In the Nevernever: Piel de ciervo, de Robin McKinley

Piel de ciervo, de Robin McKinley

05 marzo 2024

 


Hay libros que apenas empiezas sabes que se quedarán contigo para siempre. Historias que te rompen el corazón y luego te lo reconstruyen pedazo a pedazo. Que te muestran que incluso ante la oscuridad más aterradora puede haber esperanza. Incluso aunque el camino no sea rápido o fácil. Hoy quiero recomendarles Piel de ciervo, de Robin McKinley. Un cuento de hadas en el que, tal y como nos dicen desde Duermevela, «la magia, la maravilla y las pesadillas conviven». Un cuento oscuro que es una reinterpretación del clásico de Charles Perrault «Piel de asno». Un libro publicado originalmente en 1993 pero que hasta ahora (sorprendentemente dada su calidad) no había sido traducido en español.

«Su madre había sido la mujer más hermosa de los siete reinos, y siete reyes habían querido hacerla suya; pero fue su padre quien ganó ese premio de valor incalculable, a pesar de que no era más que un príncipe por aquel entonces».

Dividida en tres partes, la novela nos cuenta la historia de Lissla Lissar, la joven princesa del reino más próspero que existe. Una niña que ha crecido oyendo una y otra vez las leyendas de cómo sus padres se casaron. La manera en la que ese joven y apuesto príncipe superó unas pruebas imposibles a fin de poder casarse con la mujer más hermosa de los siete reinos. Todo lo relacionado con sus perfectos y hermosos padres le hace sentirse aún más incorrecta. Siempre solitaria. Olvidada por todos en el castillo, que no tienen ojos para esa jovencita, solo para padres. Y eso podría ser ¿normal? si también su padre y su madre no se olvidaran de ella completamente. Manteniéndola relegada a unas habitaciones aisladas en las que solo su vieja niñera, sus libros y sus historias le hacen compañía.

Su vida de aislamiento y falta de amor empieza a cambiar cuando muere su madre. Lissar recibe un regalo de un príncipe de un reino vecino que tiene su edad, le envía a Ceniza, una perra galgo que no es más que un cachorro que se convertirá en la mejor amiga de la solitaria princesa y que transformará su existencia para bien. Sin embargo, la mujer más hermosa del reino antes de morir le hizo prometer al rey que solo se casaría nuevamente cuando encontrase a una compañera cuya belleza se igualase a la suya. La vida de nuestra protagonista se volverá una pesadilla cuando tal y como ocurre en el cuento de Perrault, todo indica que la única que podría cumplir con las exigencias de la difunta monarca es justo la princesa. Pues a medida que Lissar crece, cada vez se parece más físicamente a su madre. Sin embargo, de su altiva personalidad no tiene nada.

«Si Ceniza no hubiera llegado a ella, tal vez hubiera descubierto la avaricia en su lugar, pues su mundo tal y como ella lo entendía se había acabado con la muerte de su madre; y lo que había aprendido con esa muerte era que estaba sola, que siempre había estado sola y que se había acostumbrado a ello sin saber que se estaba acostumbrando a ello».

No les quiero contar más detalles, pero digamos que a nuestra protagonista no le queda otra cosa que huir junto a Ceniza de ese reino, de su padre y del infierno en que transforma toda su existencia. Es su perra la compañera que la inspira a aguantar y a resistir. Porque aunque Lissar cree que no tiene fuerzas para vivir, tener a su galgo junto a ella la hace aguantar un día más. Así, lo que empieza como un cuento de hadas, se convierte primero en horror, y luego en una historia de superación del trauma. Una historia que en un primer momento nos deja rotos y después nos reconstruye. Al igual que Lissar que incluso olvida su nombre y su pasado reciente a fin de poder sobrevivir. Que atraviesa un invierno durísimo y aterrador, para a continuación buscar un nuevo propósito.

McKinley hace un trabajo extraordinario con su escritura (que está llena de belleza) de manera que podamos sentir el dolor de su protagonista, su soledad. La batalla épica que debe atravesar con el fin de recomponer su vida tras un trauma demoledor. Y que no incluye solo sobrevivir a un dragón (que también lo hace) sino aprender a cuidar de sí misma nuevamente. A ser capaz de volver a mirar a su cuerpo sin desmayarse. A superar el dolor físico y mental. A darse tiempo. A cuidar a otros para sanarse también ella misma en el proceso.

«Aquella noche durmió en paz, creyendo que por fin de alguna forma nueva que lograría triunfar, recuperaría su vida… encontraría una vida que reclamar como propia».

Me gustaría resaltar que la traducción de Rebeca Cardeñoso es maravillosa, y la cuidada edición de Duermevela cuenta con la preciosa ilustración de Eva Sánchez Gómez en la cubierta. Así mismo, el libro incluye un posfacio de Isabel Clúa en el que hace un análisis increíble de la novela, así como de los retellings y de los cuentos de hadas. De verdad, que suerte tenemos de que desde la editorial están recuperando la obra de autoras como Robin McKinley, Tanith Lee, o Patricia A. McKillip porque es casi un delito que en español no pudiésemos disfrutar de ellas.

Leyendas, horror, magia, trauma, cuidados, perros, amor… Piel de ciervo, de Robin McKinley es del tipo de historia que te cambia la vida. Un libro escrito con una prosa preciosa que automáticamente pasa a ser uno de mis favoritos. Un retelling de un cuento que ya de por si era oscuro, pero que aquí se transforma en mucho más. Uno que nos muestra como se puede superar un trauma un día a la vez. Que además tiene una historia de amor preciosa, y que me hizo enamorarme de Ceniza, la compañera perruna que todo el mundo debería tener. Si están buscando un libro que los emocione, un cuento de hadas oscuro pero con espacio para la luz, te tienen que dar una oportunidad.

¿Han leído Piel de ciervo? ¿Les llama la atención?

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