Imaginen que un encuentro fortuito cambia tu vida para siempre. ¿Qué pasaría si lo que debería ser solo una visita al supermercado transforma toda tu existencia? ¿Si toparte con un niño que grita en el pasillo de los dulces junto a una madre que parece desesperada vuelve tu propio mundo en una pesadilla de la que no puedes escapar? Hoy quiero recomendarles Caramelo ácido, de Kealan Patrick Burke. Una novela corta de terror que les hará dudar sobre si algo tan cotidiano como hacer la compra es una actividad segura.
«Cuatro meses después de su primer encuentro con el niño en Walmart, a Phil Pendleton se le cayó el último diente».
El libro nos cuenta la historia de Phil Pendleton, un hombre que cuando empieza la novela se encuentra en el pasillo de las golosinas en Walmart comprando chocolates para su novia que le espera en casa. Lo que era una pequeña pausa antes de pasar un día tranquilo y perfecto junto a Lore, se comienza a complicar cuando un niño en el supermercado empieza a gritar sin parar. Y aunque lo mejor hubiese sido que ignorase al pequeño y a su madre que parecía totalmente ida, digamos que le pudo la curiosidad y que terminó por aceptar uno de los caramelos ácidos que le ofrece el niño.
Lo que pudo quedar como una simple anécdota curiosa, marcará el inicio de una pesadilla. Porque aunque Phil crea que no verá ni a la mujer ni al niño nunca más, pronto descubrirá que ha cambiado su vida para siempre. Al llegar a su hogar comprobará que ese pequeño, Adam, está en su casa, aguardando y afirmando ante todos que él es su padre. Las fotos que hay en su hogar y todas las pruebas apuntan a que el chiquillo es su hijo, y que es Phil quien está equivocado al creer que no lo había visto nunca antes de ese día.
«Sabía que todo estaba mal, que algo había alterado el tejido de su realidad, que alguien o algo había hecho que ocurriera, pero no entendía cómo. Lo peor de todo era que las abrumadoras pruebas que se le presentaban traían consigo la primera semilla de duda».
Teniendo la certeza de que algo muy malo está pasando en su vida, pero con la duda de si realmente era él que había perdido la cordura o si estaba siendo manipulado de una manera que no puede comprender, Phil empieza a vivir como un prisionero en su propio hogar. En el que se ve obligado actuar como el padre de ese niño que irrumpió en su vida y del que no puede librarse. Alimentándose de los caramelos ácidos que reemplazaron todos los alimentos que había en su casa, mientras su cuerpo rechaza cualquier otra cosa que intente ingerir. Tratando de resistir su deterioro físico y mental, mientras busca una manera obtener respuestas y de huir del niño, pero sin muchas esperanzas de lograr su liberación.
Es impresionante como con una premisa en apariencia tan sencilla el autor logra crear una historia tan adictiva, en la que nos toparemos con un hombre que nunca ha quería ser padre, solo para descubrir que ahora hay un niño que afirma que es su hijo y del que no puede escapar. En el que el protagonista duda de su propia cordura, solo para descubrir que quizás el niño es mucho más de lo que aparenta. Y que esos caramelos ácidos que es obligado a comer pueden ayudarlo a encontrar una respuesta, aunque quizás no la que él esperaba.
«¿Y si estaba equivocado? ¿Y si se había vuelto loco y aquel era su hijo? ¿Podría ser aquello lo que les ocurría a los padres normales cuando enloquecían y asesinaban a sus hijos? ¿Dejaban de conocerlos, se convencían de que seres inocentes se habían convertido en monstruos?».
Caramelos, niños, padres, locura, horror cósmico… Caramelo ácido, de Kealan Patrick Burke es una novela corta adictiva e inquietante. En la conoceremos a un protagonista que verá cómo su vida se transforma en un calvario tras un encuentro casual. Sabemos que ser padres nunca es una tarea fácil, pero después de leerlo puede que tengan pocas o cero ganas de aventurarse a tener hijos. Además, la traducción de José Ángel de Dios es excelente y la edición de Dilatando Mentes, como nos tienen acostumbrados, es preciosa. Si buscan una lectura de terror que no puedan parar de leer, tienen que darle una oportunidad.
¿Han leído Caramelo ácido? ¿Les llama la atención?
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