¿Qué pasaría si de manera repentina toda la humanidad desapareciera? ¿Cómo sería tu vida si fueses el último astrónomo en el Ártico? ¿Qué ocurriría si eres una astronauta en una misión en el espacio y de la noche a la mañana perdieses toda comunicación con la Tierra, el planeta al que ansías volver? Hoy quiero recomendarles El cielo de medianoche, de Lily Brooks-Dalton, una novela maravillosa ambientada en un mundo que se termina pero que nos recuerda que, incluso en esas circunstancias, vale la pena vivir en él.
“No era el éxito lo que anhelaba, ni siquiera la fama, sino hacer historia: quería abrir el universo como una sandía madura y ordenar el confuso amasijo de semillas ante la mirada de sus atónitos colegas… Quería que lo recordaran”.
Esta es la historia de Agustine, Augie, un hombre de 78 años que ha dedicado su vida al estudio del cielo. Un astrónomo que se encontraba trabajando en una estación en el Ártico cuando llegaron para desalojarlo tanto a él como a sus colegas porque no era seguro permanecer allí. Pero, aunque todos sus compañeros abandonaron el observatorio ante la amenaza de una guerra de la que no sabían nada por su aislamiento, Augie decidió quedarse, aun cuando al perder ese vuelo quedaría completamente solo y sin posibilidades de volver a la civilización.
Al momento de tomar la decisión de permanecer en el Ártico, Augie es un hombre que básicamente se había resignado a morir en ese aislamiento que, de alguna manera, había sido una constante durante toda su vida. Pero al encontrar a Iris, una niña pequeña y poco habladora abandonada en el observatorio, se da cuenta de que, aunque su vida esté acabada, si quiere que la chiquilla tenga alguna oportunidad de sobrevivir a lo que sea que ha ocurrido con la humanidad, debe intentar contactar con alguien. No todos pueden haber desaparecido, ¿o quizás sí? La radio será su aliada en esta pequeña cruzada y encontrar la manera de comunicarse con el exterior su principal misión.
“El mundo fuera del observatorio estaba en silencio, pero el universo no”.
Esta también es la historia de Sully, una astronauta que se encontraba en la misión espacial Aether cuando perdieron todo el contacto con la Tierra. Y aunque en un primer momento, tanto ella como sus compañeros de la nave creían que se debía a un problema en sus equipos de comunicación, al descubrir que no tenían dificultades técnicas, sino que parecía que no hay nadie en la Tierra que pudiese responder, inician la búsqueda desesperada de cualquier respuesta. De alguna persona que les explique qué pudo ocurrir para dejar a todo el planeta sin ningún tipo de señales.
¿Es seguro volver a la Tierra sin saber qué ha sucedido? ¿Ha desaparecido toda la civilización sin previo aviso y sin dejar rastro? ¿Qué pasó con todas aquellas personas que dejaron atrás al empezar la misión que los llevó hasta Júpiter? ¿Puedes mantener la rutina en una nave si no sabes qué te espera al llegar al hogar o si es siquiera posible regresar a la Tierra? ¿Qué tipo de vida les aguardaba si lograsen volver? Estas preguntas y muchas más serán las que se plantee Sully mientras pasan meses en el espacio tratando de contactar con alguien en la Tierra que les dé respuestas.
“Siempre había estirado el cuello hacia el cielo, ignorando los increíbles paisajes que le ofrecía la Tierra… Cuando pensaba en todo el tiempo que había vivido, le parecía increíble haber experimentado tan pocas cosas”.
Iremos intercambiando entre capítulos narrados por Augie en el Ártico y los relatados por Sully desde el espacio, y debo decir que ir descubriendo el presente de nuestros protagonistas es fascinante, al igual que ir desentrañando su pasado. Las decisiones que los llevaron a estar cada uno viviendo el fin del mundo, o al menos de la civilización, desde sus respectivos y aislados escenarios. Debo decir que son pasados tristes, y que en más de una ocasión te hacen sentir no poca antipatía por uno de nuestros protagonistas, pero es mejor que lo averigüen las razones por ustedes mismos. La traducción de Carles Andreu es excelente y deberían aprovechar para leer el libro antes de que llegue a Netflix el próximo 23 de diciembre la adaptación que dirige y protagoniza George Clooney. (Pueden ver el tráiler de la película aquí)
El fin del mundo, soledad, aislamiento, futilidad, la búsqueda de conexiones… El cielo de medianoche, de Lily Brooks-Dalton, es una novela que he disfrutado de principio a fin. Una historia de personajes que más que respuestas nos da preguntas y nos hace plantearnos cómo pueden cambiar nuestras prioridades ante lo desconocido. Cómo aquello que creemos valioso, importante o esencial puede convertirse en nada. Una obra que nos invita a reflexionar sobre la manera en el que las cosas que damos por sentadas pueden desaparecer, y qué es lo que verdaderamente importa cuando eso ocurre. Aunque nos hable del fin de la civilización, la novela tiene un mensaje esperanzador que deberían descubrir. Yo cerré el libro con una sonrisa y una reconfortante sensación de calidez tras leer esos párrafos finales. Creo que a ustedes les pasará lo mismo si se animan y le dan una oportunidad.
¿Han leído El cielo de medianoche? ¿Les llama la atención?
Pues no me importaría leerlo =)
ResponderEliminarBesotes
Es una historia preciosa, perfecta para estos días de frío. ¡Lo recomiendo muchísimo!
EliminarBesos
Hola! que libro diferente en cuanto a temática!! Saludosbuhos y gracias veré si se me cruza en algún momento.
ResponderEliminarEl libro nos habla del fin del mundo pero con un enfoque diferente, es muy recomendable. ¡A mi me encantó!
EliminarSaludos y gracias por pasarte y comentar.