In the Nevernever: Espacios salvajes, de S. L. Coney

Espacios salvajes, de S. L. Coney

21 octubre 2024

 


¿Qué pasaría si tu idílica vida de la noche a la mañana empieza a cambiar? Si eres un niño de once años que vive muy feliz y tranquilo junto a sus padres y tu perro Teach en un sitio que parece mágico, pero la llegada de tu abuelo hace que todo a tu alrededor comience lentamente a transformarse. Si la presencia del padre de tu madre rompe el equilibrio de tu pequeña familia que de repente se llena de sombras. Si empiezas a cambiar sin que lo puedas evitar. Hoy para el #LeoAutorasOct quiero recomendarles Espacios salvajes, de S. L. Coney. Una novela corta repleta de secretos y de monstruos, aunque quizás no del tipo que están esperando.

«El perro aparece en la casa verde menta al borde del bosque un mes antes de que llegue el monstruo, con el pelaje tan brillante como un penique nuevo de cobre».

Una de las particularidades del libro es que sus protagonistas no tienen nombre. De hecho, el único personaje que tiene nombre propio en esta historia es el perro, al que el niño llama Teach y que llega a su hogar un mes antes de que su vida se transforme para siempre. Nuestro personaje principal es un chico, un niño de once años que vive junto a tu padre y su madre en Carolina del Sur. En una casa verde menta que está a los límites del bosque y muy cerca del mar. Un sitio mágico que le encanta explorar y en el que hay una misteriosa cueva a la que sus padres le tienen prohibido entrar.

La tranquila existencia del chico cambia de la noche a la mañana con la llegada de su abuelo. Un hombre al que ni él ni su padre habían visto nunca. Que aparece un día y se instala en su casa, haciendo que lo al principio solo es algo un poco incómodo, va creciendo hasta que hace que la convivencia se transforme por completo. Porque no es solo que el abuelo se instale en su sala y no sepan cuándo se irá, sino que el anciano empieza a mirar al niño como esperando algo, algo que ansía. Mientras que su madre se comienza a distanciar del jovencito como si ella temiera una cosa de la que él no sabe nada.
«La casa cambia. La almohada y la manta del abuelo siempre están dobladas en el sofá, donde ya no hay sitio para que todos se sienten juntos…
Pero la casa no es lo único que cambia.
Las sombras se mudan junto con su abuelo. Siguen al padre como si fueran su doble y anidan bajo los ojos de su madre. Ella se vuelve más delgada, pálida. Deja de sonreír. Su padre permanece callado, distraído, mientras su esposa desaparece».
Es impresionante la manera en la que la narración nos va mostrando paso a paso la desintegración de una familia. Seremos testigos de como lo que era un entorno feliz y seguro (con un padre historiador que amaba las excursiones familiares y una madre cariñosa que siempre contaba y escribía historias de piratas) se va transformando en un hogar lleno de secretos. Uno en el que el chico no puede hacer otra cosa que ver cómo se va quedando solo (aunque Teach es compañero fiel y el mejor amigo que cualquiera pueda tener). 

Con el chico temiendo los extraños cambios que empieza a sentir en su cuerpo, donde quizás no todo funcione como debería. La tensión no hace sino aumentar a medida que avanzamos. Aunque estamos esperando en todo momento que algo malo ocurra ni así podemos estar preparados para lo que nos espera. Porque quizás una grieta es lo único que hace falta para que una tormenta arrase con todo.
«Y el chico se da cuenta, al fin, del problema con la sonrisa del abuelo. Cuando él sonríe, nadie más lo hace».
Monstruos, secretos, traumas generacionales, familias felices y familias rotas… Espacios salvajes, de S. L. Coney es una novela muy dura aunque en un principio parece luminosa. Le autore nos da una historia de madurez desgarradora. Una en la que presenciaremos la destrucción de una familia, una que era feliz hasta que el pasado regrese para desestabilizarla. Únicamente conseguimos saber lo que sabe el chico, pero podemos intuir parte de los secretos y horrores que sus padres le quieren ocultar. Así que no es solo lo que está escrito lo que es aterrador, también lo que no se pone en la página y solo alcanzamos a imaginar. Es una historia con toques de horror cósmico escrita de manera hermosa. Que nos llega con la cuidada traducción de Carla Bataller Estruch y una cubierta hecha con un recortable artesanal de Ainara Tavárez que es asombroso. Si desean descubrir una novela corta de crecimiento llena de monstruos tienen que darle una oportunidad.

¿Han leído Espacios salvajes? ¿Les llama la atención?

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