Reseña: La noche del ilusionista

Autor: Daniel Kehlmann.

Título: La noche del ilusionista. 

Traducción: Helena Cosano.

Editorial: Nocturna Ediciones.

ISBN: 9788494335426.

Páginas: 190.

Precio: 14,50 €

Sinopsis:

Cuando Arthur Beerholm era todavía un niño, su madrastra murió fulminada por un rayo y a él lo enviaron a un internado esnob y perdido en las montañas. Fue allí donde tuvo su primer (y desafortunado) contacto con el ilusionismo.

Años después, Arthur es aprendiz de un prestidigitador cuyos asombrosos trucos consiguen que las sillas dancen a su alrededor, las tazas de café se llenen solas y de los pañuelos surjan pájaros plateados. Sin embargo, a Arthur los trucos ya no le bastan; lo que desea es ir más allá: dominar el arte de la magia y desafiar la realidad.

Opinión personal:

El Ilusionista protagonizada por Edward Norton y basada en el relato de Steven Millhauser, es una de mis películas favoritas; no sé cuántas veces la he visto, pero sigue maravillándome como la primera vez. Por eso, al saber que la editorial Nocturna iba a publicar una novela sobre uno de estos personajes, sabía que tenía que leerla y Arthur, nuestro protagonista no pudo sorprenderme más.  

"Mientras sepa que necesito trucos, no soy más que un pobre prestidigitador"

La noche del ilusionista inicia desde lo alto, nuestro protagonista nos habla sobre la fascinación que sentimos por las alturas. En la terraza de un café nos cuenta su historia, que no podría comenzar de otro modo que desde el inicio; sus primeros recuerdos, memorias de la infancia donde no hay madre, ni padre, sólo luz y colores.

Arthur no llega a los treinta años. Hijo de una madre soltera que al quedar embarazada muy joven lo dio en adopción. Luego tuvo la suerte de llegar a la familia Beerholm, donde tuvo una infancia feliz hasta que a los siete años pierde a Ella su madre adoptiva por causa de un rayo, un hecho tan fortuito como desgarrador para el joven.

Desde los diez años se va a estudiar a un internado aparentemente lujoso en Suiza, cuando su padre contrae nuevamente matrimonio. Es allí, donde gracias a su compañero de habitación aprende un truco de cartas y se interesa por la prestidigitación. Se dedica a estudiar libros y en aprender nuevos trucos, hasta que el día de su primera actuación, cuando todo parecía que iba a ser un éxito rotundo, las cosas no terminan saliendo como se esperaban.

La muerte de su madre afecta profundamente la vida de nuestro protagonista, sus decisiones o la falta de ellas, y en la búsqueda de una causa que explique el por qué, se plantea estudiar teología, ser un sacerdote que ve en los números todas las respuestas.

"Todo lo grandioso es difícil"

Tras ver la actuación de Jan van Rode, un famoso ilusionista, decide replantearse las cosas, lograr el objetivo más difícil de todos, ser un mago, pero no uno cualquiera, sino un ilusionista verdaderamente bueno, y para ello debe hacer algo realmente complicado: aprender a engañar no solo a los espectadores sino sobre todo a sí mismo.

Las descripciones son magnificas, el estilo de Daniel Kehlmann es impresionante. El inicio puede resultar un poco lento, pero luego, el ritmo y la tensión no hacen sino aumentar. Una vez que conocemos a Arthur realmente, la historia va a mejor. Y como todo buen ilusionista nos tienen preparado un giro final, que nos hace replantearnos toda la narración.

¿Qué es real? ¿Qué es ficción? ¿Dónde termina la ilusión para encontrarnos con la verdadera magia? ¿Cuánto de lo que nos relata Arthur sucede sólo en su imaginación? Todas éstas son preguntas que deberán responder ustedes mismos tras leer esta maravillosa novela debut.

Con profundas reflexiones, La noche del ilusionista es un libro donde veremos dudar a Arthur, y acompañarlo en el proceso de su incertidumbre, de buscar, encontrar y perder su lugar. Es impecable como caemos nosotros mismos en una ilusión, y somos tan manipulados como cualquier espectador más. Una lectura espectacular.

¿Han leído La noche del ilusionista? ¿Les llama la atención?