Hoy quiero hablarles de uno de esos libros que terminas de leer y quieres salir corriendo a recomendarle a todo el mundo. Se trata de Planetas invisibles, una antología de ciencia ficción china contemporánea editada por Ken Liu, que reúne a cuatro autoras y a tres autores que nos muestran en trece relatos y tres ensayos la gran calidad que tienen las historias que se disfrutan en el gigante asiático, relatos fabulosos que tratan de temas muy diversos y que me dejaron con ganas de más, mucho más.
“La ciencia-ficción es la literatura de los sueños, y los textos oníricos siempre nos dicen algo acerca del soñador, del que interpreta los sueños y de la audiencia”.
Antes de las historias, contamos con una maravillosa introducción de Ken Liu, quien no solo seleccionó los textos, sino que también se encargó de traducirlos del chino al inglés. En ella nos explica lo difícil que es responder a la pregunta ¿en qué se diferencia la ciencia ficción china de la que se escribe en inglés? También nos invita a acercarnos a los relatos, no viéndolos solo como una crítica a la política del país, sino como obras con un mensaje universal, pues se refieren no solo a China sino también a la humanidad en su conjunto.
Dividido luego por autores, nos encontraremos primero con Chen Qiufan, escritor del que podremos disfrutar de tres relatos. El primero de ellos: El Año de la Rata nos habla de un joven recién graduado de la universidad que, al no encontrar trabajo, decide alistarse en el ejército en una patrulla encargada de cazar ratas modificadas genéticamente para poder luego asegurarse un trabajo estable. Un relato muy crítico y asombroso, en el que los personajes son poco más que peones en la partida de ajedrez más compleja del mundo.
Le sigue El Pez de Lijiáng una historia de estilo ciberpunk, en el que nada es lo que parece, y una rehabilitación en una cuidad vacacional que en otros tiempos fue un verdadero paraíso y que ahora no es más que una gran mentira. El tiempo como otra forma de esclavitud, es simplemente maravilloso. En La Flor de Shazui, Chen usa una ambientación opresiva, de edificios tan juntos unos de otros que no se ve la luz del sol y nos cuenta una historia de violencia y arrepentimiento, todo en pos de una vida mejor.
“Da autentico pavor pensar que hay gente que puede descubrir tus miedos más profundos”.
Es el turno de Xia Jia, autora de la que también podremos disfrutar tres relatos, Cientos de fantasmas desfilan esta noche es el primero de ellos y nos relata la historia de Ning, un niño abandonado y criado por fantasmas en una calle que antes estaba repleta de turistas, pero en la que ahora él es el único ser vivo; un relato maravilloso sobre la identidad. Le sigue una de mis historias favoritas: El Verano de Tongtong, en el que se nos muestra cómo una niña pequeña vive que su abuelo, que ahora necesita cuidados, se mude con su familia y aunque al principio la situación de dependencia hace la convivencia complicada, la aparición de un robot que ayuda al anciano cambia la vida de todos. Un relato emotivo que utiliza a la tecnología como un medio para hacer mejor la vida de las personas mayores.
El paseo nocturno del dragón equino nos presenta a un dragón mecánico que despierta en medio de un museo en ruinas, para descubrir que ahora el mundo está desolado y la naturaleza ha recuperado lo que el hombre le quiso quitar. Tradición y modernidad, mitos y tecnología, sueños y realidad, todo en un relato que une diferentes historias y las transforma en casi un poema.
“Fingir que lo falso es real solo sirve para que lo real parezca falso”.
De Ma Boyong podremos leer La Ciudad del Silencio, una fabulosa distopía en la que la vida de todos depende tanto de la red, que casi no es necesario que abandonen su hogar, pero existe un control tan estricto sobre lo que se puede escribir en ella, que más que palabras prohibidas, los ciudadanos tienen La Lista de Palabras Convenientes, las únicas que pueden usar. La vida de nuestro protagonista cambia cuando pide acceso a un foro y descubre un código secreto que le permite encontrar un grupo con el que hablar de verdad. Un relato sobre el lenguaje, la libertad y la represión, un gran homenaje a 1984 y otro de mis favoritos.
“La tecnología es neutral, pero su progreso hace que un mundo libre sea más libre y uno totalitario sea aún más represivo”.
Es el turno de Hao Jingfang, escritora de la que podremos leer dos historias, la primera es la obra que da nombre al libro. En Planetas invisibles, Hao inspirada por Italo Calvino, nos va describiendo diferentes planetas y haciendo gala de una imaginación prodigiosa, nos cuenta sobre sus costumbres y también sobre sus habitantes, con sus virtudes y defectos. Es un relato que nos habla de lo complejo de nuestro mundo, sobre el poder de las historias y de cómo ellas nos cambian.
Entre los pliegues de Pekin, es otra de mis historias favoritas del libro. En ella se nos cuenta la historia de Lao Dao, un hombre trabajador del tercer sector que arriesga su vida para cumplir una peligrosa misión, que implica llevar un mensaje desde el segundo sector hasta el primero, porque el Pekin donde él vive, se encuentra dividido de forma que cada cierto número de horas la ciudad se trasforme para que las personas que viven en los diferentes sectores no tengan nunca que interactuar. Pero no crean que la repartición del terreno, la población o los recursos es equitativa. Los del primer sector tienen todos los beneficios, aunque sean muy pocos. Una distopía que utiliza la economía para hablarnos sobre lo injusto del sistema que reparte las riquezas.
“Cuando haya terminado de contarte estas historias, cuando hayas terminado de escuchar estas historias, ni yo seguiré siendo yo, ni tú seguirás siendo tú”.
De la escritora Tang Fei nos encontramos con Chica de compañía un relato en el que nada es lo que parece porque, aunque el título lleva a imaginar qué tipo de compañía puede ofrecer una joven de quince años y sin recursos a hombres mayores adinerados, la respuesta no es tan sencilla, o quizás sí, les tocará a ustedes averiguarlo.
Le sigue La Tumba de las Luciérnagas de Cheng Jingbo, en el que la autora nos cuenta la historia de una joven que nació durante una gran peregrinación en la que los sobrevivientes de la humanidad buscaban un refugio porque, aunque nadie sabía el motivo, todas las estrellas están muriendo. Planetas moribundos, leyendas, castillos, magos, caballeros, amores imposibles y la historia de una madre y una hija. Es del tipo de relato en el que no puedes parar de pensar.
“Cuenta la leyenda que el día que nací, mi pequeño planeta cruzó la Puerta al Estío”
Los dos últimos relatos del libro son de Liu Cixin, autor que ya conocía gracias a la fabulosa novela “El problema de los tres cuerpos” de la que pueden leer mi reseña aquí. El primero de ellos es El circulo, que es precisamente la adaptación de uno de los capítulos de su novela, en la que vemos en una especie de historia alternativa, la creación de una formación calculadora, con la que un ejército pasó a convertirse en una máquina para calcular. Es un relato increíble, que usa la ambición de un monarca como instrumento de su propia destrucción.
Le sigue Cuidando de Dios, otros de mis relatos favoritos del libro y del que estoy segura de que se disfruta más mientras menos sabes del argumento, pues es precisamente el ir descubriendo poco a poco quién es ese Dios, que se encuentra en medio de una familia en la China rural, donde radica su atractivo. Es fabuloso de principio a fin.
“— Somos Dios. Por favor, teniendo en cuenta que este mundo lo creamos nosotros, ¿nos darías algo para comer?”
El libro incluye, además, tres ensayos fascinantes que sirven de complemento perfecto para la lectura y que nos hablan del origen de la ciencia ficción china, de lo que implicó el éxito de la publicación de la trilogía de El problema de los tres cuerpos, y también sobre qué es lo que hace que la ciencia ficción china sea china. Pero leer todo esto no hubiese sido posible sin la excelente labor que realizaron Manuel de los Reyes y David Tejera Expósito con la traducción del libro, que hicieron que descubrir y conocer todas esas voces desconocidas y lejanas fuese un placer.
Es difícil resumir lo mucho que me gustaron cada uno de los relatos, o lo que disfruté de toda la lectura en general, así que no puedo hacer otra cosa que recomendarles que busquen Planetas invisibles y le den una oportunidad, si les gusta la ciencia ficción es un libro imprescindible. Hay muchas autoras y autores por descubrir y cada uno de ellos tiene una visión única del mundo que vale la pena explorar.
¿Han leído Planetas Invisibles? ¿Les llama la atención?
Pues con muchas ganas de hincarle el diente. Tras la de Edith Nesbit, será la antología con la que combine lectura y cómic :)
ResponderEliminarTe lo vas a pasar en grande, los relatos son maravillosos de verdad. La calidad es muy alta, ya nos contarás cuáles terminan siendo tus favoritos.
EliminarBesos y buenas lecturas.
Qué buena pinta, con lo que me chifla una antología. Tengo pendiente a este autor, ya no sé con cuál estrenarme, si con este o El zoo de papel.
ResponderEliminarUn beso ;)
Ken Liu es tan buen antologo como escritor, pero si quieres conocer su obra mejor empezar con El Zoo, aquí realizó la labor de editor y traductor, yo estoy encantada con la calidad de los relatos, así que te lo recomiendo con los ojos cerrados.
EliminarSaludos