La plegaria de la calle, de Gareth Hanrahan

 

¿Qué ocurriría si fueses acusado de un crimen que no cometiste? ¿Qué estarías dispuesto a hacer para vengarte de las personas que te incriminaron? ¿Qué pasaría si en la ciudad que te vio nacer se está gestando una guerra mucho más antigua y peligrosa de lo que puedas imaginar? Hoy les quiero hablar de La plegaria de la calle, de Gareth Hanrahan. Una novela de fantasía sorprendente y con un mundo que derrocha imaginación. El primer libro de la saga El legado del hierro negro que se publica en español gracias al sello Gamon con la excelente traducción de David Tejera Expósito.

«Guerdon siempre ha sido un lugar en tensión consigo mismo, una ciudad construida sobre sus antiguas encarnaciones y que se niega a aceptarlas, una ciudad que se esfuerza por ocultar sus errores del pasado y mostrar al mundo un rostro del todo nuevo».

Esta es la historia de tres amigos muy diferentes: Cari, Rata y Spar. Cari, o Carillon, es una joven ladrona que, a pesar de haber nacido en Guerdon, huyó desde los doce años de la ciudad. Se dedicó a navegar como polizona, recorriendo el mundo y sobreviviendo como podía. Cuando se vio obligada a volver a la urbe solo quería juntar el dinero suficiente para alejarse de ese lugar que tanto odia. Hambrienta y sin hogar, se encontró con Rata, un joven ghoul. Los de su raza son seres subterráneos comedores de cadáveres y, a medida que envejecen, van ganando fuerza y magia. Fue él quien le presentó a Spar, un hombre de piedra. Un muchacho que sufre una terrible enfermedad que, aunque le hace tener una fuerza superior, va petrificando su piel y, a la larga, convertirá su cuerpo en una prisión de piedra que le impedirá moverse.

Nuestro particular trío ve cómo su vida se complica cuando reciben una misión del líder de la Hermandad de los ladrones. Lo que debería ser solo un pequeño robo en la Cámara Legislativa se transforma en un desastre de proporciones épicas en el momento en el que el edificio termina por estallar y unas misteriosas palabras aparecen en una de sus paredes: «NO SERÁ LA ÚLTIMA». Así, los tres amigos son acusados de un crimen que no cometieron y vengarse del líder de los ladrones que parece que los usó solo como un señuelo se convierte en su misión.

«Hay mucho más debajo de la ciudad de lo que sus habitantes pueden llegar a imaginar. Los que viven en la superficie son poco más que insectos que se arrastran por la piel».

Pero la propia ciudad, Guerdon, es otra de las protagonistas. La urbe que no ha parado de crecer, construyendo nuevos edificios sobre las ruinas de los anteriores, o dando un uso diferente a las antiguas edificaciones, es mucho más de lo que aparenta. No solo porque bajo la superficie hay un entramado de túneles que albergan trenes subterráneos y que es, además, el hogar de los ghoul así como de todo tipo de seres aterradores. Sino también porque en ese mundo creado por Gareth Hanrahan los dioses son mucho más que simples seres incorpóreos a los que rezar. Aquí, son entidades capaces de obrar verdaderos milagros. Por ejemplo: proveer abundantes cosechas o transformar a personas corrientes en Santos con tanto poder como para aniquilar a toda clase de criaturas. Santos que no siempre conservan su apariencia humana en el proceso.

Los dioses en ese universo varían de pueblo en pueblo y pueden adoptar diferentes formas. Algunos, para mantener su poder, necesitan de todo tipo de sacrificios por parte de sus adoradores. En Guerdon no ha llegado la terrible Guerra de los Dioses como sí ocurre en otros territorios. Por ahora, es solo una ciudad neutral que vende al mejor postor las letales armas creadas por los poderosos alquimistas. Pero eso puede cambiar si alguna de las deidades extranjeras decidiese atacarlos. De momento, es un puerto seguro al que no paran de llegar refugiados que huyen del horror del conflicto de los dioses, en el que los humanos son poco más que peones a los que sacrificar en la encarnizada contienda.

«El orgullo y la ambición son como el fuego: solo hay que alimentarlos un poco para que se propaguen».

Ya que los peligros que acechan en Guerdon no son pocos, nuestros protagonistas no solo deberán dedicarse a cumplir su venganza, sino que deben a su vez enfrentar también a una conspiración siniestra que puede acabar con todos. Cari no para de tener extrañas visiones y descubrir su origen les puede ayudar a controlarlas y así usarlas a su favor. Pero nada será fácil. Entre la Iglesia, los alquimistas, los ladrones y los legisladores se desatará también una guerra por el poder y control de la metrópolis. Un conflicto en el que nuestros protagonistas, sin poder evitarlo, se verán envueltos. Además, algo mucho más antiguo y peligroso quiere hacer también su aparición.

La novela está repleta de acción. Desde la primera página nos veremos arrastrados a un robo que sale mal y acompañaremos a los múltiples protagonistas mientras se enfrentan a toda clase de peligros: desde los letales hombres de sebo, seres creados por los alquimistas y que poseen una fuerza sobrehumana. Pasando por los Deshacedores, un horror imposible de definir que siembra muerte y destrucción a su paso. El mundo es tan rico y complejo que no para de crecer y maravillarnos. Además, todo lo relacionado con los dioses y sus santos es tan sorprendente que estoy ansiando leer más.

«No hay lugar en el mundo que esté lo bastante lejos para esconderse de todas las fuerzas que quieren verla muerta, o peor que muerta».

Dioses, conspiraciones, alquimistas, hechiceros, monstruos, guerra… La plegaria de la calle, de Gareth Hanrahan, es una novela de fantasía oscura fascinante y repleta de acción. Con un mundo complejo que no para de asombrarnos una y otra vez. Un libro lleno de intrigas y luchas por el poder. Con unos protagonistas a los que les tomas rápidamente cariño y con un elenco de personajes secundarios que me han encantado. Especialmente Eleadora y Aleena, nuestra querida santa mal hablada. Esta primera entrega de la saga El legado del hierro negro no podría haberme gustado más. Estoy deseando que llegue pronto su continuación. ¡Necesito más!

¿Han leído La plegaria de la calle? ¿Les llama la atención?