In the Nevernever: Joyride, de Jack Ketchum

Joyride, de Jack Ketchum

25 junio 2019


Los seres humanos podemos ser los artífices de grandes maravillas, así como también de los crímenes más atroces. El horror puede tomar tantas formas que parece que incluso tiene muchas más facetas que la bondad. Hoy quiero hablarles de una novela que nos lleva a recorrer ese lado oscuro. Joyride, de Jack Ketchum, es la perturbadora historia de una pareja que cree haber cometido el crimen perfecto, solo para descubrir que hubo un testigo: un joven que se encargará de convertir sus vidas en un violento infierno.

“Lo que le importaba era matar, no la muerte en sí”. 

Nuestros protagonistas son Carole Gardner y Lee Edwards, su amante. Una pareja que planifica el crimen perfecto para deshacerse del maltratador exmarido de ella. Un hombre adinerado, alcohólico, sádico y extremadamente violento que no duda en abusar una y otra vez de su exmujer tanto física como psicológicamente. Sin importar las denuncias o las órdenes de alejamiento. Un hombre que desde un principio sabemos que es despreciable, pero que no llegamos a descubrir hasta qué punto lo es sino más adelante en la narración. 


A pesar de toda la planificación, el crimen que cometen Carole y Lee tiene un testigo casual: Wayne Lock, un psicópata que aún no ha cometido ningún asesinato, pero que lleva toda su vida fantaseando con la idea de hacerlo y que incluso lleva consigo una libreta donde escribe todas las ofensas que cree sufrir. Todo podría haber acabado ahí si Lock hubiese llamado a la policía, pero reconoce a Lee como uno de los clientes que frecuentan el bar donde trabaja sirviendo copas, y decide averiguar su identidad, porque después de presenciar cómo acaban con una vida, desea que la pareja se transforme en sus amigos y cómplices. 

“A estas alturas ya sabía que tarde o temprano debía hablar con ellos; su vida, su felicidad y su cordura dependían de eso”. 

Así, de criminales a la espera de saber si el asesinato que cometieron puede pasar como un accidente, Carole y Lee se convierten en la presa de un psicópata que los arrastra para que sean testigos de una ola de atroces crímenes que irá perpetrando a placer y sin una aparente planificación mientras recorren New Hampshire dentro de un Volvo rojo. Un viaje en el que cualquiera que se cruce en su camino puede ser el receptor de una ira y una crueldad desmedida muy difícil de describir.

El encargado de investigar el caso será Joseph Rule, un teniente de la policía que conoce de antemano el caso de Carole Gardner, porque fue él quien tuvo que detener a Howard Gardner la última vez que violó la orden de alejamiento y por tanto es el agente a quien encargan hacer las primeras averiguaciones cuando el exmarido de Carole no se presenta el lunes a trabajar. Rule también está lidiando con sus propios demonios tras una separación reciente y este caso, por alguna razón, no hace más que recordarle a su propia exmujer, lo que transforma la investigación en algo personal. 

“Aquí estoy, amigos y vecinos.
El señor Desastre. El tipo que vive para volaros la tapa de los sesos. El tipo que os ama, que ama vuestra sangre y vuestros huesos.
Es la hora de la venganza.
Una jodida y sagrada buena hora. Que le ha llegado a todo el mundo”.

Una de las cosas que hace Ketchum para que cada nueva víctima sea algo más que un simple número en una cuenta violenta, es cambiar la perspectiva del narrador y transformar a los afectados en narradores pocos momentos antes de su muerte. Para que así tengamos una idea de cómo era su vida y su personalidad antes de que Wayne acabe de forma atroz con su existencia. Esto hace que aún sea mayor la aversión que sentimos cada vez por Wayne y sus métodos, que el horror sea aún más real y desgarrador.

En el epílogo que acompaña al libro, el autor nos explica nos explica que el psicópata protagonista, así como sus crímenes, están inspirados en dos asesinos en serie reales y que tomó la idea central o, como el mismo lo llama, la robó de La bestia humana de Émile Zola. Una novela en donde su protagonista también desea cometer un asesinato, pero nunca se ha atrevido y es testigo de una muerte y decide que quiere conocer a esas personas, pero que allí terminan las similitudes. Como siempre la edición del libro no puede ser mejor, con una excelente traducción de María Pérez de San Román y una espectacular portada obra de Rafael Martín Coronel.

“Era bastante posible que lo único que hubieran conseguido era convertir una situación horrible en otra inconmensurablemente peor de lo que podían haber imaginado”.

Creo que todo lo que les pueda decir de este libro será insuficiente para expresar la maestría que tiene Jack Ketchum para lograr que nos horroricemos de verdad. En más de una ocasión tuve que interrumpir la lectura y hacer una pausa antes de retomarla porque la tensión y la desesperación eran demasiado reales. Adentrarse en la mente de un psicópata como Wayne Lock es verdaderamente perturbador. Hay muchísima violencia, aunque el autor no se regodea en ella, incluso violencia sexual que se hace muy difícil de leer. Y mientras más conocemos el pasado de nuestros protagonistas, más profundo es nuestro desasosiego por su destino. Joyride, de Jack Ketchum, es un viaje duro y trepidante al lado más oscuro de la naturaleza humana, uno tan agobiante que te hace plantearte si es posible que exista la luz. Es lo primero que leo del autor y me ha dejado con ganas de más.

¿Han leído Joyride? ¿Les llama la atención?

2 comentarios :

  1. Uno de mis autores favoritos!!!

    Besotes

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    1. Yo no había tenido oportunidad de leerlo hasta ahora, el libro es impresionante. Tengo muchas ganas de leer más de sus libros, aunque no sé si estoy preparada XD
      Besos

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