Si hay un escritor que ha logrado sorprenderme con sus ideas estos últimos años es Neal Shusterman. Cuando descubrí que publicaba una novela independiente que había escrito junto a su hijo Jarrod Shusterman, quién además de autor es guionista para cine y televisión, sabía que la tenía que leer. Sed nos cuenta la historia de un apocalipsis urbano ocasionado por la falta de agua. La novela no es solo adictiva, sino que también es totalmente plausible. Un futuro próximo tan real y posible que resulta aterrador.
“… «crisis de suministro». Así es como los medios han estado llamando a la sequía desde que la gente se cansó de oír la palabra sequía. Más o menos igual que cuando el calentamiento global se convirtió en cambio climático o la guerra, en conflicto”.
Nos encontramos al sur de California para descubrir junto a Alyssa, una joven de dieciséis años, cómo ella y su familia deben enfrentarse al corte total del suministro de agua. Porque, aunque todos sabían que había que tomar medidas para contrarrestar la sequía que estaban sufriendo, acciones como no llenar las piscinas, evitar darse duchas largas o incluso regar las plantas, lo que nadie podía prever era que un día todos abrirían el grifo para encontrar que ya no había ni una gota de agua. Que la restricción sería total. Que desconocerían cuándo se restablecería el agua corriente si es que llegaba a hacerlo en algún momento.
Así que seremos testigos en primera persona de cómo viven los primeros momentos: la manera en el desconcierto los lleva primero a la inacción. Solo cuando la protagonista va a comprar agua junto a su hermano menor y su tío, unas horas después del anuncio oficial de la restricción, y descubren que ya no queda, es que se dan cuenta del alcance de la crisis y sus posibles consecuencias. No hay agua suficiente para los veintitrés millones de habitantes de la ciudad, y la ayuda que todos esperan que llegue de la mano del gobierno puede ser insuficiente o incluso no llegar.
“«Todo el mundo va a recordar dónde estaba cuando se secaron los grifos —pienso—. Como cuando asesinan a un presidente»”.
Dividido en seis partes, que a su vez se dividen en días, iremos descubriendo cómo la situación va escalando y volviéndose cada vez más peligrosa. La forma en la que la incredulidad y las esperanzas dan paso a algo mucho más primitivo: ganas de sobrevivir a cualquier coste y sin importar cómo. Veremos cómo las personas se transforman en zombis del agua, capaces de olvidar toda su humanidad con el único objetivo de conseguir algunas gotas del preciado líquido que les permitan vivir solo un poco más. Es un descenso a los infiernos que empieza lento y va tomando velocidad de manera terrorífica.
Alyssa no estará sola. Además de su hermano de diez años Garret, contará con la inestimable ayuda de su extraño vecino Kelton. Un joven de su edad al que conoce desde que eran niños y que ha crecido en una familia muy poco convencional. Mientras a casi todas las personas de su calle la escasez del agua los ha pillado desprevenidos, la familia de Kelton lleva toda su vida preparándose para el fin del mundo. Todo lo que los demás consideraban simple paranoia resulta que hace a los McCracken los únicos con agua, comida suficiente e incluso luz cuando el servicio eléctrico falla para todos los demás.
“A veces son los monstruos los que sobreviven. Y, ahora, yo soy el monstruo”.
Pero además de Kelton, en esa lucha por la supervivencia nos iremos encontrando con personajes tan enigmáticos como Jacki o Henry que también se volverán narradores y protagonistas. Así mismo, entre los diversos capítulos contamos con «Instantáneas», capítulos cortos que nos permiten ver qué está ocurriendo en diferentes partes de la ciudad, pequeñas mini historias que nos ayudan a tener una visión más global de la crisis y sus consecuencias. Ese cambio constante de perspectivas entre los narradores hace la lectura aún más adictiva. Aquí me gustaría alabar el trabajo de traducción de Pilar Ramírez Tello, quien como siempre realiza una labor estupenda y olvidamos que el libro originalmente no está escrito en español.
Escasez de agua, lucha por la supervivencia, la desintegración de la sociedad… Sed, de Jarrod Shusterman y Neal Shusterman, es una novela excelente que nos muestra lo rápido que puede cambiar todo lo que damos por sentado si algo tan básico y preciado como el agua se vuelve escaso o desaparece. El calentamiento global es un problema real y tenemos que cambiar las cosas antes de que sea aún más tarde. El libro está en proceso de adaptación al cine y yo tengo muchas ganas de ver el resultado. Dadle una oportunidad para que los Shusterman los sorprendan, una vez que empiecen a leer no querrán parar.
¿Han leído Sed? ¿Les llama la atención?
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