Imaginen crecer en un lugar tan hostil que prefieres irte a la guerra que permanecer allí. Un pueblo lleno de fantasmas y con un Bosque que exige sacrificios a cambio de conceder favores a quienes cumplan con sus crueles demandas. Un sitio en el que todos los vecinos parecen creer que el Bosque es una especie de protector aunque demande un alto precio, y esos favores que reciben a cambio de tanta sangre siempre resultan estar envenenados. Hoy quiero hablarles de Las raíces recuerdan tu nombre, de Aitziber Saldias. Una novela de terror rural cargada de dolor, secretos y maldiciones generacionales.
«Si los muertos no desaparecen, los vivos no descansan».
El libro nos cuenta la historia de Lander Herrera, un joven soldado que regresa al pueblo que lo vio nacer cuando recibe en el frente la noticia de que su padre ha muerto. Aunque la intención de nuestro protagonista es cumplir con las formalidades que conlleva la muerte de su progenitor lo más rápido posible y abandonar nuevamente Urrun, ese pueblo maldito al que nunca pensó en volver, digamos que una vez que regresa allí se da cuenta de que el informe que registra la muerte de padre no es tan fiel como se podría esperar. Que hay incongruencias que le hacen sospechar que quizás esa muerte no fue natural. Y es algo que él mismo podrá comprobar de alguna manera porque en ese universo creado por Saldias los muertos no desaparecen al morir.
Sin entrar en muchos detalles, digamos que los fantasmas se quedan durante un tiempo indeterminado atrapados reviviendo su última hora una y otra vez antes de desaparecer de manera definitiva. Pero que los fantasmas sean algo muy real no es lo único fascinante de la novela, porque ese Bosque que exige sacrificios a cambio de otorgar favores a los habitantes de Urrun es tan inquietante como peligroso. Aunque quizás lo más desconcertante es que no solo el Bosque tiene conciencia, también la casa de los Herrera a la que regresa Lander está muy viva. Es un lugar que se lamenta de ver volver al soldado maltrecho de la guerra, pero que lejos de ser un refugio, es solo el mal menor al que debe hacer frente nuestro protagonista para no caer directamente en las fauces del Bosque. Por lo menos, mientras intenta esclarecer qué pasó realmente con su padre.
«Si todavía le quedaba alguna duda después de haber observado a los muertos, esta era la prueba definitiva de que algunas tradiciones no solo mueren, sino que matan».
Al entrar en ese hogar del que escapó y que se alimenta de él, Lander descubre que su padre estaba realizando algún tipo de investigación antes de morir. Aunque su familia siempre se mantuvo alejada del Bosque y se negaba a pedir sus favores, en la casa encuentra diarios y recortes de prensa, todos relacionados de alguna manera con el Bosque y con el Niño Roto, ese que Lander creía haber olvidado. Y así, entre un presente en el que se quiere mantener todo lo alejado del Bosque que sea posible y el pasado, en el que descubriremos que lo llevó a escapar de su hogar y del pueblo, así como los muchos secretos que esconde Urrun en general y su familia en particular, iremos sumergiéndonos paso a paso en una historia de pesadilla, en la que parece que no hay ningún lugar seguro.
Es imposible hablar de todos los elementos que contiene el libro sin caer en spoilers que les puedan arruinar la lectura, pero solo les puedo adelantar que la autora logra crear un pueblo que es tan inquietante y está tan lleno de misterios que es imposible parar de leer. Si bien es cierto que el primer capítulo puede ser bastante desconcertante (porque guarda más de una revelación asombrosa) una vez que entramos en esa casa que está muy viva, así como en ese pueblo maldito con sus innumerables muertos y tenemos claro que el Bosque es nuestro principal enemigo (pero quizás no el único) solo queremos descubrir todos los enigmas que esconde la novela. Que no serán pocos y que nos dan buen material para las pesadillas.
«Aunque ella no fuese capaz de responder a ese cariño porque estaba rota, y las madres rotas criaban niños rotos».
Bosques, casas encantadas, maldiciones, fantasmas, bichos, sacrificios, secretos, crueldad… Las raíces recuerdan tu nombre, de Aitziber Saldias es una novela de terror llena dolor y de secretos. De pueblos que se niegan a cambiar y de familias que esconden horrores. De niños y padres rotos. De favores envenenados. Escrito con una prosa llena de belleza, y de manera que resulta muy visual, el libro tiene escenas que parecen salidas directamente de una película de esas que nos hacen saltar o taparnos un poco los ojos (y ciertos fragmentos que transcurren en un hospital me recordaron especialmente a ese videojuego con mucha niebla y una colina silenciosa). Es increíble cómo la autora junta tantos elementos diferentes y los hace funcionar como un reloj, creando una historia inquietante y que les romperá un poco el corazón. Si están buscando una novela de terror que los mantenga leyendo sin parar tienen que darle una oportunidad.
¿Han leído Las raíces recuerdan tu nombre? ¿Les llama la atención?
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