Nada me alegra más que poder recomendarles durante el #LeoAutorasOct la continuación de uno de mis libros favoritos de este año: Hacia las estrellas. Gracias a Oz Editorial y a la cuidada traducción de Aitana Vega la espera fue realmente corta y ya podemos encontrar en librerías El destino celeste, de Mary Robinette Kowal, el segundo libro en la fabulosa serie La Astronauta.
“Dado que las mujeres habían entrado en el cuerpo de astronautas gracias a nuestras habilidades como calculadoras, era complicado conseguir que nos dejasen ocupar otros puestos”.
La serie La Astronauta nos presenta un pasado ucrónico en el cual, el impacto de un meteorito en los alrededores de Washington D. C. en la década de los cincuenta desencadena una serie de cambios en el clima de la Tierra que podría llevar a la humanidad a la extinción. Por ese motivo se crea una Coalición Espacial Internacional en el que los diferentes países trabajan de manera conjunta para llevar a los seres humanos a buscar un nuevo hogar entre las estrellas. En el primer libro Hacia las estrellas (del que pueden leer mi reseña aquí) se nos muestra los pasos iniciales de esa nueva y alternativa carrera espacial.
En esta novela nos reencontraremos con nuestra protagonista, Elma York, tres años después del final del libro uno. Cuando ya la colonia en la Luna es una realidad, la Coalición Espacial Internacional debe dar un paso más y realizar la primera misión tripulada a Marte, para establecer en el planeta rojo el que será un nuevo hogar para los humanos. Una misión de vital importancia y de la que depende, quizás, la supervivencia de toda la especie. Aunque es un proyecto vital, presenta muchos desafíos e incluso aún más detractores.
“—Si la temperatura sigue subiendo como los meteorólogos esperan que haga, todos estaremos en peligro, a menos que nos hayamos establecido en otros planetas”.
Muchas personas creen que destinar grandes cantidades de dinero en establecer colonias en el espacio es una pérdida de recursos. Ellos preferirían que ese dinero se invirtiera en tratar de asegurar que la vida en la Tierra siga siendo viable. Por esa razón surge un movimiento llamado «tierraprimeritas» que se irá volviendo cada vez más numeroso y peligroso, porque defienden una idea que quizás no está muy alejada de la realidad: «El programa espacial está destinado para las élites y todos los demás serán dejados atrás».
Aunque Elma como astronauta sabe que el establecimiento de las colonias tiene que ser una prioridad, o no tendrán tiempo luego para desarrollar las infraestructuras necesarias para llevar a los humanos al espacio si no queda otra alternativa, también conoce de primera mano la poca diversidad que hay entre los astronautas y como el racismo y el sexismo aún no ha desparecido de la CAI. Ella misma tuvo que luchar muy duro para que las mujeres fueran primero incluidas en el programa espacial y luego, para que se las tomase en serio. Pero ahora se enfrenta a aquellos que creen que no todos merecen viajar al espacio.
“Pensé en Roy y en sus amigos y en que el espacio solo sería para un cierto porcentaje de la población. Mucha gente se quedaría atrás por pura necesidad. Sería como un programa de eugenesia autoseleccionado”.
Después de vivir durante los tres últimos años la mitad del tiempo en la Luna, realizando un trabajo que ya siente como rutinario, a Elma se le presenta la oportunidad de formar parte de la primera misión a Marte. Pero no solo tendrá que luchar para estar al mismo nivel de entrenamiento y conocimientos que sus compañeros que ya llevaban más de un año preparándose para viajar, sino que se debe enfrentar de nuevo a ser «la mujer astronauta», la cara visible de un proyecto que necesita cada vez más tener una buena imagen pública, pues de ello depende su financiación y, por consiguiente, su viabilidad.
Elma deberá demostrar una vez más su valía ante unos compañeros que ven su inclusión en la misión como un mero acto publicitario, mientras lidia con las dudas de todo aquello que tiene que sacrificar para poder participar: la posibilidad de tener hijos o incluso la relación con su marido. Si analizamos que el viaje de ida y vuelta a Marte les tomará a nuestros personajes unos tres años en total y contaremos con dos naves tripuladas y una tercera sin tripulación, hay mucho a tener en cuenta e infinidad de cosas que podrían salir mal. Aunque la primera parte del libro es de igual manera interesante, Mary Robinette Kowal logra que cuando nos encontremos entre las estrellas y nos enfrentemos al espacio con sus prodigios y peligros, leer sea simplemente fascinante.
“No importa cuántas caminatas espaciales haga, las estrellas nunca dejarán de maravillarme. Con el negro infinito como telón de fondo, ardían. Nuestra nave era la única interrupción, bruñida de oro y plata por el sol”.
La humanidad en peligro, el espacio como un nuevo hogar, viajes entre las estrellas, conspiraciones, disturbios, racismo, injusticias, amistad, sacrificios… El destino celeste, de Mary Robinette Kowal, es un libro adictivo y asombroso. Uno que nos permite reunirnos con una protagonista que tiene que enfrentarse a decisiones difíciles, y que poco a poco va ganándose un lugar entre un grupo de compañeros que en un primer momento era hostil. Yo me he quedado con muchas ganas de leer el tercer libro porque tanto el universo que nos presenta Kowal como sus habitantes son increíbles. Si están buscando un libro de ciencia ficción que sea impactante y esté repleto de crítica social, tienen que darle una oportunidad.
¿Han leído El destino celeste? ¿Les llama la atención?
No hay comentarios :
Publicar un comentario