R. F. Kuang o Rebecca F. Kuang fue mi mayor descubrimiento del 2023. Tanto Babel como Amarilla me conquistaron desde la primera página. Así que para empezar bien el 2024 mi primera lectura fue La guerra de la amapola. Una obra nominada a los premios Hugo, Nebula y World Fantasy, y una de las mejores novelas de fantasía de la historia según la revista Time. Y sí, fue una lectura que me dio todo lo que esperaba y más. El tipo de historia que me mantuvo leyendo y que rompió el corazón en más de una oportunidad. Un inicio de trilogía asombrosa que no puedo hacer otra cosa que recomendarles a ustedes también.
«Rin había cruzado todo el país para llegar a un lugar con el que llevaba años soñando, solo para acabar descubriendo una ciudad hostil y desconcertante que detestaba a los sureños. No tenía un hogar, ni en Tikany ni en Sinegard. Dondequiera que viajara, a cualquier parte a la que huyera, seguiría siendo una huérfana de guerra que no debía estar allí».
Dividido en tres partes el libro nos cuenta la historia de Rin, una joven huérfana de 16 años que sin que nadie lo espere logra aprobar el Keju, un examen que se hace con el objetivo de encontrar a los jóvenes más talentosos del país y que así obtengan plaza en alguna de las más prestigiosas escuelas del reino. Pero no es que solo supera la complicada prueba, sino que Rin logra acceder a la más prestigiosa de todas las academias, la que se encuentra en la capital: Sinegard. La academia que se encarga de formar a los jóvenes que luego serán los líderes de las fuerzas militares de Nikara. A esos generales que posteriormente tendrán el futuro del imperio en sus manos.
Aunque entrar en Sinegard representaba la vía de escape de Rin a un matrimonio concertado, lo que la joven no podía ni imaginar era que en la academia todos la despreciarían por tener la piel oscura y venir de una pequeña provincia del sur. Aunque el Keju ofrecía la plaza, la realidad era que solo los jóvenes de las familias nobles tenían los recursos con los que contratar los tutores que hacen falta para aprobar el exigente examen. Sin dinero, sin familia y sin contactos, nuestra protagonista tendrá que trabajar muchísimo más que sus compañeros solo por mantener su lugar. Ya que si ingresar parecía difícil, mantenerse allí puede ser aún más complicado.
«Si los últimos siglos han servido para enseñarnos algo, es que los enemigos de Nikan nunca descansan. Pero esta vez, cuando regresen, pretendemos estar preparados».
Si bien en el momento que empieza el libro el imperio Nikara no se encuentra en guerra, la amenaza no deja de ser cada vez mayor. La Federación de Mugen ha intentado innumerables veces invadir el imperio. Y con el fin de hacer frente a otra Guerra de la Amapola luego de haber sobrevivido a duras penas a las dos primeras (con los devastadores efectos de la adicción al opio aún entre su población) en Sinegard les enseñan desde estrategia hasta historia. Iremos descubriendo paso a paso cómo se fundó ese imperio y como la existencia de los chamanes, que muchos de los compañeros de Rin creen que son solo en mito, podría cambiar el futuro de su nación.
Aun cuando muchos de los habitantes de Nikara ya no creen en los dioses, los chamanes pueden ser los únicos que impidan que de nuevo la Federación los invadan de manera definitiva. Precisamente para el chamanismo muestra nuestra protagonista una habilidad especial, pero todo lo que tiene que ver con los dioses no es algo que sea fácil de aprender. Quizás los poderes chamánicos de Rin puedan suponer la salvación de su pueblo, pero las deidades no son compasivas. Y el dios con el que la joven sureña tiene una conexión puede exigir un muy alto precio por su ayuda. Uno que podría acabar con Rin en el proceso.
«Era duro enterarse de que vivía en un mundo en el que los humanos habían tenido la capacidad de comunicarse libremente con los dioses y la habían perdido».
Sin caer en spoilers digamos que la temida guerra llega y lo que nos muestra Kuang sobre sus consecuencias en la gente de Nikara es tan oscuro y retorcido que es fácil imaginar que solo podría ser ficción, si no fuese porque parte de lo que ocurre está basado en hechos atroces y muy reales que ocurrieron durante La segunda guerra sino-japonesa o chino-japonesa que libró entre 1937 y 1945 entre República de China y el Imperio de Japón. Entre otras atrocidades, algunos de los horrores del Escuadrón 731 del ejército japonés se ven aquí reflejados y es muy duro de leer sobre ello, pero vale la pena hacerlo. Todo lo que cuenta sobre la deshumanización del enemigo para justificar su aniquilación es tan real que duele.
Guerra, dioses, magia, poder, adicciones, secretos, sacrificios… La guerra de la amapola, de R. F. Kuang es una novela de fantasía oscura llena de mitología y magia, pero con una base histórica que le aporta una dimensión totalmente nueva a la lectura. El tipo de libro que tiene a una protagonista y a un grupo de secundarios maravillosos de los que solo quieres saber más. Estoy deseando que se publiquen tanto el segundo como el tercero, porque algo me dice que mi corazón solo ha empezado a romperse (pero me queda aún más por sufrir). La edición en tapa dura con sobrecubierta y los cantos pintados de naranja con la que las he reeditado la editorial Hidra es una auténtica preciosidad, y la traducción de Patricia Henríquez está muy cuidada. Si están buscando un libro adictivo y con un mundo fascinante tienen que darle una oportunidad.
¿Han leído La guerra de la amapola? ¿Les llama la atención?
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