La armadura de la luz, de Javier Miró

Dice la leyenda que, de un acto de codicia, egoísmo y vanidad, nació La armadura de la Luz y también su contrapartida, La armadura de la Oscuridad; el bien y el mal en forma de armaduras, que unidas podían hacer de su portador la criatura más poderosa del mundo. Tal poder en las manos equivocadas… bueno, ya se pueden imaginar las consecuencias, o quizás no. Hoy quiero hablarles de La armadura de la luz, de Javier Miró, fantasía en estado puro.

“Cuentan las estrellas que, cuando el mundo era aún joven y la magia de la creación fluía libre por la profundidad de los océanos, nació Abinnayar, la primera ballena”

Esta es la historia de Iviqi y Jax, una ladrona y un mercenario que sobreviven en los caminos, un par de aventureros sin fortuna que vagan de reino en reino realizando todo tipo de trabajos, hasta que un día Iviqi roba a un grupo de viajeros en una carretera y encuentra entre sus posesiones una extraña espada a la que decide apodar “Destello”, algo que el mercenario considera absurdo, como muchas de las creencias de la joven, por ejemplo, su obsesión con la magia, o con la mítica orden de los Deallhem, cosas que para él son solo cuentos de críos.

Con la espada, dinero que gastar, ganas de aventuras y sin ningún destino, Iviqi encuentra un cartel anunciando que en la ciudad de Melay se celebrará pronto un torneo de artes Jhassai, un estilo de lucha legendario que implicaba magia y que prometía como premio nada más y nada menos que una poderosa armadura, y por ello decide encaminarse hacia allí sin importar las replicas de su compañero que preferiría visitar un lugar más discreto luego de cometer el robo y creyendo que el torneo seguramente fuese solo una estafa más.

“—¿Un torneo? —se burló él—. Pero ¿en qué piensas? ¿Te vas a meter ahora a caballero? Tú no estás en sus cabales, niña”.

Pero no serán los únicos que visitarán Melay, el torneo reunirá a todo tipo de personas que codician La armadura de la Luz porque conocen su verdadero poder, y también de diversos grupos organizados que, no solo desean el poder del objeto mágico, sino que conocedores de las leyendas, la quieren unir con La armadura de la Oscuridad, algo que se debe evitar a todo costa, pues pondría en peligro toda la creación.

A todo esto le tenemos que sumar que el dueño de la espada robada es un noble presumido e insoportable llamado Haslor, que no descansará hasta encontrar a Iviqi para recuperar lo que es suyo, sin importar que para ello deba arrastrar a su prometida Adaveia (quien es la única capaz de reconocer a la ladrona) por todas las calles de la ciudad portuaria. Él se niega a volver a su hogar sin antes vengarse, cueste lo que cueste y es una obsesión que solo irá incrementando.

Dividido en cinco partes, y con diferentes narradores que no solo incluirán a nuestro par de protagonistas, el libro se encuentra plagado de aventuras de lo más diversas, que van desde descubrimientos en una taberna hasta encargos imposibles, para tratar de resolver una de las múltiples conspiraciones que se llevan a cabo en una ciudad que esconde un objeto poderoso que todo el mundo codicia y será la anfitriona de un torneo para nada convencional. 

“Sed en todo momento precavida. Guardaos de los desconocidos. Confiad en poco o en ninguno”.

A nivel personal disfruté muchísimo más los capítulos narrados por Iviqi, porque sus ganas de aventuras, sus ansias de saber y su interés por lo desconocido me parecían mucho más interesantes que, por ejemplo, las narradas por Jax. Aunque su escepticismo con respecto a la magia ofrece un contra punto cómico a la novela, verlo quejarse continuamente, o incluso su actitud condescendiente y paternalista de los primeros capítulos donde espera que Iviqi siga sus indicaciones porque él es hombre y ella mujer, se me hicieron un poco pesados aunque sean intencionados.

Pero si hay un personaje que se gana el premio al más despreciable de todos es Haslor, para hacerles un resumen se refiere a Iviqi como “la Zorra” en todo el libro. Entiendo que es un arquetipo de todo lo que está mal en el mundo, desde creerse superior por ser de la nobleza hasta tratar con desprecio a todas las mujeres, principalmente a la que será su futura esposa. Sé que era un personaje necesario, simplemente hubiese preferido que no tuviese tanto protagonismo.

“Todo lo que ha ocurrido y todo lo que va a ocurrir, desde lo más majestuoso a lo más insignificante, está escrito en las estrellas”.

Pero no crean que todos los secundarios son tan infames, las amazonas son personajes fabulosos, el mentalista e incluso los Deallhem son todos asombros y misteriosos, cada uno a su manera. Además, el ritmo de la novela hace que quieras leer siempre un poco más, porque en todo momento hay alguna manipulación por descubrir, algún secreto por desvelar, incluso Miró juega con nosotros a sabiendas, retrasando darnos una información que ansiamos para hacernos sufrir un poco más (sí, me refiero al inicio de la cuarta parte, se le nota la mala intención, pero se lo perdonamos) 

Amazonas, mentalistas, magos, organizaciones secretas, semidioses, quimeras y hasta dragones, La armadura de la luz de Javier Miró, esconde todo tipo de aventuras y secretos, de manipuladores y manipulados, de descubrimientos y leyendas, de engaños y rituales. Todo ello en un sinfín de tramas y subtramas que se van hilando para contarnos una historia de fantasía épica más que interesante, con momentos muy divertidos y con un final cerrado, pero que deja una puerta abierta para que quizás en el futuro podamos seguir explorando ese mundo lleno de prodigios junto a Iviqi y Jax. 

¿Han leído La armadura de la luz? ¿Les llama la atención?