Todos hemos disfrutado de las películas o series con niños y jóvenes que juegan a detectives y resuelven misterios. Pero ¿qué ocurriría si el futuro de esos chiquillos tras resolver un caso se volviese un infierno? ¿Cómo podría cambiar su vida si lo que parecía solo un estafador más disfrazándose para aterrorizar a un pueblo escondiera un secreto aterrador y mortal? Hoy me gustaría recomendarles Meddling Kids, de Edgar Cantero, una divertida novela que logra mezclar el desenfado de las aventuras de Scooby Doo con los horrores cósmicos de H. P. Lovecraft.
“¿Te daría miedo regresar al lugar donde pasaste los mejores momentos de tu vida si realmente hubiéramos atrapado al malo?”.
Esta es la historia de Andy, Kerri, Nate y Peter, un grupo de amigos que, cuando eran adolescentes se hacían llamar el «Club de Detectives de Verano de Blyton». Chicos que pasaban las vacaciones en una pequeña localidad (sí, Blyton como el apellido de la famosa autora de las aventuras de Los Cinco) y que durante el verano de 1977 lograron capturar al monstruo del lago Sleepy: un hombre disfrazado de salamandra gigante que simuló que la vieja mansión de la familia Deboën estaba encantada, para aprovechar y robar el oro que todos creían que se encontraba allí escondido.
Ahora, trece años más tarde, la que fue la última misión del club de detectives sigue afectando la vida de sus protagonistas. Kerri, que era el cerebro del grupo, es poco más que una alcohólica funcional que vive en Nueva York junto a su perro Tim, un weimaraner descendiente del miembro canino original del club. Andy es una exmilitar que escapó de la justicia tras tener problemas de control de la ira. Nate es un fanático de los libros de terror que se encuentra recluido en un manicomio en Arkham. Mientras Peter, que se convirtió en actor, lleva un par de años muerto, pero ello no impide que se siga comunicando con Nate.
“—Has visto símbolos como este antes. Has estado allí. Hay cosas viviendo en el fondo de ese lago y debajo de las colinas. Cosas antiguas y corruptas a las que sus crueles dioses no les otorgan el don de la muerte”.
Cuando el hombre al que desenmascararon como el monstruo del lago Sleepy sale de prisión, Andy decide que es hora de reunir al grupo para volver a Blyton y a la mansión Deboën. Quiere descubrir qué ocurrió realmente esa noche que marcó sus vidas para siempre y los dejó destrozados. Porque lo que vieron y escucharon fue algo más que los intentos de un ladrón que buscaba el oro de las minas. Los extraños símbolos, las criaturas y hasta los arcanos libros que encontraron en la abandonada mansión eran algo más que atrezo, como entonces decidieron creer, porque era lo más sencillo, la respuesta más racional.
Así, ese regreso al pueblo donde pasaban sus veranos los llevará a explorar el lago Sleepy y sus muchas leyendas, las minas de oro con sus subterráneas cavernas y la ruinosa mansión que esconde oscuros y aterradores secretos. Porque, aunque nuestros protagonistas llegan buscando explicaciones racionales que les permitan rehacer sus vidas y dejar las pesadillas atrás, puede que lo que descubran los lleve más cerca de la locura y al fin del mundo.
“Solo puedo pensar en una persona más peligrosa que un hombre que lee el Necronomicón y sabe lo que está haciendo: alguien que lee ese maldito libro sin tener ni idea en absoluto”.
Un grupo de amigos, mansiones encantadas, misterios, nigromantes, horrores cósmicos, el fin del mundo… Meddling Kids, de Edgar Cantero, es un libro repleto de aventuras que además de estar lleno de referencias de la cultura pop, nos trae mucho humor, amor y amistad. Todo ello mientras usa el terror de H. P. Lovecraft para darle un perturbador giro a las historias de jóvenes detectives que todos conocemos. Mención especial merece tanto la excelente traducción de Christian Rodríguez como la espectacular ilustración de la cubierta obra de Fran Mariscal Mancilla. Si están buscando un libro divertido, repleto de acción y que amplíe el panteón de los Mitos de Cthulhu tienen que darle una oportunidad.
¿Han leído Meddling Kids? ¿Les llama la atención?
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