In the Nevernever: Linghun, de Ai Jiang

Linghun, de Ai Jiang

04 abril 2024

 


Todo el que haya experimentado el dolor de la pérdida sabe que el duelo puede llevarnos a lugares muy oscuros. ¿Qué estarían dispuestos a hacer para volver a contactar con alguien que murió? Imaginen que existe un lugar en el que si dejas toda tu vida detrás puedes contactar nuevamente con tus seres queridos fallecidos. Un pueblo lleno de casas embrujadas en las que sus moradores pueden contactar con sus muertos. Hogares que son tan codiciados que hay competición feroz con el objetivo de ser los habitantes de uno de ellos. Hoy quiero hablarles de Linghun, de Ai Jiang. Una novela corta muy potente que trata temas como los lazos familiares, la no aceptación de la muerte, el dolor y la inmigración.

«Madre y Padre a menudo intentan convencerme de que ellos no son tan tradicionales como sus progenitores; sin embargo, adoraban a mi hermano, el primogénito, y a menudo se olvidaban de mí. Aún lo hacen, aunque él ya no esté».

El libro cuenta con tres narradores principales, la primera de ellos es Wenqi, una adolescente que está por terminar el instituto y ve cómo su madre y su padre la arrancan de su vida en Inglaterra con el objetivo de llevarla a HOGAR. Realmente ella y su familia son de Fuzhou, una ciudad de China, pero tras la muerte de su hermano mayor, cuando solo era un niño de seis años, se mudaron por primera vez, tratando de dejar el dolor detrás. Pero una década más tarde ese nuevo comienzo no fue tal, al menos no para su madre. Por lo que ahora que consiguieron una de las anheladas casa de HOGAR dejan nuevamente todo detrás, no para empezar de nuevo, sino para vivir junto al fantasma de su hermano muerto.

Ya que en HOGAR, todas las casas están encantadas. Al empezar a vivir allí los habitantes pueden volver a ver y oír a sus muertos tal y como eran en vida. Solo hay que tener un poco de paciencia, colocar los objetos y las fotos de los difuntos y esperar a que decidan aparecer allí, en esos hogares que terminan por convertirse en mausoleos no solo para los muertos que regresan, sino también para los vivos que son incapaces de superar el duelo. Que cortan todos sus lazos con el mundo real con el propósito de vivir recluidos esperando a que sus seres queridos los acompañen una vez más.

«Este pueblo venera a los muertos, pero no respeta a los vivos».

Son tantas las personas que quieren encontrar casa en HOGAR que los jardines están llenos de «rezagados», familias completas que están esperando que alguna de las viviendas se desocupen para ser los primeros que puedan comprarlas. Ya que lo más común es que cuando alguien decide irse de exclusivo lugar su casa salga a subasta, pero no es exactamente la clase de puja que se pueden imaginar, es algo mucho más retorcido. Precisamente nuestro segundo narrador es un rezagado: Liam. Un adolescente que junto a su padre y su madre viven en las calles del pueblo. Justo en el jardín que está muy cerca de la casa de Wenqi. Y aunque en un primer momento no hablen, nuestros protagonistas terminarán por establecer una amistad en ese instituto totalmente desfasado que parece anclado en el tiempo.

Nuestra última narradora es La Señora. Una mujer mayor que es la vecina de enfrente de Wenqi. Una anciana que parece que habita la única casa que no está embrujada en HOGAR y que nadie parece conocer muy bien. Rodeada por todo tipo de rumores, como que por ejemplo, que asesinó a su marido y que los fantasmas de las otras casas están allí por ella. Descubrir su verdadera historia es de los aspectos que más disfruté y que más me hizo sufrir del libro. No les digo nada más para que lo descubran al leer.

«Me pregunto cuánto tiempo llevan intentando dar sentido a la muerte. Me pregunto cuántos ya lo han hecho, pero los mantienen aquí unos padres que no lo han conseguido, igual que mis padres hacen conmigo».

Al libro además de un increíble prologó de Yi Izzy Yu, y unas notas realmente interesantes y enriquecedoras de la autora tituladas Unas palabras sobre los Di Fu Ling y la muerte, le acompañas dos cuentos: Yŏngshí y Balancín. El primero está protagonizado por un enigmático Dador de Tiempo. En el segundo nos trasladaremos al inframundo chino, donde nuestra protagonista irá reviviendo su doloroso pasado. Los dos son realmente maravillosos. Me gustaría resaltar también lo espectacular de la cubierta que José Antonio Ávila creó para la novela. La traducción de José Ángel de Dios el posfacio de Antonio José Márquez Ruda.

Fantasmas, lazos familiares, pérdida, dolor, comunicación, inmigración… Linghun, de Ai Jiang es una lectura de las que no se olvidan. Que no solo habla de la pérdida y lo doloroso que puede ser no aceptar la muerte, sino también de cómo de alguna manera la inmigración es la muerte de una parte de nosotros mismos. De todos esos futuros perdidos al dejar el que fue nuestro hogar. Que también pone foco en la especulación inmobiliaria y lo inaccesible que es ahora acceder a un hogar (esté embrujado o no). Que nos habla de lo complicadas que pueden llegar a ser las relaciones familiares. De lo vital que es la comunicación. La autora trata tantos temas que es imposible nombrarlos todos, pero les aseguro que los sorprenderá una y otra vez. Y que puede que terminen con el corazón un poco roto como yo, pero valdrá la pena. Si están buscando una historia de fantasmas y casas encantadas diferentes, tienen que darle una oportunidad.

¿Han leído Linghun? ¿Les llama la atención?

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