Relatos, 1, de J. G. Ballard

 

Nada como las historias cortas para explorar conceptos e ideas potentes en muy pocas páginas. Con el fin de imaginar futuros que, aunque parezcan lejanos e hipotéticos, en muchos casos nos están hablando del presente. Y si hay un autor de ciencia ficción que convirtió en un arte el escribir sobre el futuro real que podríamos experimentar es J. G. Ballard. Gracias al sello Runas de Alianza Editorial ahora podemos encontrar en las librerías españolas Relatos, 1. El primero de los dos volúmenes que recopilan los relatos completos del afamado autor inglés.

«Los relatos cortos siempre me han parecido importantes. Me gusta su idoneidad para tomar instantáneas, su capacidad para centrarse con intensidad en un solo tema».

Siguiendo el orden de publicación original en Relatos, 1 encontraremos las historias cortas que Ballard publicó entre 1956 y 1964. Un total de treinta y nueve relatos que cuentan con una nueva y excelente traducción de David Tejera Expósito. Poco más de ochocientas cincuenta páginas que, acompañadas por una nota del autor y una introducción de Adam Thirlwell, nos permiten descubrir los primeros trabajos del escritor. Historias en muchos casos difíciles de clasificar pero repletas de ideas potentes. De temas y escenarios variados, así como de tropos recurrentes que, aunque se repitan a lo largo de algunos cuentos, siempre se transforman para crear historias totalmente originales.

Como sería imposible hablarles de las treinta y nueve historias de manera detallada me gustaría recomendarles algunos de mis favoritos, así como aquellos que me parecieron más curiosos (aunque entre una selección tan amplia, puede que no sean los más conocidos, pero si los que más me impresionaron a medida que los fui descubriendo). La primera de ellas es Desagüe 69 en la que se nos presenta a un grupo de protagonistas que llevan tres semanas sin dormir. Una vida sin dormir o soñar podría sonar ideal, pero la realidad puede terminar siendo muy diferente a lo que se pretendía con ese experimento. Es un relato inquietante de principio a fin.

«¿Hasta dónde somos capaces de soportarnos a nosotros mismos? Quizá la humanidad necesita esas ocho horas al día para librarse del peso de su naturaleza».

Ahora: cero nos habla de un protagonista que es muy infeliz en su trabajo. Un hombre cruel y mezquino que cree que los demás son la causa de sus desgracias y que por casualidad descubre que tiene un poder. Creando unas cartas anónimas para liberar su frustración, pronto se da cuenta que quizás las palabras que plasma en esas hojas tengan la capacidad de moldear el futuro. Y sí, si les suena muy parecido al argumento de un manga realmente conocido déjenme recordarles que la historia de Ballard se publicó en 1959.

En Estudio 5, las Estrellas nos encontramos con un editor de una revista de poesía que se topa con una mujer que afirma ser una de las musas y que está disgustada con la calidad de los versos que se publican. En ese mundo, la poesía se genera de manera automática por unas máquinas llamadas TdV o “Transcriptor de versos de IBM”. Así que cuando de la noche a la mañana todas las máquinas aparecen destrozadas los llamados “poetas” tendrán que empezar a recuperar sus destrezas con el objetivo de crear versos desde cero al no poder generarlos con las máquinas. Leer este relato con todo lo que está ocurriendo ahora con las IAs generadoras de “arte” me hace pensar en lo visionaria de la escritura de Ballard, el relato se publicó en 1961.

«Para ellos, la búsqueda del soneto perfecto terminó hace años. Los ordenadores no producen otra cosa».

Bilenio nos enseña un futuro en el que la población no ha parado de crecer y el espacio para vivir en las ciudades superpobladas no ha dejado de reducirse. Nos habla de cubículos habitacionales debajo de escaleras. De colmenas de habitáculos que cada vez son más pequeños. Que condenan a vivir a las personas en espacios de 4 metros y unas temidas nuevas leyes que reducirían el espacio a solo 3 metros. Cualquier parecido con la realidad no es mera coincidencia.

Otro de mis favoritos es El asesino amable, que nos muestra a un protagonista que está apunto de presenciar la coronación del Rey Jaime III, y nos parecería algo normal si no fuese porque ese hombre es un viajero en el tiempo. Está allí para cumplir con una misión muy importante. Paradojas de los viajes temporales en un relato que está narrado de manera que no puedas parar de leer para encontrar respuestas.

«El propio universo no es más que una máquina del tiempo que vemos avanzar en una única dirección».

La jaula de arena nos presenta a un arquitecto fracasado que vive en una zona evacuada hace unos treinta años. Y aunque en un primer momento nos parece que está en Marte, en un complejo hotelero deshabitado porque algo salió muy mal, la realidad es mucho más compleja e interesante que eso. Una historia llena de giros que lo sorprenderán una y otra vez.

Para terminar con mi pequeña selección les quiero recomendar también La tarde repentina. Una historia en la que un hombre que se encuentra solo en casa, ya que su mujer y su hijo están de vacaciones, y empieza a sufrir unos fuertes dolores de cabeza. Esos episodios pudiesen pasar desapercibidos si luego de padecerlos nuestro protagonista no empezase a experimentar recuerdos tan vividos como falsos. O para ser más exactos, no falsos sino ajenos. Desesperación, asesinato y transferencias corporales. Una pequeña joya.

«El alma, como cualquier criatura de piel blanda, se aferra a cualquier caparazón que pueda encontrar. Romper ese caparazón es la única manera de obligarla a pasar a uno nuevo…».

Me quedan muchísimos relatos por comentar, desde los que hablan de esculturas sónicas, o de hombres recién casados que van rejuveneciendo sin parar. De cazadores de tumbas del futuro que roban grabaciones digitales que permitirían revivir a los que conservaron así sus recuerdos. De contactos alienígenas que parecen mentira pero que puede que sean reales. O de condenas en las que el acusado no sabe en qué momento será ejecutado y debe vivir temiendo que llegue ese instante. De un mundo tan lleno de publicidad subliminal que es imposible parar de consumir. El autor explora temas como la soledad, la locura, la entropía o el cambio, y lo mejor es adentrarse en Relatos, 1 sin saber demasiado y dejarse sorprender una y otra vez. Como una buena caja de bombones, lo ideal es ir saboreando los cuentos con calma y maravillándose con la capacidad de J. G. Ballard para crear futuros que en algunos casos ya son nuestro presente.

¿Han leído Relatos 1? ¿Les llama la atención?