No suelo leer muchas biografías, pero hay historias personales que sé que quiero descubrir. Vidas que me gustaría explorar más de cerca, porque hay personas extraordinarias a las que vale la pena conocer más a fondo y sir Terence David John Pratchett, "Terry" para los amigos y el mundo entero, es una de ellas. Por eso hoy quiero recomendarles: Terry Pratchett: una vida con notas al pie, de Rob Wilkins, oficialmente el libro con el que más he llorado en la vida (y no pequeñas lágrimas, eso fue solo al inicio, sino un llanto inconsolable en las últimas páginas, cuando se acerca y llega ese inevitable final para una existencia llena de escritura y buenas historias).
«Pero a continuación, ofrecido con toda humildad, tenéis mi retrato de él, construido a partir de mis propios recuerdos, de los recuerdos de Lyn y Rhianna, de los recuerdos de Dave Busby y Colin Smythe y muchos otros que lo conocieron bien y también de los recuerdos del propio Terry en la medida en que llegó a escribirlos o transmitírnoslos».
Puede que Terry Pratchett no necesite presentación, el autor de la famosísima serie del Mundodisco, con cuarenta y un libros publicados (sin contar con todas las novelas juveniles y las independientes que escribió a lo largo de su vida), y que llegó a vender en torno a los cien millones de libros que fueron publicados en 35 idiomas. Que escribía dos novelas a la vez (a veces incluso tres, mientras empezaba a idear ya una cuarta historia en la que trabajar luego). Quien, además, hacía dos giras anuales para firmar libros en Gran Bretaña durante horas y horas, a las que había que sumar presentaciones internacionales. Y que dedicaba también una parte de su apretada agenda a responder las cartas de sus fans, sacas enteras llenas de cartas.
Aunque Terry Pratchett empezó a trabajar en sus memorias, la biografía oficial que hoy podemos leer la escribió Rob Wilkins, el asistente personal del autor. Quien empezó a trabajar con él cuando tenía veintinueve años creyendo que era un trabajo que haría por poco tiempo, pero que continuó haciendo una década y media más tarde, hasta que murió el autor. Y que continúa haciéndolo incluso ahora, pues él es quien gestiona el legado literario de Pratchett junto a su familia. Un fanático del Mundodisco que no podía creer su suerte cuando empezó a trabajar con su autor favorito, y que se terminó por convertir en un apoyo cada vez mayor cuando un raro tipo de alzheimer fue acabando poco a poco con la capacidad de Pratchett de teclear sus propias historias, mientras seguía creándolas en su cabeza con una habilidad prodigiosa.
«Parece que descubrió a muy temprana edad que había cosas dentro de cosas, mundos dentro de los mundos, visibles del todo, casi tangibles y sin duda disponibles para la narrativa, solo con que uno se permitiera un poco de espacio y de tiempo para verlas».
El libro se encuentra dividido en dos partes, y en la primera de ellas conoceremos desde su infancia en Beaconsfield, en Buckinghamshire, donde nació en 1948 hasta que abandonó su trabajo con el fin de dedicarse a la escritura a tiempo completo cuando tenía unos treinta y ocho años. Cómo creció siendo hijo único y la manera en la que al nacer tres días más tarde de lo esperado hizo que odiase la impuntualidad. De pequeño, aunque era muy listo, tenía problemas para concentrarse lo que hizo que lo pusieran en el grupo de los malos alumnos y aunque el director de la escuela creía que Pratchett nunca llegaría a nada, el autor pasó toda su vida demostrando lo errado de sus suposiciones.
En esta primera parte, me emocioné mucho al descubrir cómo se hizo un entusiasta de la astronomía, pero sobre todo al ver cómo a los once años pasó de casi no leer (por placer, sin importar lo que su madre intentase para lograr que se hiciese lector, incluyendo los sobornos) a devorar libro tras libro después de que Donald Gibbons le regalase El viento en los sauces, de Kennet Grahame. Una novela que terminó de leer al día siguiente y cambió su percepción de la lectura para siempre. Y la manera en la Biblioteca de Beaconsfield se convirtió en su segundo hogar porque de niño tenía una misión: leer todo lo que existiera.
Así es cómo, a los trece años descubre gracias a una recomendación de alguien de la biblioteca de Beaconsfield “unos libros que podrían interesarle”: El Señor de los Anillos y terminó por devorar la trilogía completa en unas veintitrés o veinticinco horas más tarde (según sus cálculos). Solo para empezar luego a leerlos de nuevo. Unos seis años después, cuando Tolkien publicó en una novela corta El herrero de Wootton Mayor, el joven Pratchett le escribió una carta expresándole su gratitud. La sorpresa de Terry no pudo ser mayor cuando el autor le respondió con rapidez, y fue esa carta y la velocidad en la que llegó lo que le dio la impresión al futuro autor de que Tolkien no era una figura elevada o remota, sino un mortal accesible que respondía directamente a sus lectores. Algo que dejó una impresión muy duradera en él, quien haría lo mismo después con sus propios seguidores.
«Mi padre nació en Beaconsfield, pero Terry Pratchett, el autor, nació en la biblioteca de Beaconsfield».
Descubrí gracias al libro que publicó su primer relato en una revista importante con solo 15 años. Y luego de ello empieza a asistir a convenciones de ciencia ficción, y en una de ellas conoce al que sería su amigo por el resto de su vida: Dave Busby. También, como se hace periodista desde muy joven (con unos diecisiete años). Y que se casa con el amor de su vida cuando tiene veintidós años, una joven a la que vio por primera vez mientras viajaba en un tren y leía nada más y nada menos que El Señor de los Anillos, y a la que luego encuentra por casualidad en una fiesta. Así mismo veremos cómo publica su primera novela: Carpet People, y empieza una relación con el que sería su representante toda la vida: Colin Smythe.
De la misma manera exploraremos los cambios en sus trabajos, cómo se convierte en el hombre más feliz del mundo cuando nace su hija Rihanna en 1977, y la manera en que la afición de su padre a los videojuegos hace que ella se dedique a escribirlos al crecer. Más tarde llegará la publicación en 1983 de El color de la magia, el primer libro del Mundodisco, la serie que lo cambiaría TODO. Otra cosa que me encantó descubrir fue como nace su amistad con Neil Gaiman, con él que colaboraría para traernos el maravilloso Buenos presagios. Y quien fue el que le pidió a Terry que escribiese un libro sobre uno de sus personajes favoritos del Mundodisco hasta ese momento: la Muerte. La novela que se terminaría llamando Mort.
(Cubierta de Mort, Mai Mes 2021)
«Si juego bien las cartas, es posible que no vuelva a tener que trabajar ni un solo día de mi vida».
En la segunda parte del libro veremos la manera en que cambió la vida de Pratchett cuando decidió dejar su trabajo con la finalidad de dedicarse a tiempo completo a ser escritor. Y establece sus intensas rutinas para poder publicar dos libros al año, incluso tres. La manera en que fue creciendo el éxito de sus novelas año tras año, cómo se convirtió por más de una década en el autor más vendido de Gran Bretaña (puesto que tuvo que ceder en los 2000 a una aurora que quizás les suene: J. K. Rolling). Me pareció superinteresante descubrir lo difícil que fue lograr adaptaciones audiovisuales del Mundodisco, porque para el autor perder el control sobre su mundo y sus personajes le resultaba muy difícil. Hay tantas anécdotas interesantes que es imposible resumir por aquí pero que tienen que descubrir al leer la biografía.
(Cubierta de El color de la magia, Mai Mes 2021)
Luego llegará el temido diagnóstico, ese con el que un Pratchett de solo 59 años descubre que tiene atrofia cortical posterior, un tipo muy raro de alzhéimer que además de no tener cura, era una enfermedad degenerativa que poco a poco iba a ir minando su calidad de vida. Pero tras recibir la noticia decidió que haría todo lo posible por hacer las cosas a su manera y empezó por darle visibilidad y fondos a una enfermedad que los necesitaba. Por lo que invitó a un equipo de filmación a que lo siguiera durante un año en su despacho: la Capilla. Y dedicó los siete años que le quedaban, además de a visibilizar la enfermedad, a lo que más le gustaba: escribir libros, todos los que pudiese.
«Tenía una facilidad increíble para escribir esas historias, y le venían con una naturalidad pasmosa. Por eso fue tan horrible y tan doloroso, y tan duro de presenciar, cuando con el tiempo pasó a resultarle tan difícil».
El libro nos llega en español gracias a la excelente y cuidadosa traducción de Manu Viciano y con una espectacular cubierta ilustrada por Marina Vidal (quien está haciendo un trabajo alucinante al crear las cubiertas de las ediciones de los libros del Mundodisco que la editorial Mai Mes está publicando en catalán).
Si son fans del Mundodisco y de Terry Pratchett tienen que leer sin dudar Terry Pratchett: una vida con notas al pie, de Rob Wilkins, pero es que si no son fans del autor creo que deberían leer la biogafía igualmente. He aprendido tantas cosas sobre el escritor y su carácter, pero también acerca de la persona que había detrás de esas divertidas y maravillosas historias. Las convenciones, los premios, incluso cómo terminó por ser nombrado caballero. Es imposible no emocionarse por el camino, y sobre todo con su final, uno que llegó demasiado pronto y nos privó de las muchas historias que el autor no tuvo tiempo de contar. Pero estoy segura de que al igual que sus personajes y su mundo, Terry Pratchett será eterno. Mientras lo sigamos leyendo se mantendrá muy vivo.
¿Han leído Terry Pratchett: una vida con notas al pie? ¿Les llama la atención?
Se me han saltado las lágrimas leyendo la reseña, va a ser duro cuando lo lea
ResponderEliminarEs una biografía increíble, vale la pena todas las lagrimas la verdad. Yo nunca había llorado tanto con un libro. Se nota que está escrita desde el cariño y por una persona que lo conocía muy bien. Le di 5 estrellas porque Goodreads no deja poner más.
Eliminar¡Saludos!
Este lo tengo que leer sí o sí, me flipa el autor.
ResponderEliminarBesotes
Entonces seguro que lo amarás ♥ Es una biografía escrita con mucho cariño.
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