Reseña: Éramos mentirosos

Autora: E. Lockhart.
Título: Éramos mentirosos.
Traducción: Montserrat Batista Pegueroles.
Editorial: Salamandra.
ISBN: 9788416555000.
Páginas: 288.
Precio: 14,50 €

Sinopsis:

Una isla privada. Una ilustre y conocida familia de Nueva Inglaterra. Un grupo de cuatro amigos —los Mentirosos— cuya amistad se vuelve destructiva. Una rebelión. Un accidente. Un secreto. Mentiras y más mentiras. Amor verdadero. Y, por fin, la verdad.

Ésta es la bellísima y terrible historia de una familia perfecta que se sostiene sobre pilares de peligrosa fragilidad. A lo largo del relato se van desvelando las piezas de un rompecabezas que formarán un mosaico de personajes fascinante, donde los prejuicios y el egoísmo son los peores enemigos de la armonía y la felicidad.

Opinión personal:

Narradores no fiables, cómo disfruto con sus historias. Saber de antemano o descubrir en algún punto que no todo lo que lees es verdad, o al menos no lo es por completo, hace la experiencia aún más interesante y en Éramos mentirosos encontraremos el tipo de novela en la que no puedes dar nada por sentado.

“Bienvenidos a la hermosa familia Sinclair. Aquí no tenemos delincuentes. No tenemos adictos. No tenemos fracasados”.

Éramos mentirosos inicia presentándonos a los Sinclair, una familia perfecta en apariencias, donde todos son atléticos, altos, blancos y guapos; demócratas adinerados que durante el verano viven en una isla privada frente a la costa de Massachusetts, en cuatro mansiones, tres de ellas destinadas a cada una de las hijas del matrimonio Sinclair y sus hijos y otra para el patriarca y su esposa: Harry Sinclair y Tipper Taft. 

Nuestra narradora es Candence, una chica de casi dieciocho años que antes era rubia pero ahora lleva el cabello teñido de negro, era guapa pero ahora luce enferma. Todo esto, gracias a que sufrió un accidente en el verano en que tenía quince años y su vida no volvió a ser la misma. 

Candence como hija de la menor de las Sinclair, Penny, pasaba cada verano en la Beechwood, la isla privada de la familia y allí compartía juegos y aventuras con los dos primos de su edad: Johnny y Mirren, e ignoraba a los más pequeños, hasta que en el verano en el que tenían ocho años llegó otro chico contemporáneo a la isla: Gat, y su llegada transformó al grupo en “los mentirosos” verdaderos amigos y compañeros de travesuras, verano, tras verano.

Gat no es un Sinclair, es el sobrino del nuevo novio de Carrie la tía mayor de Candence, quien lo invita en principio a la isla pues acaba de perder a su padre y quería que el chico tuviese un poco de diversión y a su vez compañía.

“Haz lo que temas hacer”.

Es fácil imaginar que tras pasar tantos veranos juntos, el amor surgiese en medio de los mentirosos, pero dentro de lo que parece una familia perfecta ninguna cosa será fácil, pues nada está más lejos de la realidad que esa imagen de perfección. Envidias, prejuicios, ambiciones, secretos y más secretos harán todo muy complicado. 

Candence tienen lagunas sobre lo que realmente pasó la noche del terrible accidente que la condenó a sufrir de fuertes migrañas, que no le permiten llevar una vida normal, tratar de descubrir qué pasó realmente esa noche se convierte en el mayor anhelo de Cady y nosotros nos veremos inmersos es su búsqueda para conocer lo que ocurrió.

Dividido en cinco partes y contado en capítulos cortos, la narración mantiene la atención y las expectativas. Además, la autora incluye un recurso que me fascinó, nos cuenta parte de la historia del abuelo de Candence y de sus hijas como si fuese un cuento de hadas, al mejor estilo de “Érase una vez un rey que tenía tres hermosas hijas” lo que nos permite ver cómo funciona de verdad las relaciones de la familia, aunque se cuente a través de metáforas. Me pareció ingenioso y fabuloso.

Al leer el libro, puede que yo intuyese muy pronto la sorpresa final, y por eso lo disfruté un poco menos, pero admiro que la autora jugase tan bien con los lectores y aunque descubras parte de la verdad, los motivos reales te dejarán igualmente perplejo.

Ambición, celos, envidias, consumismo, una falsa relación con la realidad, Éramos mentirosos nos recuerda que no todo lo que brilla es oro, que las relaciones pueden ser destructivas, que no existen cosas como las familias perfectas, que los actos realizados por impulso pueden conllevar consecuencias fatales, que los privilegios pueden ser la peor de las trampas y que en definitiva, nada es lo que parece.

 ¿Han leído Éramos mentirosos? ¿Les llama la atención?

Gracias por el ejemplar a Boolino.