrible mal que acecha en la espesura y que aumenta cada día ahora que los guardianes van perdiendo su poder, no acabe con todo lo que le es querido. 

Me gustaría destacar lo bien escrita que está la novela, y lo maravillosa que es la traducción de Maia Figueroa. Como si de un cuento de hadas se tratase, Katherine Arden nos va relatando la historia de una joven inconformista a la que vemos descubrir que las narraciones de su aya Dunia eran mucho más que fábulas para entretener a la familia en los largos inviernos. Que hay seres que nadie más puede ver y que tener el don para conocer de su existencia la marcará como diferente, e incluso ser temida. No está lleno de acción, pero creo que tampoco le hace falta, es un libro que más que contar nos muestra la evolución de sus personajes y eso resulta asombroso. 

“Debes recordar los viejos cuentos… Vasia, sé precavida. Sé valiente”.

Cuentos, monstruos, magia, secretos, madrastras malvadas, reyes del invierno… El oso y el ruiseñor de Katherine Arden es un libro sorprendente y con una ambientación espectacular. Un cuento de hadas moderno, no por su escenario, sino por los temas que trata. Esa Rusia medieval con su rico folclore es tan fascinante y cautivadora como lo son sus personajes. Vasia se debe enfrentar a un mundo en el que una mujer tenía solo dos opciones: ser esposa o acabar en un convento. Pero se negará a cumplir con los roles preestablecidos y no solo luchará para proteger a su pueblo, sino también por su propia libertad. Yo me he quedado con muchas ganas de saber qué nuevas aventuras la esperan a nuestra heroína en los dos libros que faltan por publicar de la trilogía.

¿Han leído El oso y el ruiseñor? ¿Les llama la atención?