No se me ocurre mejor modo de retomar el blog, después de una ausencia inesperada (pero más que justificada y necesaria para mí), que con un libro que ha resultado inspirador hasta niveles insospechados, mi primera lectura para el #LeoAutorasOct. Me refiero a Solterona de Kate Bolick, subtitulado como “La construcción de una vida propia” en el que la periodista norteamericana nos narra su vida y cómo fue descubriendo a las cinco mujeres que considera su inspiración y modelo, mujeres a las que llama sus «despertadoras», un término que toma prestado de Ediht Wharton, precisamente una de sus referentes.
“Naces, creces, te casas.
Pero… ¿y si no fuese así?
¿Y si una chica creciera igual que ellos, con el matrimonio como una idea abstracta y de futuro, algo sobre lo que pensar cuando sea adulta, que podría hacer o no hacer?
¿Qué pasaría?”
Solterona es una palabra que puede llegar a ser aterradora si eres mujer y aún no estás casada, mientras que los hombres en la misma situación son solteros de oro y se considera simplemente que todavía no han sentado cabeza, a las mujeres se nos juzga y se nos dicen expresiones como “te vas a quedar a vestir santos” y otras igualmente despectivas son usadas con una frecuencia que puede llegar a ser desalentadora. Como mujer parece que tus opciones no son la de casarte o no, simplemente las preguntas que definen toda tu existencia se reducen a cuándo y con quién, aunque las repuestas como dice el libro sean nunca y nadie. A toda esta injusta situación se refiere Bolick, preguntándose qué pasaría si no fuese así, si los roles asignados a nuestro género no nos definiesen.
Nos habla del mismo modo sobre cómo la pérdida de su madre, cuando ella solo tenía veintitrés años la llevó, al principio de manera inconsciente y luego de forma deliberada, a buscar mujeres reales muertas con las que recrear esas conversaciones que ya no podía tener con ella. Así se fue acercando poco a poca a las obras que dejaron esas autoras y también a lo que otros escribieron de sus vidas.
“Nunca deja de sorprenderme la facilidad con que creemos conocernos cuando, en realidad, nos conocemos tan poco”.
Así fue conociendo a Edith Warthon, Maeve Breenan, Neith Boyce, Edna St. Vicent Millay y Charlotte Perkins Gilman; todas mujeres extraordinarias (casadas o no) cuya vida y obra fue marcando el camino tanto profesional como en el estilo de vida que la propia Kate Bolick adoptó por seguir. La primera de sus «despertadoras» es Maeve Breenan, la articulista, a la que encontró en The New Yorker gracias a un apartado acompañado por una fotografía extraordinaria que hablaba sobre la reedición de una recopilación de sus ensayos “Crónicas de Nueva York”, donde se reunían los artículos que ella había escrito para la revista bajo el seudónimo de señora Prolija, fue el tipo de descubrimiento que le llevó a decidir qué tipo de escritora quería ser.
“Maeve fue la primera mujer que leí que escribía sobre sí misma no en relación con alguien más… Se limitaba a pasear sola por Nueva York, observando. Su punto de vista era tan transparente y contenido como un cubito de hielo”.
La siguiente en su camino fue Neith Boyce, la columnista, quien en 1898 tenía una sección defendiendo la soltería llamada “La chica soltera”, en ella dejaba claro que la vida de soltera no es fácil ni está hecha para cualquiera, pero que según su punto de vista si se cultivaban unas cuantas cualidades y hábitos clave, podía ser la mejor opción. Cuando las mujeres pudieron tener acceso al trabajo bien pagado, y a la posibilidad de mantenerse a sí mismas, tuvieron la opción de postergar el matrimonio a una edad más tardía o de evitarlo por completo. Mujeres como Boyce fueron pioneras en la forma de ser mujeres en público, las que abrieron el camino a las de generaciones posteriores.
Edna St. Vicent, la poeta, y Edith Warthon, la novelista, así como Charlotte Perkins Gilman, la socióloga visionaria, también llegan a su vida en momentos claves, dejándole cada una de ellas diversas enseñanzas que le permitieron dar forma a su vida bajo sus propios términos, pues las obras de estas mujeres, así como la de otras tantas, le ayudó a tener una visión más amplia del tipo de cosas que quería y también de las que no en su mundo. Todo ello nos lo cuenta mientras nos relata su vida cotidiana, su trabajo como periodista free lance, lo que implicó mudarse a una ciudad como Nueva York, sus amores y desamores, incluso la época que pasó con depresión, porque nadie dijo que la vida es fácil, lo importante es que aprendamos a vivirla bajo nuestras propias condiciones.
“Necesitamos películas en las que las mujeres sean atractivas e interesantes y tengan una vida fantástica sin que por fuerza hayan de estar casadas”.
Es imposible resumir todas las diversas emociones que la lectura de Solterona despertó en mí. Aunque creo que es un libro que tiene varios niveles de lectura y en el que cada uno sacará sus propias conclusiones, lo que es seguro es que Kate Bolick logra que sintamos la necesidad de buscar a nuestras propias «despertadoras», mujeres que nos inspiren a encontrar nuestro camino, a que tengamos la clase de vida que deseamos llevar con sus alegrías y sus desafíos, a que tengamos una vida propia sin que palabras como soltera o casada nos definan.
¿Han leído Solterona? ¿Les llama la atención?
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